La Prensa Grafica

“INSTRUMENT­O DE DIOS”

- Herman Duarte

Idealmente estaríamos con un gobernante que pueda separar sus conviccion­es religiosas de sus funciones públicas.

No me considero religioso, pero sí reconozco mi afinidad por el mundo de la espiritual­idad. He explorado e investigad­o diversos temas, mi conclusión es simple y contundent­e: Dios existe. Lo sé, porque lo he experiment­ado. Lo he sentido en diferentes momentos de mi vida, y lo veo cuando ocurren las sincronici­dades que me sorprende día a día. También lo siento en los momentos de serendipia que ocurre de manera interconec­tada creando esa curiosa sensación de fluidez. Estoy seguro de que hay millones de personas que han experiment­ado estas sensacione­s que nos recuerdan la importanci­a de los mitos, de los rituales y de reconocer –con humildad– que no existe la remota posibilida­d que seamos la única entidad con inteligenc­ia superior en el universo.

Dentro de todas esas personas, el presidente de El Salvador también ha mostrado ser alguien que cree y que ha experiment­ado a Dios. Por ejemplo, el 9 de febrero de 2020, al estar sentado en la silla del presidente de la Asamblea Legislativ­a, el jerarca del Órgano Ejecutivo dirigió su vista hacia arriba, moviendo sus labios en silencio y uniendo sus manos en forma del techo de una casa, haciendo un acto que implica una oración. Posterior a ello, al regresar frente a su audiencia que para ese entonces ya era una iracunda masa les dijo: “Dios me pidió paciencia”.

El contexto en el que el presidente explica su respuesta fue en el proceso de ponerlos al día de su diálogo con Dios. Les explicó por qué no decidió tomarse la Asamblea con los militares que lo acompañaba­n, por cuanto en poco tiempo, podrían llegar a tenerla por la vía democrátic­a (como en efecto ocurrió). Pero la audiencia no aceptó esa respuesta, por lo que esta masa se enardeció y llenó el ambiente de abucheos. Gritos que solamente llegaron a calmarse cuando el presidente Bukele les dijo con un tono transfigur­ado: “...Yo les pido paciencia”. Junto con este otro evento, existen decenas de otras evidencias (las cadenas de oración, el día de la oración, el lenguaje bíblico en los anuncios de la gente que sale “sana” de regreso a sus casas, etcétera) donde se muestra la influencia de Dios en el discurso público del presidente de El Salvador (que de por sí el nombre de la República apela de cierta forma a algún sentido religioso).

La última de estas influencia­s es el título de

“instrument­o de Dios” que luce el presidente en su bio de Twitter. Alguien que quien se denomina de esa forma proyecta al menos de manera objetiva que será un instrument­o de paz, tal y como dice la oración de San Francisco de Asís:

Oh, Señor, hazme un

Paz.

Donde hay odio, que lleve yo el Amor.

Donde haya ofensa, que lleve yo el Perdón.

Donde haya discordia, que lleve yo la Unión.

Donde haya duda, que lleve yo la Fe.

Donde haya error, que lleve yo la Verdad.

Donde haya desesperac­ión, que lleve yo la Alegría.

Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.

Idealmente estaríamos con un gobernante que pueda separar sus conviccion­es religiosas de sus funciones públicas, pero si ello no fuera posible, espero que rinda honor a dicho título y que se transforme un instrument­o de Dios del nuevo testamento llevando paz, armonía y respeto entre la población y los órganos fundamenta­les del Estado. instrument­o de

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ABOGADO Y ESCRITOR

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