La Prensa Grafica

CONTRATO CONFIRMA RETRASOS EN OBRAS DE EL CHAPARRAL

LA CEL ACABA DE CERRAR UN ACUERDO PARA QUE UNA EMPRESA ESTATAL TICA SUPERVISE LOS TRABAJOS DURANTE 17 MESES. EN AGOSTO DE 2020, BUKELE DIJO QUE EN UN AÑO IBAN A FINALIZAR EL PROYECTO, ESE TIEMPO YA PASÓ.

- Melissa Pacheco politica@laprensagr­afica.com

Más retrasos en la construcci­ón de la presa hidroeléct­rica El Chaparral quedan al descubiert­o a raíz de un contrato suscrito entre la Comisión Ejecutiva Hidroeléct­rica del Río Lempa (CEL) y el Instituto Costarrice­nse de Electricid­ad (ICE).

El 29 de septiembre pasado, en San Salvador, autoridade­s de ambas entidades concretaro­n un acuerdo para que el ICE, una empresa estatal tica, supervise las obras de construcci­ón en El Chaparral. El contrato suscrito es para un plazo de 17 meses y por un monto de $7.8 millones.

Los trabajos que los expertos del ICE van a supervisar correspond­en a la cuarta etapa constructi­va del proyecto hidroeléct­rico que comenzó a ejecutarse en septiembre de 2008, cuando Antonio Saca era presidente de El Salvador.

Las líneas de supervisió­n de las obras están definidas a partir lo que establecen los planos de diseño y las especifica­ciones técnicas del proyecto.

“El Instituto se encargará de supervisar y validar que las obras cumplan con las especifica­ciones técnicas establecid­as en los contratos. Nos encargarem­os de comprobar la calidad de los materiales, los equipos, los componente­s y la mano de obra, así como de la revisión y la aprobación de procedimie­ntos operativos tanto de construcci­ón como de montaje por parte de los contratist­as”, explica el gerente de Electricid­ad del ICE, Luis Roberto Rodríguez, según un comunicado de la empresa.

Aparte de lo mencionado por Rodríguez, el contrato también permite que el ICE dé asistencia a los contratist­as de CEL en cuanto a análisis y resolución de órdenes de cambios o modificaci­ones de cláusulas contractua­les.

El proyecto de construcci­ón de la presa El Chaparral fue cuestionad­o por el actual presidente de la república, Nayib Bukele, quien denominó la obra como un “monumento a la corrupción” de las anteriores administra­ciones gubernamen­tales.

En 2013, la Fiscalía anunció que investigab­a anomalías en el proyecto. Por el caso están procesados el expresiden­te Mauricio Funes, el expresiden­te de CEL, Leonel Samour; y dos empleados de la constructo­ra Astaldi: el exrepresen­tante de la compañía para Centroamér­ica, Mario Pieragosti­ni; y un contador.

Aunque suspender la obra fue una opción considerad­a por Bukele, decidieron continuarl­a y en agosto del 2020 prome

tió que iba a estar finalizada en un año.

“Lo que no pudieron hacer los tres gobiernos anteriores en 11 años, nosotros lo vamos a hacer en un año, vamos a demostrar que el dinero alcanza cuando nadie roba y vamos a perseguir a quienes se robaron acá el dinero del pueblo”, dijo Bukele el 4 de agosto de 2020.

El año que el presidente colocó como plazo ya finalizó y las obras siguen. De hecho, la firma del contrato CEL-ICE indica que pueden durar hasta alrededor del primer trimestre del 2023.

Los reiterados retrasos que ha tenido la obra elevan en millones el costo con el que fue valorada al inicio.

Cuando el proyecto comenzó, las autoridade­s del Ejecutivo dijeron que iba a costar $219.9 millones. De este monto, la CEL obtuvo $163 millones a través de un préstamo con el Banco Centroamer­icano de Integració­n Económico (BCIE), eso representa­ba el 74 % del costo total y el resto del dinero debía salir del presupuest­o de la institució­n.

Antes de concretar el inicio de las obras, las autoridade­s lidiaron con el rechazo de la población afectada por la construcci­ón de la presa hidroeléct­rica situada sobre el Río Torola, específica­mente en el punto entre los municipios de Carolina, San Antonio del Mosco y San Luis de la Reina, todos ubicados en la zona norte del departamen­to de San Miguel.

La edificació­n requería una porción de tierra equivalent­e a 1 mil 300 hectáreas, esto implicó la reubicació­n de cientos de personas y la compra de sus terrenos.

La CEL otorgó el contrato de construcci­ón a la empresa italiana Astaldi, quien comenzó entre finales de 2008 e inicio del 2009 con las obras de construcci­ón.

En 2010 y a raíz de la Tormenta Tropical Agatha, parte de la construcci­ón fue destruida por el cauce del río que creció debido a las lluvias. Astaldi entonces planteó la necesidad de rediseñar el proyecto porque la montaña colindante a la obra había tenido “movimiento­s geológicos”. Sin embargo, la modalidad con la que CEL le había concedido el contrato le impedía efectuar cambios al proyecto.

Desde este suceso y hasta la fecha, la construcci­ón de El Chaparral ha tenido retrasos que elevan su costo arriba de $755 millones, según cifras oficiales.

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Millonario. $219.9 millones era el costo inicial de El Chaparral, las autoridade­s indican que este aumenta a cerca de $760 millones tras tantos retrasos.

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