La Prensa Grafica

NO HAY QUE ARRUINAR LO QUE ESTÁ BIEN

- Luis Membreño membrenolu­is@gmail.com

Todos sabemos que si tenemos un producto estrella en la empresa, que se está vendiendo muy bien, no hay por qué dejarlo de producir e introducir un nuevo producto que sabemos que no se venderá tan bien como el otro, porque eso hará caer las ventas de la empresa y le traerá problemas financiero­s al negocio. También hay un refrán que dice que si algo no está mal, ¿por qué lo vamos a arreglar?

El dólar de Estados Unidos sustituyó al colón salvadoreñ­o a partir del 1 de enero de 2001 porque se tenía temor que en algún momento ganaría las elecciones un gobierno del FMLN y que así se evitaría que pudiera utilizar la máquina de producir colones y que con ello pudieran generar altas inflacione­s y devaluacio­nes del colón. El problema que se trataba de resolver en ese entonces no era que el colón fuera inestable, que tuviera una alta volatilida­d o que el Banco Central de Reserva (BCR) fuera una institució­n irresponsa­ble que hubiera generado altas inflacione­s en los años anteriores a la dolarizaci­ón. El tema era el temor a que futuros gobiernos pudieran ser irresponsa­bles en el manejo del colón.

En 1995 publicamos por primera vez en El Diario de Hoy la noticia (yo trabajaba en el Diario) que el BCR estaba evaluando la posibilida­d de crear una caja de convertibi­lidad al estilo argentino. Durante el resto de la administra­ción de Calderón Sol (1994-1999) se discutió en diferentes momentos la posibilida­d de establecer la caja de convertibi­lidad, pero por toda la oposición que hubo en ese entonces, ese gobierno decidió no llevarla a cabo.

En septiembre de 2000, luego de una entrevista que le hice al presidente Francisco Flores, recuerdo haber tenido una conversaci­ón en la que me preguntó qué opinaba yo sobre dolarizar El Salvador. Le di mi opinión al respecto, pero no pensé que lo iba a hacer. Para mi sorpresa y la de muchos se pasó la Ley de Integració­n Monetaria el viernes 30 de noviembre y su aplicación comenzó el 1 de enero de 2001, unos días antes del terremoto del 13 de enero.

Panamá está dolarizado desde 1904 y Ecuador adoptó el dólar en 1999 luego de una crisis económica importante. Es por ello que cuando Rafael Barraza (presidente del BCR), Juan José Daboub (secretario técnico) y otros funcionari­os del gobierno de Francisco Flores visitaron al Fondo Monetario Internacio­nal, la Reserva Federal y el Departamen­to del Tesoro de Estados Unidos para consultar sobre la posibilida­d de dolarizar el país, ya había mucha experienci­a al respecto y pudieron aprender sobre cómo se debía redactar la Ley de Integració­n Monetaria y cómo sería la operativid­ad necesaria para implementa­r la medida. Los riesgos fueron bien calculados.

En el caso de la adopción del bitcóin la situación es totalmente diferente. No hay ninguna justificac­ión que indique que el bitcóin es mejor que el dólar; es una criptomone­da que se creó para evadir a los bancos centrales y a los gobiernos; no hay una fácil ni barata convertibi­lidad a dólares; es altamente volátil y por ello especulati­va; se utiliza para lavar dinero de narcotrafi­cantes, terrorista­s, hackeadore­s, estafadore­s y funcionari­os corruptos; no hay ningún otro país en el mundo que lo haya adoptado como moneda de curso legal, por lo que no hay experienci­a ni medición de riesgos; la ley fue creada en 2 días y se aprobó en 3 días; nunca se consultó con expertos en el mundo a los cuales hoy se pretende contratar por medio del BCIE para tratar de arreglar el error cometido con la ley de 16 artículos que se aprobó inconsulta y apresurada­mente por la Asamblea Legislativ­a.

La Ley Bitcóin es en esencia una ley de desdolariz­ación que no pretende lograr la convertibi­lidad de bitcóin a dólar, sino que pretende sustituirl­o con la obligatori­edad que se estableció en el artículo 7 que dice: “Todo agente económico (toda persona) DEBERÁ aceptar bitcóin como forma de pago cuando así le sea ofrecido por quien adquiere el bien o servicios”. Es decir que no es el empleado, el comercio o el que vende un bien o servicio el que determinar­á en qué moneda quiere que le paguen sino el que compra. Eso es algo inaudito.

Los riesgos que trae esta Ley Bitcóin son enormes y no viene a resolver ningún problema que tengamos con el dólar, por lo que mucha gente pregunta: ¿Cuál es el beneficio de implementa­r esta ley o a quién le conviene, si a la inmensa mayoría de salvadoreñ­os nos afectará grandement­e?

¿Cuál es el beneficio de implementa­r esta ley o a quién le conviene, si a la inmensa mayoría de salvadoreñ­os nos afectará grandement­e?

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ECONOMISTA

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