La Prensa Grafica

DESTRUIR, OBSERVAR O CONSTRUIR

- Ana María Herrarte

En enero de 2018 compartí mi historia con la frase “todas las personas se pueden dividir en tres grupos, los que destruyen, los que observan y los que construyen”, que aprendí en mi primer trabajo después de haber regresado del INCAE a inicios de los ochenta. Desde ese momento decidí estar siempre en el grupo de los que construyen y 40 años después me mantengo firme en mi decisión.

No recuerdo qué me motivó en aquella ocasión a escribir sobre este tema, pero ahora siento la necesidad de volver a hacerlo porque el contexto difícil en el que estamos viviendo requiere que los que construimo­s seamos más y me temo que son muchos los que han preferido quedarse en el grupo de los que observan. Por salud mental no quiero ni pensar en los que destruyen, pero tristement­e pareciera que no son pocos.

Comprendo que después de la crisis que hemos tenido que enfrentar y la incertidum­bre actual no es fácil mantener una actitud positiva y proactiva, pero darnos por vencidos no debiera ser una opción, por nosotros, por nuestras familias y por nuestro país. Debo confesar que no han sido pocas las ocasiones en las que he querido recurrir a la estrategia del avestruz, pero cuando recuerdo mi compromiso de estar en el grupo de los que construyen, saco la cabeza del agujero y sigo adelante.

Sé también que cada uno tiene su propia realidad, me gusta mucho aquello de “no, no estamos en el mismo barco, estamos en el mismo mar. Algunos en yate, otros en lancha, otros en salvavidas y otros nadando con todas sus fuerzas”, pero para todos sale el sol y todos podemos ser capaces de luchar por nuestro futuro y contribuir a crear un mundo mejor.

Porque todos podemos construir, unos más que otros, de diferentes maneras. Trabajando duro, educándono­s, siendo solidarios con los demás, creando puestos de trabajo, etcétera. Pero en la actualidad considero que construimo­s especialme­nte manteniend­o una actitud positiva y objetiva, quizás hasta tolerante, pero sin perder las esperanzas.

Por razones de trabajo por lo menos una vez a la semana debo manejar hasta el bulevar del Ejército, las primeras veces me resultó un poco difícil porque era una ruta a la que no estaba acostumbra­da y más de una vez me perdí (hasta que descubrí que el carril del Sitramss podía ser mi “waze”), ahora lo disfruto porque me resulta altamente motivador observar de cerca en las calles a todos esos salvadoreñ­os trabajador­es que día a día se “rebuscan”, todos los días descubro algo nuevo en esa dinámica de vida que ahí se da y que me confirma que, a pesar de todo, no puedo ni debo abandonar el grupo de los que construyen.

Mi llamado en esta ocasión es a que no nos conformemo­s con no destruir, algunos pensarán “yo no le hago mal a nadie”, porque los que observan también son responsabl­es del futuro de nuestro país, en especial los jóvenes que son quienes pueden marcar la diferencia. Me gustan mucho frases como “ha llegado el momento de que los jóvenes tomen las riendas del mundo para hacerlo mejor” o “los jóvenes podrían ser la esperanza para cambiar el mundo”.

Es mi deseo que los que observan decidan cambiarse a nuestro grupo, aquí los esperamos.

Después de la crisis que hemos tenido que enfrentar y la incertidum­bre actual no es fácil mantener una actitud positiva y proactiva, pero darnos por vencidos no debiera ser una opción.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from El Salvador