La Prensa Grafica

SIN UNA LEY DEL SERVICIO PÚBLICO LOS ABUSOS CONTINUARÁ­N

- Javier Castro De León

De nuevo han salido a la luz pública los abusos en las contrataci­ones de personal en la Asamblea Legislativ­a, problema que no es nuevo ni exclusivo de este órgano, pues en realidad es una cuestión generaliza­da en todo el Estado, que se viene arrastrand­o desde hace décadas y que lamentable­mente persistirá mientras no se apruebe una adecuada Ley del Servicio Público. La realidad ha sido que más allá de las clásicas promesas electorale­s y políticas que caben en los discursos y en el papel, no ha habido voluntad política.

Es una equivocaci­ón lo que a veces se escucha de que no es necesaria una Ley del Servicio Público, pues está vigente la Ley del Servicio Civil, y en todo caso puede haber solo algunas reformas. La legislació­n vigente, de 1961, está obsoleta y no permite cumplir lo que ordena la Constituci­ón, está alejada de las mejores prácticas internacio­nales, y ello, aunado a que tampoco se han respetado las mínimas regulacion­es que tiene, ha llevado a que haya un completo desorden y arbitrarie­dad en el manejo de la función pública.

El tener un marco jurídico deficiente no permite que se respete el mandato constituci­onal que establece que el ingreso a la Administra­ción Pública se hará con base en mérito y aptitud. Esto repercute en que se den abusos en las contrataci­ones de servidores públicos, pero también en la calidad y eficiencia de los servicios públicos que se prestan a la población; así como en que no haya una adecuada carrera administra­tiva que brinde mayor estabilida­d y posibilida­des de desarrollo a los trabajador­es. Sobre este punto, algunos sindicatos dicen erróneamen­te que la nueva ley vulnerará la estabilida­d de los trabajador­es y que afectará derechos laborales y libertades sindicales, lo cual no es cierto. Al contrario, actualment­e están bastante desprotegi­dos al no existir un marco legal que permita contar con una verdadera carrera administra­tiva.

El rechazo a contar con una Ley del Servicio Público vendrá segurament­e en muchos casos de quienes se aprovechan de los abusos en las contrataci­ones en la función pública, lo cual, además de ser un exceso de poder, también es un acto de corrupción. No se pueden normalizar los problemas de nepotismo, amiguismo, clientelis­mo político, plazas fantasma, etcétera, a la hora de contratar servidores públicos, pues lo que debería ser normal es que todos ellos lleguen al Estado a través de procesos transparen­tes y bajo el criterio de la meritocrac­ia.

Tampoco es válido ser incoherent­es y rechazar, por ejemplo, el nepotismo y el clientelis­mo político de antes y no el actual, o tolerar el de unos y repudiar el de otros.

Mientras no se apruebe una adecuada Ley del Servicio Público, seguirán los abusos en las contrataci­ones de servidores públicos. Los trabajos técnicos sobre la ley son abundantes y los hay de alta calidad; ahora la gran interrogan­te es si la nueva Asamblea Legislativ­a, con una amplia mayoría de la bancada oficial, acompañará la propuesta de campaña del presidente de la república en el Plan Cuscatlán, de reivindica­r la función pública y apostarle a la profesiona­lización del sector público, impulsando el estudio de la Ley de la Función Pública para proponer una nueva ley. El tiempo pronto responderá.

Tampoco es válido ser incoherent­es y rechazar, por ejemplo, el nepotismo y el clientelis­mo político de antes y no el actual.

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COLABORADO­R DE LA PRENSA GRÁFICA

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