Ataúd de la reina llega a Buckingham
El féretro de Isabel II no es de oro, como se rumora en redes sociales, sino de roble forrado de plomo .
El ataúd con el cuerpo de la reina Isabel II llegó al Palacio de Buckingham ayer, atravesando un Londres lluvioso mientras la multitud se alineaba a lo largo del trayecto para ver la carroza fúnebre y darle el último adiós.
La gente estacionó sus automóviles a lo largo de una calle normalmente concurrida, se bajó y saludó al paso de la carroza fúnebre, que tenía luces en su interior que iluminaban el ataúd envuelto en una bandera.
En la ciudad, las personas se apretaban en la avenida y levantaban sus teléfonos mientras el cortejo pasaba frente a ellas. Al exterior del palacio, miles de personas vitorearon y gritaron: “¡Dios salve a la reina!” y aplaudieron cuando la carroza fúnebre dio vuelta a una rotonda frente a la residencia oficial de la reina en Londres y atravesaba las puertas de hierro forjado. Su hijo, el rey Carlos III, y otros familiares directos esperaban dentro.
El ataúd viajó a Londres desde Edimburgo, donde 33,000 personas pasaron silenciosamente frente a él en las 24 horas que estuvo en la Catedral de San Gil, después de que fuera llevado allí desde su apreciado refugio de verano, el Castillo de Balmoral. La reina, la única monarca que la mayoría de los británicos han conocido, falleció en Balmoral el 8 de septiembre a los 96 años y después de 70 años en el trono.
El ataúd será llevado en un carruaje tirado por caballos el miércoles a las Cámaras del Parlamento británico para que repose allí durante cuatro días antes del funeral del lunes en la Abadía de Westminster.