LA EDUCACIÓN VIRTUAL Y SUS RETOS
La educación virtual está abriendo nuevas formas de aprendizaje y nuevas formas de llevar la educación a lugares recónditos. El Ministerio de Educación anunció a través de su titular que el 6 de abril se reiniciarán las clases presenciales. La funcionaria especificó que no es obligatorio que los padres de familia manden a sus hijos a los centros escolares.
Mientras tanto, la pantallita del teléfono inteligente o la computadora están intentando educar a muchos estudiantes, claro, los que tienen acceso a Internet y poseen un equipo idóneo para educarse. La televisión educativa, canal 10, también hace sus esfuerzos.
Con respecto a la educación parvularia, no todos los niños tienen a padres de familia preparados o cuentan con tutores contratados. En algunos hogares los padres ejercen el compromiso de enseñar a los hijos. Los niños tienen que tener a un maestro o maestra para que les enseñen a leer y escribir. De eso no hay duda. En ese proceso de enseñanza-aprendizaje también se suman en ese valioso engranaje aspectos de motivación, liderazgo y socialización. Con la educación virtual los niños están perdiendo un punto importante: las relaciones humanas. La educación virtual tiene ese talón de Aquiles.
En todos los niveles educativos se necesita que la brecha digital no sea un obstáculo. Todos merecen aprender. Lo positivo con la educación virtual es que llega a la mayoría de discentes; el estudiante ya no se desplaza a la escuela o universidad. Sin embargo, debe contar con el equipo y padres preparados para hacer el papel de “padre-maestro”, en el caso sea un niño el aprendiz. Lo negativo con la educación virtual es que se pierde la concentración cuando se está en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Los distractores se hacen presentes: niños jugando mientras el maestro se desgasta tratando de persuadir al alumno; se escuchan perros ladrando, padres de familia discutiendo, vendedores de todo tipo, etcétera.
Otro punto de analizar es que el estudiante no abre el video, solo incorpora una foto de él o de un paisaje, pareciera que estamos hablándole a la pared. El investigador Francisco Mora mencionó en una entrevista: “El maestro es insustituible. Tú no puedes educar a un niño con una pantalla. Es imposible. La humanidad del maestro tiene que estar con todos sus matices emocionales. En la pantalla lo que ves es un sesgo de cara y lo que significa su expresión oral y su voz, pero poco más”. Mora manifiesta que no todos los niños están preparados para aprender a leer antes de los 7 años.
Con respecto al docente: ¿qué competencias posee?, ¿solo habla a la pantalla o tiene estrategias para que los estudiantes presten atención y no se distraigan?, ¿cuáles son sus estrategias de enseñanza-aprendizaje y evaluación de los conocimientos? Ya mencioné en escritos pasados que se puede enseñar jugando.
Las plataformas educativas proliferan y debemos acostumbrarnos a una nueva forma de llevar el conocimiento a los estudiantes. Cuando pase la pandemia y regresemos a las aulas en un 100 % presencial, sabremos diferenciar cuál tipo de enseñanza es la mejor. La pantalla de la virtualidad continúa modificándose con tutoriales para competir con la educación presencial. El proceso de enseñanza-aprendizaje, virtual o presencial, debe aprovecharse.
Cuando pase la pandemia y regresemos a las aulas en un 100 % presencial, sabremos diferenciar cuál tipo de enseñanza es la mejor.