La Prensa Grafica

Cementerio covid-19 en Sonzacate, sin permisos

El Juzgado Ambiental de Santa Ana ordenó suspender los sepelios por covid-19 en el cementerio municipal de Sonzacate destinado para esa enfermedad, ubicado en la carretera que de Santa Ana conduce a Sonsonate.

- Beatriz Menjívar social@laprensagr­afica.com

El nuevo cementerio municipal de Sonzacate, un proyecto impulsado por el alcalde Héctor Orellana y su administra­ción saliente, debe ser clausurado, exigen los habitantes del Caserío Flores Tepas y del cantón El Almendro .

Lideresas comunitari­as conglomera­das en la Junta Directiva Voluntaria Pro Medio Ambiente detallaron que el camposanto fue habilitado por la municipali­dad en julio de 2020 sin contar con los permisos ambientale­s ni con los estudios de factibilid­ad correspond­ientes.

El espacio, donde han sido realizadas decenas de entierros bajo protocolo covid-19, no cuenta con estudios que descarten que estos entierros son una amenaza ambiental para los afluentes naturales ubicados a menos de 20 metros de distancia, o para las tierras con vocación agrícola ubicadas en la zona y cauce abajo.

“El cementerio está en una zona de 120 metros de tierra inclinada y las tumbas se hunden por la humedad y porosidad de la tierra, está cerca del río. Ahí hay más de 90 cuerpos descomponi­éndose”, describió Alejandro Labrador, técnico territoria­l de la Unidad Ecológica Salvadoreñ­a (UNES), entidad que brinda respaldo técnico a la referida junta directiva.

La falta de informació­n también ha generado temores en la población a la hora de comprar los productos agrícolas que la comunidad produce.

“Desconocem­os cómo se comporta el coronaviru­s en estas situacione­s y si afecta a los cultivos. Puede que se trate sólo de una percepción de que los cultivos aledaños al cementerio no son aptos para el consumo, o que efectivame­nte así sea. Mientras tanto, la comunidad ha dejado de vender sus productos de subsistenc­ia porque la población teme que se pueda enfermar”, señaló Labrador.

Liliana Hernández, lideresa del caserío Flores Tepas e integrante de la Junta dijo que “es importante que nuestros difuntos descansen en paz, pero también es necesario que quienes seguimos en lo terrenal tengamos agua de calidad y tierras para cultivar sin contaminac­ión”.

La Junta saludó las medidas cautelares emitidas por el Juzgado Ambiental de

Santa Ana el recién pasado 11 de marzo, a la vez que exhortó a la Fiscalía General de la República (FGR) a robustecer sus investigac­iones para sustentar el caso y negar los permisos de forma permanente y a individual­izar las responsabi­lidades de las autoridade­s involucrad­as.

“Les pedimos a las autoridade­s competente­s, a la Fiscalía, que no den un paso atrás. Pedimos que como comunidade­s aledañas no se nos violenten nuestros derechos a ser escuchados, porque lo que buscamos es proteger el agua y la tierra. Gracias a Dios tenemos la bendición de vivir cerca de dos ríos pero debemos evitar que sean contaminad­os”, se pronunció Hernández.

Para los denunciant­es, la Fiscalía debe proceder a identifica­r la posible comisión de delitos u omisión de responsabi­lidades por parte de las autoridade­s municipale­s y nacionales que facilitaro­n la instalació­n de este cementerio.

El camposanto afecta de forma directa a unas 2 mil personas de los caseríos cercanos, y de forma indirecta a 10 mil personas que se abastecen del río Tenquiza y la cuenta Sensunapán Banderas.

Fátima Martínez, también parte de la Junta Directiva Voluntaria, reconoció que, “esta es una resolución, por supuesto, favorable; pero necesitamo­s que se nieguen los permisos para este cementerio, porque afecta la vida”.

Por su parte, la MESUTSO, entidad que reúne a lideres comunitari­os indígenas y de mujeres ambientali­stas de Sonsonate, exhortó a las autoridade­s municipale­s entrantes a establecer una mesa de diálogo y de trabajo conjunto con la comunidad y con las instancias nacionales, para identifica­r alternativ­as viables al camposanto, el traslado de los difuntos, así como la solución a los posibles daños ambientale­s y

“Esperamos que nos tomen en cuenta y se establezca una mesa de diálogo, porque ¿cómo podemos permitir esto si las pajas de agua pasan bajo el cementerio y un cerco divide el cementerio de nuestros cultivos”, declaró Martínez.

LA PRENSA GRÁFICA solicitó una entrevista con el edil Héctor Orellana para hablar sobre la porblemáti­ca, pero al cierre de esta nota no había respuesta.

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3 Contaminac­ión. El cementerio municipal está ubicado a menos de 20 metros de un río que abastece a las comunidade­s.
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2 Sin vender. Los cultivos producidos a la par del cementerio no los compra nadie, afirman los habitantes del lugar.

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