“Esas celdas serán para 200 personas, eso es lo que nos han dicho. Pero aún no sabemos la cantidad exacta que estará recluida. Aquí en la obra andan trabajando más de 250 mexicanos”.
en ese lugar se iba a construir una fábrica, pero al final no fue así.
“Cuando vimos el movimiento de camiones pensamos que venía una empresa y que íbamos a tener trabajo. Nunca dijeron que sería un penal. Nadie supo que era hasta que ingresaron todas las maquinarias, según nosotros era algo que nos iba a beneficiar, pero de saber desde el inicio que era un penal hubiésemos protestado”, dijo María, quien reside en la colonia El Milagro, cercana al proyecto.
Los lugareños dicen que pese a la magnitud de la construcción no hay fuentes de trabajos para los locales. Una fuente interna dijo que son más de 1 mil personas las que trabajan a diario en la construcción y que hay cerca de 250 mexicanos.
Además, con la construcción de esta cárcel los pobladores han tenido que lidiar con otros problemas. Relatan que la obra ya comenzó a tener impacto en el medio ambiente, sobre todo en un río cercano, donde llegan los desechos de la construcción.
“Antes el agua de ese río bajaba limpia, pero ya tenemos tres meses que baja sucia y con mucho lodo. Ya no podemos usar esa agua ni para lavar nuestra ropa, incluso el agua tiene un olor a gasolina y creemos que eso es contaminante”, mencionó Rosa, del caserío San Francisco Angulo.
Hasta la fecha, las denuncias realizadas por las comunidades aledañas no han tenido eco en el gobierno ni en la empresa constructora, que es Inversiones OMNI, la misma que hizo trabajos en la tercera fase del Hospital El Salvador y que construyó el hospital veterinario Chivo Pets, proyectos implementados también por el actual Gobierno.
LA PRENSA GRÁFICA solicitó ayer al Ministerio de Justicia y Seguridad, a la Dirección General de Centros Penales y a la empresa constructora que informaran sobre el avance de la construcción, pero al cierre de la nota no hubo respuesta de ninguna de esas dependencias.
Trabajador, QUE PIDIÓ ANONIMATO.
“Cuando vimos el movimiento de camiones pensamos que venía una empresa y que íbamos a tener trabajo. Nunca dijeron que sería un penal, pensamos que sería algo que nos beneficiaría”. María, HABITANTE DE COLONIA EL MILAGRO.