CARTAS DE LA ABUELA. ¡SALUDEMOS LA PATRIA ORGULLOSOS!

Así comienzan las notas del coro de nuestro respetado Himno Nacional de El Salvador, y luego sigue: “De hijos suyos podernos llamar” y aunque admiro mucho cada una de las frases y estrofas de su composición, principalmente esto me hace meditar y quisiera invitar a los lectores a que llevásemos a la reflexión, que esta Patria, a la que se refiere nuestro Himno Nacional, es temporal y vamos de paso. Las sagradas escrituras detallan en el capítulo 11 de la Carta a los Hebreos una lista de grandes hombres y mujeres que pusieron su fe en Dios, de tal manera que aún se consideraban peregrinos y extranjeros en esta tierra porque esperaban y contemplaban una Patria mejor, entre ellos grandes patriarcas mencionados como Noé, Abraham y Moisés, dice el texto sagrado en su versículo 13 y adelante lo siguiente: “Conforme a la fe murieron todos estos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad”. Dice en el verso 10 que Abraham “esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios”. Qué hermosa esperanza, mis queridos lectores, una Patria, una Ciudad, un lugar donde Dios promete a sus hijos que “enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”. Apocalipsis 21:4. “De hijos suyos podernos llamar” dice la siguiente frase del Himno Nacional. ¿Quieres esta Ciudadanía? ¿Quieres esta Patria Celestial? Vengamos a Jesús, “él es el camino, la verdad y la vida”. Aprópiate por Fe a sus Palabras: “Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo”. Juan 17:24.