ES TIEMPO DE LOS JÓVENES
Los cambios y la transformación vertiginosa que está sufriendo el mundo en todos los ámbitos del quehacer cotidiano nos sorprenden a todos y genera inquietud pensar en cómo será el mundo dentro de unos años, cómo estará el país y cómo nos estamos preparando para aprovecharlos en el futuro. Los jóvenes tienen mayor capacidad de comprensión y asimilación de esas transformaciones, y por eso les corresponde tomar un mayor nivel de protagonismo en todo tipo de organizaciones y, por supuesto, en la conducción del país. A los adultos, por su parte, nos corresponde ir cediendo de manera prudente y balanceada nuestros espacios para saber combinar el ímpetu y las energías creadoras y renovadoras de los jóvenes, con la sabiduría y la experiencia vivida por los mayores.
En el sector privado se ha entendido lo importante que es para el desarrollo de las empresas e instituciones y lo imprescindible que es para sus respectivas organizaciones la renovación de sus cuadros de dirección y administración. Tan relevante es el tema para la misma sobrevivencia de las empresas que muchas organizaciones han elaborado todo tipo de protocolos familiares para regular la participación de su descendencia tanto en la dirección como en los cuadros administrativos de sus organizaciones, en los cuales se llega incluso a establecer que nadie tiene privilegios especiales debido a su edad o su ascendencia, y que su papel en la organización dependerá de su capacidad y experiencia. Abundantes estudios e investigaciones sobre el manejo de empresas familiares revelan cómo la falta de un esquema que regule la participación familiar las lleva a desaparecer dos o tres generaciones después de la falta del fundador.
En la parte política se hace más necesaria y relevante la participación e involucramiento de nuevas generaciones en los cuadros de dirección y administración de los organismos e instituciones partidarias. Debe ser un proceso natural inducido por los cambios en la pirámide poblacional en una sociedad. En todos lados, y en nuestro país en particular, se están pagando las consecuencias de no haber entendido la necesidad de hacer esos cambios. Las estructuras partidarias se fueron anquilosando y desconectando de la población, dejaron de aceptar o entender sus percepciones, problemas y anhelos, olvidándose que habían ganado la confianza y aceptación de la población cuando las circunstancias que los hicieron surgir, y les imprimieron energía y vitalidad a sus movimientos, fueron protagonizadas por jóvenes que demandaban un cambio de verdad. Hicieron a la carrera remedos de renovación que los hicieron caer en la falsedad y la hipocresía, y en una falta de autenticidad y cohesión interna que los hizo entrar en un proceso de fallas y desaciertos que al final los llevó a una descomposición moral e institucional que los hizo desaparecer.
Es tiempo que los jóvenes muestren interés y compromiso con su país. El futuro les pertenece. Fueron jóvenes los protagonistas de los grandes cambios y transformaciones que ha sufrido la humanidad. En el país fueron jóvenes aguerridos los protagonistas de las luchas sociales que iniciaron el fin de los regímenes autoritarios que nos habían gobernado por décadas. También fueron jóvenes lo que aportaron su energía y vitalidad para organizar los que fueron los partidos tradicionales de las últimas tres décadas, y los que formaron y encabezaron los gobiernos que se propusieron terminar la guerra e iniciar el proceso de reconstrucción del país. Asimismo, jóvenes empresarios y profesionales preparados, y con un genuino interés por el futuro del país, fueron los que convocaron, fundaron y organizaron los más importantes centros de pensamiento del país y organizaciones de la sociedad civil que con el tiempo han contribuido al desarrollo del país y el fortalecimiento de las instituciones que se formaron después de la guerra para avanzar y consolidar nuestro proceso democrático.
Ahora que estamos viviendo una etapa sombría de nuestra historia es momento que los jóvenes vuelvan a tomar protagonismo para corregir el rumbo del país y asegurar un mejor futuro. Deben tomar conciencia de que no hacerlo implicará que el país se siga rezagando, y las nuevas generaciones sigan perdiendo oportunidades.
Debe ser un proceso natural inducido por los cambios en la pirámide poblacional en una sociedad.