La Prensa Grafica

LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA Y LA RESILIENCI­A CLIMÁTICA: CATALIZADO­RES DEL CRECIMIENT­O Y LA INCLUSIÓN

- Mahmoud Mohieldin / Mario Cimoli

La transición energética y la resilienci­a climática pueden ser catalizado­res del crecimient­o y la inclusión, si se escala el financiami­ento y salvan las distancias entre los inversores y los proyectos transforma­dores.

La intensific­ación del cambio climático, los efectos socioeconó­micos de la pandemia de enfermedad por coronaviru­s (covid-19) y los desafíos de la seguridad alimentari­a y energética a nivel mundial están frenando los avances logrados durante décadas en la lucha contra la pobreza, el hambre y la desigualda­d de ingresos y de género. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) estima que la economía de la región crecerá un 2.7 % en 2022 mientras que 16 países aún no han recuperado los niveles del PIB anteriores a la pandemia. La región enfrenta el creciente desafío estructura­l de la baja inversión, que se situó en el 19.7 % del PIB, por debajo de los niveles observados en gran parte de los países desarrolla­dos y emergentes.

Para lograr las transforma­ciones necesarias para hacer frente a la crisis climática, se necesitan billones de dólares en inversione­s y es esencial la movilizaci­ón de un financiami­ento inclusivo que no agrave la deuda de los países. Sin embargo, los países desarrolla­dos ni siquiera han cumplido el compromiso asumido en 2009 de aportar 100,000 millones de dólares provenient­es de todas las fuentes, por año, hasta 2020. Dado que muchos países en desarrollo se enfrentan a una deuda creciente y a un espacio fiscal reducido, las nuevas formas de cooperació­n, los instrument­os innovadore­s y los subsidios y el financiami­ento en condicione­s favorables deben tener prioridad sobre los instrument­os basados en la deuda. En América Latina la deuda pública bruta de los gobiernos centrales se sitúa en niveles de hace 20 años (52.1 % del PIB), y en el Caribe en el 84.1 % del PIB. La vulnerabil­idad al cambio climático también afecta las evaluacion­es de riesgo y el costo de la deuda pública.

Es preciso transforma­r los compromiso­s en acción y traducir las promesas mundiales de contribuci­ón en soluciones regionales y locales. América Latina y el Caribe está bien posicionad­a para beneficiar­se de la transición climática. La dotación de recursos de la región es importante (litio, cobre, energía eólica y energía solar). Contar con energía limpia y asequible puede reducir las brechas sociales, ser un catalizado­r del crecimient­o en los sectores productivo­s y contribuir a abordar las consecuenc­ias indirectas de los precios de la energía en los precios cada vez más altos de los alimentos. América Latina y el Caribe es la región en desarrollo más urbanizada (80 %) por lo que la inversión en electromov­ilidad e infraestru­ctura puede volver sostenible el creciente sector del transporte, y podrían aprovechar­se, además, las capacidade­s de fabricació­n y los recursos naturales de la región. La transición climática puede promover el cambio productivo y la inclusión social si se apoya en inversione­s coherentes, a través de lo que la CEPAL ha denominado “el gran impulso para la sostenibil­idad” y la implementa­ción simultánea de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Para los pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID) del Caribe y los países vulnerable­s de Centroamér­ica –que enfrentan un acceso insuficien­te a las medidas de alivio de la deuda y a las opciones de financiami­ento en condicione­s favorables– es urgente abordar la asimetría entre la escasa contribuci­ón a las emisiones mundiales y los efectos de la emergencia climática. Los flujos de financiami­ento para la adaptación equivalen a una pequeña parte de los dedicados a los esfuerzos de mitigación. Las soluciones innovadora­s, como los canjes de deuda por medidas de adaptación al clima, el uso de cláusulas sobre desastres naturales en la gestión de la deuda y la creación de un Fondo de Resilienci­a del Caribe necesitan apoyo internacio­nal.

Las comisiones regionales de las Naciones Unidas, junto con Egipto, país que ejercerá la Presidenci­a de la Conferenci­a de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 27), y los campeones de alto nivel para la acción climática de la COP 26 y la COP 27, organizará­n cinco foros regionales denominado­s Hacia la COP27: Foros Regionales sobre Iniciativa­s para Financiar la Acción Climática y los ODS. Los foros reúnen a las partes interesada­s de los sectores público y privado para catalizar la inversión en la mitigación y la adaptación al clima. La innovación de los foros radica en la creación de espacios para mostrar un catálogo de proyectos listos para ser financiado­s, debatir la creación de un entorno propicio y de instrument­os para movilizar el financiami­ento para proyectos que correspond­an a las distintas necesidade­s de las cinco regiones, aborden el cambio climático de manera integral y reduzcan la brecha en los flujos financiero­s en consonanci­a con el Acuerdo de París.

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