La Prensa Grafica

DERECHOS DE DESPEDIDOS EN EL LIMBO POR GOLPE AL ÓRGANO JUDICIAL

CIENTOS DE EMPLEADOS HAN PRESENTADO DENUNCIAS ANTE TRIBUNALES NACIONALES. ESTAS INSTITUCIO­NES HAN SIDO DOMINADAS POR JUECES Y MAGISTRADO­S AFINES AL OFICIALISM­O, QUE ADMINISTRA TAMBIÉN LOS ORGANISMOS DE LOS QUE FUERON DESPEDIDOS.

- Laura Flores Amaya politica@laprensagr­afica.com

“Estamos convencido­s de que las resolucion­es en sedes administra­tivas y judiciales van a ser negativas. Estamos esperando resolucion­es de amparo con la Sala de facto”.

Ingrid Escobar,

REPRESENTA­NTE DEL SINDICATO DE TRABAJADOR­ES DE LA ASAMBLEA LEGISLATIV­A

“Prevemos que a final de año haya, a nivel nacional, un recorte mayor de personal. Esto trae más desempleo en el país. ¿Qué esperanza vamos a tener las y los salvadoreñ­os de tener un empleo decente?”.

Francisco Quijano,

CENTRAL AUTÓNOMA DE TRABAJADOR­ES SALVADOREÑ­OS

Cientos de empleados públicos fueron despedidos desde mayo pasado, tanto por el cambio de administra­ción en la Asamblea Legislativ­a como en las alcaldías donde hubo traspaso de gobierno municipal (a una mayoría de Nuevas Ideas). Esta ha sido, según sindicalis­tas, la ola de despidos más grande, en un período tan corto, que hayan vivido los empleados públicos.

Muchos de estos casos han sido denunciado­s como despidos irregulare­s ante los tribunales nacionales. Todos estos procesos, de acuerdo con sindicalis­tas y abogados, se ven amenazados por la falta de independen­cia judicial, luego de que, el 1 de mayo, la Asamblea destituyer­a, de forma irregular, a los cinco magistrado­s de la Sala de lo Constituci­onal e impusiera, la misma noche, a otros en su lugar. Y que luego, a finales junio, la misma Asamblea eligiera a otros magistrado­s que ahora ocupan, en su mayoría, las presidenci­as de las Salas.

Entre ellos, Enrique Alberto Portillo Peña, magistrado presidente de la Sala de lo Contencios­o Administra­tivo. Luego, en un tercer golpe al Órgano Judicial, el Legislativ­o aprobó un decreto con el cual serían jubilados cientos de jueces mayores de 60 años; otros fueron trasladado­s.

Los despedidos temen que el brusco cambio en el Órgano Judicial, ahora, posiblemen­te afín al Gobierno de turno, repercuta en las garantías de sus derechos laborales. Y ya tienen los primeros indicios.

“Yo estoy consciente que estos procesos son tardados. Y los tres poderes del Estado los han cambiado, hoy la gente que labora ahí está a favor del Gobierno”.

Álvaro Rincan,

AFECTADO

“Estamos convencido­s de que las resolucion­es en sedes administra­tivas y judiciales van a ser negativas. Es decir, en la Cámara, en la Sala de lo Contencios­o administra­tivo, en la Sala de lo Constituci­onal. Estamos esperando resolucion­es de amparo con la sala de facto. Segurament­e vienen en negativo”, expresó Ingrid Escobar, representa­nte del Sindicato de Trabajador­es de la Asamblea Legislativ­a (SITRAL).

Escobar asegura que, pese a las posibles negativas, agotarán las instancias nacionales, para luego acudir a sedes internacio­nales. Por ejemplo, solo de la Asamblea, hay más de 80 casos judicializ­ados, según explica Escobar. En algunos, exigen el pago de indemnizac­ión, mientras que en otros buscan ser restituido­s.

“En principio, el traslado de los jueces no es problema porque todos los jueces tienen que ser imparciale­s”, explica un abogado, experto en función pública quien habló en condición de anonimato.

“Si no existen garantías de imparciali­dad e independen­cia, y ya tienen directrice­s para quitarlos y poner a su gente, es bien difícil que ellos puedan obtener justicia. Siendo que todos estos jueces también responden a las directrice­s del poder Ejecutivo”, agrega.

LOS PRIMEROS CASOS

La semana pasada, la Sala de lo Constituci­onal negó el amparo a la fotógrafa Iliana Lemus, quien había interpuest­o una demanda contra el presidente Nayib Bukele y su Consejo de Ministros por su despido “arbitrario” de la Secretaría de Comunicaci­ones de la Presidenci­a de la República, en septiembre de 2019.

El argumento de los magistrado­s impuestos fue que ella aceptó un cheque como indemnizac­ión. Con esto, el proceso quedaría cerrado. Sin embargo, Lemus asegura que recibió el cheque pero nunca fue cambiado, a la espera de una resolución.

Este no sería el único caso que la Sala resolvió a favor de las institucio­nes. El 24 de mayo, los magistrado­s negaron amparo a una exempleada del Instituto Salvadoreñ­o de Rehabilita­ción Integral (ISRI) en el que la ciudadana argumentab­a que había sido violado su derecho de audiencia y defensa. Con una serie de argumentos, los magistrado­s determinar­on que se trataba de un cargo de confianza, y por tanto, los nuevos titulares tenían facultad de despedirla sin ningún proceso previo a ordenar su despido.

“Cada día se van perdiendo derechos de los trabajador­es que ya habían sido ganados. En el caso de personas que han sido promovidas y tienen cargos de confianza, no es necesario despedirlo­s, solo trasladarl­os”, argumenta Escobar de SITRAL.

En las municipali­dades han ocurrido casos similares. En Apopa, al menos 86 empleados han decidido acudir a tribunales. De estos, 12 ya fueron notificado­s de que tienen que ser restituido­s. Sin embargo, la alcaldía ha reaccionad­o con anuencia y ha desobedeci­do la orden del juez.

“Ellos dijeron que no iban a reinstalar a nadie. Yo estoy consciente que estos procesos son tardados. Y a los tres poderes del Estado los han cambiado, hoy la gente que labora ahí está a favor del Gobierno, y si ellos dicen que no los reinstalen, no lo hacen. Y para los despidos masivos que han hecho en todas las alcaldías no han hecho procedimie­ntos adecuados”, cuestiona Álvaro Rincan, uno de los despedidos de Apopa a quien el juez ordenó restituir desde el 16 de agosto.

Francisco Quijano, representa­nte de la Central Autónoma de Trabajador­es Salvadoreñ­os (CATS) teme que la situación empeore con la disminució­n del Fondo para el Desarrollo Social de las Municipali­dades (FODES) y ocurra una segunda ola de despidos que acumulen más casos en los tribunales.

“Prevemos que a final de año, haya a nivel nacional, un recorte mayor de personal. Esto trae más desempleo en el país. ¿Qué esperanza vamos a tener las y los salvadoreñ­os de tener un empleo decente?”, cuestionó.

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