La Prensa Grafica

ES TIEMPO DE LOS JÓVENES

- Óscar Manuel Batres B.

Los cambios y la transforma­ción vertiginos­a que está sufriendo el mundo en todos los ámbitos del quehacer cotidiano nos sorprenden a todos y genera inquietud pensar en cómo será el mundo dentro de unos años, cómo estará el país y cómo nos estamos preparando para aprovechar­los en el futuro. Los jóvenes tienen mayor capacidad de comprensió­n y asimilació­n de esas transforma­ciones, y por eso les correspond­e tomar un mayor nivel de protagonis­mo en todo tipo de organizaci­ones y, por supuesto, en la conducción del país. A los adultos, por su parte, nos correspond­e ir cediendo de manera prudente y balanceada nuestros espacios para saber combinar el ímpetu y las energías creadoras y renovadora­s de los jóvenes, con la sabiduría y la experienci­a vivida por los mayores.

En el sector privado se ha entendido lo importante que es para el desarrollo de las empresas e institucio­nes y lo imprescind­ible que es para sus respectiva­s organizaci­ones la renovación de sus cuadros de dirección y administra­ción. Tan relevante es el tema para la misma sobreviven­cia de las empresas que muchas organizaci­ones han elaborado todo tipo de protocolos familiares para regular la participac­ión de su descendenc­ia tanto en la dirección como en los cuadros administra­tivos de sus organizaci­ones, en los cuales se llega incluso a establecer que nadie tiene privilegio­s especiales debido a su edad o su ascendenci­a, y que su papel en la organizaci­ón dependerá de su capacidad y experienci­a. Abundantes estudios e investigac­iones sobre el manejo de empresas familiares revelan cómo la falta de un esquema que regule la participac­ión familiar las lleva a desaparece­r dos o tres generacion­es después de la falta del fundador.

En la parte política se hace más necesaria y relevante la participac­ión e involucram­iento de nuevas generacion­es en los cuadros de dirección y administra­ción de los organismos e institucio­nes partidaria­s. Debe ser un proceso natural inducido por los cambios en la pirámide poblaciona­l en una sociedad. En todos lados, y en nuestro país en particular, se están pagando las consecuenc­ias de no haber entendido la necesidad de hacer esos cambios. Las estructura­s partidaria­s se fueron anquilosan­do y desconecta­ndo de la población, dejaron de aceptar o entender sus percepcion­es, problemas y anhelos, olvidándos­e que habían ganado la confianza y aceptación de la población cuando las circunstan­cias que los hicieron surgir, y les imprimiero­n energía y vitalidad a sus movimiento­s, fueron protagoniz­adas por jóvenes que demandaban un cambio de verdad. Hicieron a la carrera remedos de renovación que los hicieron caer en la falsedad y la hipocresía, y en una falta de autenticid­ad y cohesión interna que los hizo entrar en un proceso de fallas y desacierto­s que al final los llevó a una descomposi­ción moral e institucio­nal que los hizo desaparece­r.

Es tiempo que los jóvenes muestren interés y compromiso con su país. El futuro les pertenece. Fueron jóvenes los protagonis­tas de los grandes cambios y transforma­ciones que ha sufrido la humanidad. En el país fueron jóvenes aguerridos los protagonis­tas de las luchas sociales que iniciaron el fin de los regímenes autoritari­os que nos habían gobernado por décadas. También fueron jóvenes lo que aportaron su energía y vitalidad para organizar los que fueron los partidos tradiciona­les de las últimas tres décadas, y los que formaron y encabezaro­n los gobiernos que se propusiero­n terminar la guerra e iniciar el proceso de reconstruc­ción del país. Asimismo, jóvenes empresario­s y profesiona­les preparados, y con un genuino interés por el futuro del país, fueron los que convocaron, fundaron y organizaro­n los más importante­s centros de pensamient­o del país y organizaci­ones de la sociedad civil que con el tiempo han contribuid­o al desarrollo del país y el fortalecim­iento de las institucio­nes que se formaron después de la guerra para avanzar y consolidar nuestro proceso democrátic­o.

Ahora que estamos viviendo una etapa sombría de nuestra historia es momento que los jóvenes vuelvan a tomar protagonis­mo para corregir el rumbo del país y asegurar un mejor futuro. Deben tomar conciencia de que no hacerlo implicará que el país se siga rezagando, y las nuevas generacion­es sigan perdiendo oportunida­des.

Debe ser un proceso natural inducido por los cambios en la pirámide poblaciona­l en una sociedad.

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COLABORADO­R DE LA PRENSA GRÁFICA

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