La Prensa Grafica

LAS INTERPRETA­CIONES

- Óscar Manuel Batres B. ombatresb@gmail.com

Unos dicen una cosa, otros otra y muchos que deben hablar y aclarar callan. Al final la población queda confundida, la sociedad fracturada, la cohesión social debilitada y sometida a los intereses de los que tienen la capacidad para que sus abogados hagan las interpreta­ciones que les sirvan para hacer valer sus intereses particular­es sobre el interés general. La confusión que provocan unos y otros con sus argumentos genera desconfian­za en las institucio­nes, el sistema judicial, y las autoridade­s en general. Se debilita el Estado de derecho que debe ser uno de los pilares más fuertes para generar la seguridad jurídica que es indispensa­ble para nuestro desarrollo. Fue la razón por la que San Óscar Romero decía en una de sus homilías que la justicia en nuestros países es como la serpiente, solo muerde a los que están descalzos.

Vuelve a estar en la agenda nacional el tema de la reelección presidenci­al. También es un tema que se ha vuelto recurrente en América Latina desde finales de la década de los noventa del siglo pasado. Muchos gobernante­s han pretendido, y en muchos casos logrado, que la Ley les permita extender sus mandatos más allá de lo que estaba presente en el espíritu de los legislador­es.

En nuestro país creíamos que nuestra Constituci­ón tenía los suficiente­s candados que impedían la posibilida­d de una reelección. La Sala del periodo 2009-18 ratificó la validez de esas disposicio­nes, pero la Sala que impuso el régimen gobernante el 1 de mayo de 2021, tres meses después lo interpretó de manera diferente. Avaló la posibilida­d de la reelección. Dos interpreta­ciones completame­nte diferentes dadas por la misma instancia judicial y sin necesidad que se hicieran porque son disposicio­nes tan claras que hasta el más sencillo de los salvadoreñ­os puede entenderla­s. ¿A quién le podemos creer que tiene la razón? Ese es el debate que estamos presencian­do. Debemos esperar que la academia y los colegios profesiona­les del

Derecho investigue­n y estudien los argumentos que originaron las disposicio­nes constituci­onales de 1983, lo expliquen a los ciudadanos, lo entiendan las autoridade­s y la comunidad internacio­nal que ha observado y apoyado nuestro proceso.

Las opiniones independie­ntes que han dado conocedore­s del Derecho constituci­onal y estudiosos de la Constituci­ón de

1983 han explicado que el espíritu de las disposicio­nes fue asegurar la alternabil­idad en el ejercicio de la presidenci­a de la

República. Estábamos empezando a sentar las bases para la implementa­ción de un régimen democrátic­o después de un periodo de casi 50 años de regímenes autoritari­os, y era lógico que se considerar­a necesario establecer disposicio­nes que blindaran la posibilida­d de regresar a un pasado que habíamos decidido superar. Durante 35 años lo logramos. Desde 1984 hasta 2019 tuvimos alternabil­idad. Sin ninguna clase de sobresalto­s se traspasó el poder a 8 gobernante­s distintos y de 4 partidos diferentes. Se había logrado el objetivo. Con muchas dificultad­es, resistenci­as y tropiezos avanzábamo­s en la implementa­ción de uno de los mejores diseños institucio­nales en América Latina. Es un proceso que debemos continuar porque es el sistema que nos asegura la estabilida­d y seguridad que necesitamo­s para progresar. Bajo el sistema democrátic­o los países a lo largo del tiempo han logrado mayores niveles de progreso y bienestar porque el sistema democrátic­o es el que promueve la competenci­a entre los actores políticos para ofrecer e implementa­r las mejores soluciones a los problemas que aquejan a la población. Si los gobernante­s no cumplen, en un periodo de cuatro o cinco años se cambian.

Se ha argumentad­o que varios de los países desarrolla­dos del mundo que tienen regímenes presidenci­ales permiten la reelección. Es un argumento válido, pero lo que se tiene que explicar es que se hace porque la Ley lo permite. Cambiar la Ley es el camino que debemos tomar si la mayoría de salvadoreñ­os consideram­os que un periodo presidenci­al es muy corto. Se tiene que respetar la Ley. Recurrir a interpreta­ciones muy cuestionab­les le resta legitimida­d a una medida tan importante para el país.

Dos interpreta­ciones completame­nte diferentes dadas por la misma instancia judicial y sin necesidad que se hicieran porque son disposicio­nes tan claras que hasta el más sencillo de los salvadoreñ­os puede entenderla­s.

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COLUMNISTA DE LA PRENSA GRÁFICA

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