ÉXODO, UN DOLOR DE CABEZA
La migración irregular masiva tiene múltiples causas y efectos. El éxodo de centroamericanos ha hecho que EUA y México estén construyendo una estrategia común y un plan de cooperación regional de corto y largo plazo. La situación es tan compleja que el presidente Biden ha encargado a la vicepresidenta Harris liderar los esfuerzos para resolver la crisis humanitaria en su frontera sur.
La migración irregular tiene costos y beneficios para los países de origen, de tránsito y de destino. La crisis actual se produce por la llegada de numerosas personas migrantes a la frontera México-eua (con una significativa presencia de menores no acompañados). La actual oleada es provocada por (1) los efectos de la pandemia y de los huracanes en 2020 y (2) la idea equivocada de que ahora es más fácil entrar y permanecer en EUA.
La solución es difícil. EUA busca frenar la entrada de inmigrantes irregulares y colaborar con el progreso de los países centroamericanos, para lo cual se dispone a incluir a la sociedad civil de Centroamérica a fin de abordar las causas del éxodo (pobreza, desempleo, violencia y corrupción). Este enfoque se expresa en el compromiso de EUA de destinar $4,000 millones a Guatemala, Honduras y El Salvador.
El reto es pasar de la teoría a la práctica. Para muestra un botón: mientras altas autoridades estadounidenses y mexicanas conversan sobre el asunto, se realizan despliegues de agentes migratorios en el límite México-guatemala y una salvadoreña muere en México a manos de elementos de seguridad pública. Estos hechos confirman lo espinoso que es armonizar las visiones e intereses de EUA, México y Centroamérica. Consiguientemente, aquí se plantean cinco medidas que ayudarían a gestionar el fenómeno migratorio de una forma integral a nivel regional y nacional.
1. Dar prioridad a los derechos humanos de las personas migrantes, lo que implica armonizar y aplicar las normativas correspondientes en los países de origen, de tránsito y de destino.
2. Vacunar contra el coronavirus al menos al 70 % de los centroamericanos y reducir la vulnerabilidad socioambiental, lo que exige mitigar los efectos del cambio climático en el agro.
3. Superar las crisis que vive Centroamérica por medios democráticos, lo que significa aplicar efectivamente la ley, respetar la libertad de expresión y transparentar la gestión pública.
4. Sustituir el modelo de desarrollo de El Salvador
(basado en la exportación de mano de obra y la recepción de remesas), lo que llevaría a alinear los financiamientos del BCIE, BID, BIRF y FMI.
5. Propiciar el diálogo multisectorial y colaborativo en El Salvador, lo que conduciría a la implementación de una reforma fiscal que posibilite abordar las causas de la emigración.
Conclusión: el éxodo es un dolor de cabeza para EUA, México y Centroamérica. Una solución duradera demanda sabiduría, voluntad y acción continua. Convendría, entonces, que El Salvador aplicara la estrategia de San Francisco de Asís, a saber: empezar con lo necesario (atención inmediata a las personas migrantes más vulnerables, promover la autosuficiencia en las comunidades rurales y generar empleos productivos); luego hacer lo que es posible (reducir la pobreza, avanzar hacia la igualdad de género y rescatar las principales cuencas hidrográficas); de hacerlo, El Salvador estaría logrando lo imposible: mejorar la calidad de vida de la población en su lugar de origen (desarrollo local sostenible).
Dar prioridad a los derechos humanos de las personas migrantes.