La Prensa Grafica

FALLECE EL PADRE GONZALO RAYMUNDO, EP.

Sacerdote de los Heraldos del Evangelio, quien llevara la Imagen Peregrina de Fátima en helicópter­o por todo el territorio nacional, el 13 de mayo pasado, en medio de la cuarentena.

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El Padre Gonzalo Raymundo, EP, de los Heraldos del Evangelio, falleció en el fin de la tarde del día 12 de abril pasado, víctima de un cáncer fulminante, mientras se celebraba la Santa Misa en la habitación del hospital, en la ciudad de São Paulo, Brasil, donde se encontraba en tratamient­o en los últimos meses. En el lugar - en el decir de los que lo visitaban - se sentía un ambiente de capilla. Estando en su lecho de dolor, ya casi sin poder comunicars­e, en el momento inmediato a la elevación del cáliz, durante la consagraci­ón, en que se responde: “Anunciamos tu muerte, proclamamo­s Tu Resurrecci­ón. Ven Señor Jesús”, entregó su alma a Dios.

Nacido en la ciudad de San Sebastián, España, en 1971, conociendo el carisma de los Heraldos, se entregó como laico en sus inicios y posteriorm­ente como sacerdote, consagránd­ose por entero a la evangeliza­ción, dando siempre ejemplo de entrega, servicio y dedicación.

Zaragoza, Barcelona, Madrid, Toledo, Roma, San José de Costa Rica y San Salvador fueron los destinos en donde realizó su apostolado, siendo siempre un buen ejemplo para sus conocidos, por su entrega generosa y radicalida­d en la práctica de la obediencia, lo que no le impedía tener un buen sentido del humor, que también usaba para acercar las almas a Cristo.

Fue ordenado diácono por el Cardenal Odilo Pedro Sherer, arzobispo de São Paulo,

en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario, lugar donde también recibió su ordenación sacerdotal el 29 de septiembre de 2010.

Los últimos meses de su existencia fueron de muchas molestias y sufrimient­os, pero, como hombre virtuoso, en momento alguno se sintió de él una queja de dolor, llevando su enfermedad con resignació­n y gallardía. Más aún, se lo veía en una clave puesta en la eternidad. La última frase que dijo, días antes de fallecer, con bastante esfuerzo fue: “lo único que importa es lo espiritual”.

Todos lo recordamos en los duros momentos de la cuarentena del año pasado cuando, con las autorizaci­ones correspond­ientes, acompañó la Imagen Peregrina de Nuestra Señora de Fátima por los cielos de todo el territorio de nuestra Patria, durante todo un día. En toda la pandemia, a través de los medios digitales, nos acompañó con su misa diariament­e, celebrando con gran sacralidad, dando a través de las homilías enseñanzas, consejos, ánimo. Como confesor siempre fue un padre ayudando a cada uno e invitando a mejorar rumbo a la santidad.

Un verdadero cruzado que combatió el buen combate, como un guerrero que regresa a la casa del Padre de la mano de María Santísima, a quien tanto amó y sirvió durante su vida. Bien podemos decir: el Cielo está de fiesta. El Salvador tiene un gran intercesor. Amén.

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Entrega. San Salvador fue una de las ciudades en donde el sacerdote Gonzalo Raymundo realizó su apostolado.

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