REFLEXIONES
Ya pasó la Semana Mayor, en la que se rememora la Vida, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo; sin embargo, este año, al igual que el anterior, tal acontecimiento sufrió una serie de cambios, alterando la tradición, por culpa del covid-19, aunque ha sido menos estricto, sin descuidar los llamados a la bioseguridad. Como haya ocurrido, lo cierto es que los verdaderos fieles tuvimos la oportunidad de experimentar en otros escenarios para mostrar nuestra fe en el Dios único y verdadero. A lo mejor en solitario, en algún rincón de la casa; en familia, ante un altar elaborado para la ocasión; o talvez, con los vecinos más próximos, organizados para rezar el Santo Rosario, ¡qué bien, si así ha ocurrido! Pero, pregunto ¿hemos pedido en nuestras oraciones por los desaparecidos, ahogados, asesinados o víctimas de accidentes viales? ¿Habremos orado por la niña Katya Miranda, la atleta María Olimpia Escobar, el pastor Ricardo Mejía, el ciclista Javier Cristiani, el joven socorrista de la Cruz Verde Bryan Alexis Amaya, la señorita María Zenaida Escobar, la surfista Katherine Díaz o el corredor Luis Merino? ¿Estuvo en nuestras peticiones al Creador por el alma de las más de 2,000 víctimas de la mortal pandemia, entre médicos, enfermeras, militares, policías, maestros, periodistas, adultos, jóvenes y niños? Asimismo, ¿recordamos a Zenaida Escobar y a Victoria Salazar, asesinadas en México? Si ya hicimos tales remembranzas luctuosas, ojalá que ese Dios inmolado nos haya oído, si no merecieron nuestro recuerdo, pues.. de nada ha servido su crucifixión. De vuelta a nuestras labores cotidianas, tengamos siempre presente su mandato: “Amaos los unos a los otros, así como yo os he amado”. Que así sea.