EL DÉCIMO PASO
A quién le ponemos la queja me comentaba un amigo, si todo está concatenado, los tres principales Órganos del Estado son un periplo, todo va a un mismo lugar, desde el primero de mayo del corriente año nuestro país va acelerado y lo llevan paso por paso, parece que vamos por el quinto y son varios.
Haciendo sondeos particulares la gente comenta sus inquietudes y desaciertos, sus conjeturas hipotéticas, es una queja común donde se relata que quieren agregarle una B de bondadoso al escudo nacional, a la bandera le quieren cambiar un color, dicen que el himno se va a modificar pero con el tiempo, las reformas a la constitución son inminentes y así sucesivamente comentan cómo van a ser los supuestos pasos. Esa alegría inicial se está evaporando, la ciudadanía presiente que no vamos al despeñadero sino a la reventazón. Hay que hacer baños de pueblo, los salvadoreños no somos tan sencillos, a muchos no les gusta estos cambios tan repentinos, ha salido otra moneda, el bitcóin, y si esta no da bola viene el tritcóin hasta llegar al kingtcóin.
La situación no está bien, no está bien, el mundo nos observa, se están cerrando las válvulas económicas, todavía es el momento de utilizar la diplomacia y eso están haciendo los países amigos, querer resolver esto diplomáticamente, pero no se les da espacio, por el momento hay una tozudez de no dialogar. Los inversores internacionales están también preocupados. Así como vamos Dios no lo quiera la plata va a escasear, la bolsa de víveres no va a alcanzar, va a haber más desempleo, más migración, dicen que ahora está en niveles altos, la gente va a salir a protestar a las calles, a hacer sus marchas, los cuerpos de seguridad van a querer imponer el orden, esto puede ocasionar disturbios donde puede haber muertos y heridos y si los hay, Dios no lo permita, las pancartas de los deudos no van a faltar con las leyendas respectivas “asesino, asesino”; después los “toques de queda”. No queremos más violencia, acabamos de pasar una guerra, los jóvenes no se dieron cuenta de eso, vieran qué triste es una guerra interna.
La población hace sus murmuraciones y manifiesta que no se le puede decir nada, los asesores que son varios con temor le hacen las sugerencias, dicen que le gusta jugar mucho el nintendo, que no es muy amigo de Morfeo, le gusta desvelarse, está ensimismado, solamente a un hermano le hace caso, este es el único que le regula el volumen. Personalmente creo que nos quiere humillar, es un desprecio a la dignidad humana, hay un problema quizás de misantropía. Insisto, reitero, si Estados Unidos nos suspende el envío de las remesas nos vamos a ir a la propia reventazón. Ahora bien, si todos estos movimientos que se han dado son una estrategia para negociar esto también es consabido.
Yo soy el rey de la desconfianza, lo heredé de mi madrina, la señora cuando contaba dinero lo hacía frente a un espejo para ver si era ella. Mi amigo fue enumerando los hipotéticos pasos y cuando llegó al décimo me dijo que posiblemente era el cambio de religión y le contesté que ahí sí íbamos a estar fregados porque yo no cambio a mi Jesucristo.
Esa alegría inicial se está evaporando, la ciudadanía presiente que no vamos al despeñadero sino a la reventazón.