RECORDANDO A LA PATRIA EN SU BICENTENARIO
Nuestra generación tiene la importante tarea de recordar a la generación actual la historia patria de los 200 años transcurridos, desde la independencia de España en 1821, y el contexto de la misma, en todos sus momentos difíciles y complejos, que adquirieron forma propia, y de especial significado los de este artículo, porque impulsaron nuevos compromisos que poco a poco determinaron y abrieron el camino para el país que tenemos.
La independencia. Trazó el destino de El Salvador y la vida de los salvadoreños como país independiente, y destacados patriotas, cuyos nombres honramos, la hicieron posible, pacíficamente, siendo la provincia de San Salvador, si comparamos con el resto de Centroamérica, quien la vivió con mayor intensidad y el efecto de la misma fue el nacimiento de nuestra propia identidad de salvadoreños, que se caracterizó en los años posteriores por liderar y mantener la unión centroamericana, hasta que en 1838 se rompió el pacto federal que unía a los 5 países. En la memoria histórica de los sucesos inmediatos de 1821, estuvimos a punto de incorporarnos a Estados Unidos, y una misión viajó a ese país para solicitarlo, decisión tomada apresuradamente ante la pretensión y uso de la fuerza del recién creado Imperio Mexicano, al cual hubo resistencia salvadoreña, de anexionarse las provincias recién independizadas. Así nuestra historia en esos años, con sus desafíos frente a nuevos escenarios, particularmente las luchas entre los bandos liberales y conservadores que provocaron la guerra entre los Estados centroamericanos, involucrándose el país como Estado miembro de la Federación Centroamericana y después como república independiente y autónoma.
La reforma liberal. Desde una perspectiva general, su proyección inicialmente se dio con la separación de la Iglesia del Estado y llevó progresivamente a un Estado laico, con libertad de culto, y en ese agitado período, a partir de mediados del siglo XIX, se llegó al extremo de expulsar del país a obispos que se oponían, y todo ello aconteció tanto con gobiernos liberales como conservadores, que se turnaban en el poder y buscaban posibilitar su actuación y de ambos salió adelante el liberalismo –de nombre– que se impuso, conformó y determinó el modelo de país, su estructura política, jurídica y económica y el dominio de las clases dirigentes, que con algunas variantes y cambios, se ha mantenido en El Salvador. Importante señalar que la Constitución de corte liberal de 1886 perfiló las bases de un Estado representativo, liberal y laico, y reconociendo, entre otros, el derecho a la insurrección, afianzado en la actual Constitución.
Los Acuerdos de Paz. En su conjunto, después de la Independencia, representan probablemente el acontecimiento de mayor significación en la historia patria, porque constituyó un esfuerzo sin precedentes de los salvadoreños, que decidieron dialogar, negociar y sentarse para firmar la paz en 1992 y dar por terminado un conflicto armado de 12 años, que causó tanta muerte y destrucción, originado, entre otras causas, por la falta de libertades políticas y respeto a los derechos fundamentales de la población. El conflicto se internacionalizó, llegando a ser centro de atención mundial, siguiendo paso a paso la evolución del proceso y siendo apreciado en toda su extensión, porque al final, abrió el camino para formalizar un compromiso nacional para reconciliar al país, reformar el sistema político, y creación, ordenamiento y fortalecimiento, con elementos democráticos, de las instituciones del Estado y, todo ello con efectos directos y positivos, no obstante también deficiencias e incumplimientos que, sin embargo, llevaron a la transformación de El Salvador en una sociedad exigente, plural, contraria a la intolerancia y a favor de la verdad y defensa de valores.
Celebremos y recordemos compatriotas, en el Bicentenario de la Patria, estos hechos históricos y trascendentales y seamos dignos de ese pasado, para encaminarnos por el presente y el futuro de El Salvador.