Sospechas por el 6-0 en Rosario
Argentina aplastó a Perú 6-0 para clasificar a la final del Mundial ‘78, pero el contexto del duelo fue oscuro.
“Videla nos leyó un comunicado de Morales Bermúdez que decía que siempre hemos colaborado.”
GERMÁN LEGUÍA, SELECCIONADO PERUANO EN 1978
Argentina y Perú se enfrentaron el 21 de junio de 1978 en el estadio de Rosario, donde más de 37 mil hinchas de celeste y blanco hacían temblar las tribunas. Era la ronda final de la Copa del Mundo, una fase de grupos en la cual el líder pasaba a la final. Brasil y Argentina empataban en puntos, y en la fecha decisiva la “Canarinha” venció 3-1 a Polonia para cerrar con diferencia de goles +5. Argentina tenía +2. La albiceleste debía vencer por más de 3 goles a Perú para avanzar.
Es difícil pensar que aquello intimidara a los peruanos, con la generación dorada del gran Teófilo Cubillas. En México ‘70 llegó a cuartos de final; en 1975 ganó la Copa América; y en el Mundial ‘78 jugó una primera fase brillante en la cual eliminó a una Escocia llena de cracks.
Pero lo que sucedió en Rosario aquella noche fue diferente. La selección peruana fue visitada en el vestuario por el general Jorge Rafael Videla, entonces presidente de Argentina y líder de una de las dictaduras más crueles y sangrientas en la historia de América Latina.
“Videla nos habló de los hermanos argentinos y nos leyó un comunicado de Morales Bermúdez (dictador de Perú) que decía que siempre hemos colaborado, que siempre nos han defendido”, relató Germán Leguía, mundialista peruano en 1978.
¿El resultado? Perú cayó 6-0. Eso también se puede explicar desde lo deportivo. Argentina era un equipazo dirigido por el
DT César Luis Menotti. En la cancha brillaban el portero Fillol, el defensa Passarella y el goleador Kempes. Y Perú no fue un rival pasivo. Cuando iban 0-0 tuvo dos mano a mano, y uno de ellos fue un remate al poste.
Argentina pasó a la final y fue campeón, pero el 6-0 a Perú despertó sospechas, porque tras el partido el Gobierno argentino envió 14 mil toneladas de trigo a
Perú, entre otros hechos que encendieron las alarmas.
Las sospechas nunca se esclarecieron y el volante argentino Osvaldo Ardiles dijo que, si se comprueba que Perú perdió a propósito, devolverá su medalla de campeón. Cuando le preguntaron al exdelantero peruano Juan Carlos Oblitas qué sentía respecto a ese partido, su única palabra fue: “Vergüenza”.