No todo triunfo es ganancia
Las selecciones de Alemania y Austria pactaron un resultado en el Mundial de España ‘82.
“Sólo me puedo disculpar ante los argelinos, porque habían merecido clasificarse a la siguiente fase.”
HANS PETER BRIEGEL
SELECCIONADO ALEMÁN EN 1982
El autor alemán Norbert Seitz escribió: “No todo triunfo es una ganancia”. Eso se ilustró en el partido que la selección de fútbol de su país jugó contra Austria en el Mundial de España 1982.
Era la jornada final de grupos y, por una combinación de resultados, si los alemanes ganaban 1-0, ambas selecciones clasificarían, mientras Argelia, la sensación del grupo 2, quedaría eliminada por diferencia de goles.
Aquel 25 de junio en Gijón, Alemania gritó su 1-0 al minuto 10 gracias al gigantón Horst Hrubesch. Los siguientes 80 minutos fueron para el olvido.
Fue un triste concierto de pases laterales, sin sentido, para el aburrimiento del público. No se jugó fútbol, se arregló un resultado a la vista de todos. “¡Que se besen! ¡Que se besen!”, gritaron desde las tribunas.
El Alemania 1-0 Austria clasificó ambas a la fase final del Mundial, pero desató una imparable ola de críticas. Al día siguiente, un diario español tituló “El Anschluss”, en referencia a la ocupación de la Alemania nazi sobre Austria antes de la II Guerra Mundial.
“Sólo me puedo disculpar ante los argelinos, porque habían merecido clasificarse a la siguiente fase”, dijo el jugador alemán Hans Peter Briegel.
Esa “vergüenza”, como tituló el diario “Bild”, persiguió al entrenador alemán Jupp Derwall. En 1984, tras la Eurocopa, fue el primer técnico en la historia de esta selección en ser despedido. Aquella tarde de 1982 en Gijón, Derwall ganó un juego, pero perdió su reputación.