SI ESTÁS PENSANDO EN IRTE... (OTRA VEZ)
Es humano pensar en el futuro, especialmente en el de nuestros hijos e hijas. Soñamos con que ellos puedan tener una buena educación y se desarrollen en un ambiente enriquecido de valores humanos y cristianos. La situación actual de incertidumbre en nuestro país, sumado a los efectos devastadores a nivel global y local de la pandemia por covid, puede estar generándote miedos, a tal grado que estás pensando en irte para otro lugar donde las reglas democráticas sean más claras para empezar un negocio o invertir para el largo plazo y donde puedas conseguir una mejor calidad de vida.
Si estás pensando en irte... quiero decirte que es natural y comprensible. Pero piensa por un momento que, si Dios permitió que hayas nacido en El Salvador, aun con lo difícil que es conseguir mantener económicamente a tu familia, es porque Él tiene la mirada puesta en ti para que le eches una mano en la reconstrucción de este bello terruño.
Si estás pensando en irte... creyendo que es lo mejor para tus hijos, recuerda que también la adversidad es una buena escuela de la vida. Y si no, mira las generaciones de niños alemanes y japoneses que crecieron después de la Segunda Guerra Mundial en medio de los escombros de sus ciudades. ¡Cómo levantaron Japón y Alemania en grandes potencias!
Si te fijas, a raíz del encierro y posterior reinicio de la “nueva normalidad”, ya no te molestan las pequeñas tonterías que te irritaban tanto antes de quedarte sin salir de tu hogar 5 meses el año pasado, cuando se trataba de controlar las muertes por el virus del covid-19. El sufrimiento por la reclusión hizo que 2021 lo iniciáramos valorando las cosas que en realidad cuentan: la familia, la vida, la amistad, la solidaridad, el tiempo que compartimos con los que amamos y nos necesitan, nuestra fe en Dios que nos da paz... porque sabemos que somos Sus hijos e hijas.
Si estás pensando en irte... Te pido tomar conciencia que faltarán manos para levantar la nueva patria cuando solo queden los escombros de las instituciones democráticas... Si no estás, van a faltar brazos para acoger a un amigo que esté necesitado... Si tú no estás ahora que tu suelo salvadoreño más te necesita, los más débiles y los más pobres no tendrán lo más preciado de la vida: la esperanza que nos cuidaremos unos a otros.
“¿Y qué puedo hacer si me quedo?”, preguntas.
Te respondo en palabras de Juan Pablo II: “No tengáis miedo”. Recupera la esperanza. Que no sea en vano el sacrificio de los antepasados libertadores de aquel primer 15 de septiembre de 1821, hace 200 años, en cuyos preludios grandes hombres y mujeres gritaron con toda el alma y por primera vez:
¡VIVA LA LIBERTAD VERDADERA!
No olvides que también podemos ser heroicamente libres con el cumplimiento de nuestros deberes diarios en la familia y en el trabajo, ya sea como obreros, médicos, profesores, estudiantes, presidentes de empresas o ministros, amas de casa, diputados o periodistas. El trabajo realizado con tenacidad y perfección humana es la gran riqueza con que podemos reconstruir la democracia en El Salvador. “Las tareas profesionales –también el trabajo del hogar es una profesión de primer orden– son testimonio de la dignidad de la criatura humana; ocasión de desarrollo de la propia personalidad; vínculo de unión con los demás; fuente de recursos; medio de contribuir a la mejora de la sociedad en la que vivimos, y de fomentar el progreso de la humanidad entera. Para un cristiano, estas perspectivas se alargan y amplían aún más, porque el trabajo (asumido por Cristo como realidad redimida y redentora) se convierte en medio y en camino de santidad, en concreta tarea santificable y santificadora”. (Forja 702, libro).
Si estás pensando en irte... Solo piensa que es un pensamiento negativo pasajero, apártalo y ponte de pie. Con tu trabajo, tu solidaridad y la de tu familia ¡saldremos adelante, primero Dios. Felicitaciones en el Bicentenario.
El sufrimiento por la reclusión hizo que 2021 lo iniciáramos valorando las cosas que en realidad cuentan: la familia, la vida, la amistad, la solidaridad, el tiempo que compartimos con los que amamos y nos necesitan, nuestra fe en Dios que nos da paz...