¿MARIHUANA LEGAL O ILEGAL? ¿UNA OPCIÓN A LA ECONOMÍA?
Este análisis sobre la marihuana inicia con la idea que el cultivo, producción y comercialización es legal en El Salvador. Pero aún tiene muchos prejuicios y rigurosos controles para obtener la autorización, y que se limita hoy por hoy a pequeñas y desconocidas investigaciones científicas. Jamás algún laboratorio de la industria química o farmacéutica ha solicitado autorización para el cultivo, producción o venta de marihuana para el consumo con fines médicos y mucho menos recreativos.
La Ley Reguladora de las Actividades Relativas a las Drogas establece en el artículo 3 inciso final: “Las sustancias señaladas (Narcóticos, Depresores, Estimulantes. Alucinógenos, Cannabis y Otras) sólo podrán importarse, producirse, fabricarse, extraerse, poseerse o usarse, en las cantidades que sean estrictamente necesarias para la investigación científica, la elaboración de medicamentos, para el tratamiento médico o para la fabricación de productos de uso industrial, con autorización del Consejo Superior de Salud Pública”.
El art. 6 literal b prohíbe los cultivos y ventas “no autorizadas”. Además el art. 22 ordena: “Ninguna persona podrá dedicarse al cultivo o producción de drogas... sin autorización del Consejo Superior de Salud Pública. Para eso hay que cumplir los requisitos siguientes: a) Que se sometan al control, inspección y fiscalización respectiva; y b) Que se encuentren inscritos en el Consejo como personas o establecimientos dedicados a la industria química y farmacéutica o como laboratorios de investigación en ciencias biológicas, según lo prescrito en el Código de Salud” en su art. 14 lit. d. La sentencia con referencia INC-127-15 de la Cámara Tercera de lo Penal de Primera Sección del
Centro, las páginas 4 y 7 contienen el mismo criterio que la Dirección Nacional de Medicamentos debe autorizar el cultivo y la producción industrial y además que se encuentren inscritos en el Consejo como personas o establecimientos dedicados a la industria química y farmacéutica o como laboratorio de investigación.
Por su parte, la Dirección Nacional de
Medicamentos (DNM) como ente regulador expresa su posición a través del jefe de la
Unidad de Estupefacientes: “como DNM no hemos recibido ningún proyecto de investigación relacionado con el uso de la cannabis, para uso con fines médicos o científicos, no obstante conocemos que a nivel mundial existen este tipo de estudios”. Luego agrega: “en el marco legal del El Salvador, existe la posibilidad de utilización de la cannabis o sus derivados con fines médicos y científicos, pero hasta la fecha no se tiene legalmente ningún medicamento o producto autorizado con fines terapéuticos por parte de la DNM”. Así deja totalmente claro la DNM que el cultivo, producción y venta medicinal es legal.
Es de considerar que el cultivo y producción de cannabis podría reducir las operaciones delictivas de estructuras del narcotráfico que se aprovechan y mantienen el comercio y tráfico ilegal. Esta idea se incluye en el Informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes correspondiente a 2021 en la página 35 numeral 100: “El cumplimiento universal del requisito de obtener autorizaciones de importación y exportación es esencial para prevenir la desviación de drogas al mercado ilícito...”. Es tanto el respaldo que se hace hoy en día al uso medicinal de la marihuana que la ONU reconoció en 2020 sus propiedades terapéuticas al retirarlas de la lista IV de la Convención sobre drogas de 1961, esto como respuesta de la ONU a las recomendaciones realizadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2019 para eliminar al cannabis de la lista IV por no ser “particularmente dañina”.
Así muchos países como: Estados Unidos, Canadá, Holanda, Sudáfrica, México, Paraguay, Jamaica, Portugal, se han beneficiado con un nuevo rubro para agricultores y la industria farmacéutica. Es así que la autorización del cultivo, producción y venta de cannabis que permite la ley salvadoreña se vuelve un reto para laboratorios con fines médicos y ¿por qué no decirlo? con fines recreativos similar a la venta de licor.
El cultivo y producción de cannabis podría reducir las operaciones delictivas de estructuras del narcotráfico que se aprovechan y mantienen el comercio y tráfico ilegal.