El gobierno no fortaleció política social en la pandemia
Una investigación publicada en una revista de la UNAM afirma que la narrativa utilizada por el gobierno sobre el bono de $300 dólares y la vacunación le dio el protagonismo al pdte. y no a los actores técnicos.
“La narrativa (del bono) estuvo vinculada a una labor titánica del gobierno y de Bukele, antes que a derechos ciudadanos y a obligaciones estatales”. Investigación “OPORTUNIDADES PERDIDAS POSPANDEMIA”
El gobierno salvadoreño desaprovechó la oportunidad que le brindó la pandemia del covid-19 para fortalecer la institucionalidad del Estado y crear políticas sociales inclusivas permanentes, concluye un artículo publicado esta semana en la Revista Mexicana de Sociología, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El artículo “Oportunidades perdidas pospandemia: transferencias y vacunación en El Salvador” fue elaborado por la doctora en Sociología por la Universidad de Pittsburgh, Juliana Martínez Franzoni, y por Diego Sánchez-ancochea, director del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad de Oxford.
Los investigadores evaluaron la implementación del bono de $300 que entregó el gobierno en 2020 y la vacunación contra el covid-19, con el fin de determinar si estas medidas “implicaron oportunidades para crear y/o ampliar políticas sociales inclusivas en El Salvador”.
Para ello revisaron declaraciones públicas, comunicados de prensa, publicaciones en redes sociales y realizaron entrevistas directas con analistas, exintegrantes del gobierno -como el exministro de Hacienda, Nelson Fuentes- y funcionarios actuales, como el vicepresidente Félix Ulloa.
“Los hallazgos muestran que las acciones fueron sin duda valiosas, masivas y rápidas, pero también que los instrumentos, actores y narrativas que encuadraron estas acciones no fueron conducentes a instalar legados expansivos posteriores”, afirma el artículo.
Tanto en la entrega del bono como en la vacunación, se evidenció la intención de catapultar la imagen de Nayib Bukele, seguida de los cuerpos de seguridad, dándole más protagonismo que a los actores técnicos. La narrativa utilizada en ambos casos se centró en la “labor titánica” del gobierno, producto del apoyo puntual decidido por el presidente. “Ambas aluden al gobierno con escasas o nulas referencias a la institucionalidad pública y a la permanencia de largo plazo. El protagonista es el presidente Bukele”, indican los investigadores. “No encontramos evidencia de fortalecimiento de actores institucionales cuya presencia sugiera permanencia de aprendizajes y procesos propiamente estatales”, agregan sobre el caso del bono.
Otro punto común en las dos medidas implementadas es que no se crearon fuentes permanentes de financiamiento, pues se costearon con deuda, y aparecen “desprendidas de la institucionalidad previa”.
En el caso del bono de $300, explican que uno de los aspectos más prometedores era el sistema de información que pudo haberse obtenido del cruce de datos para incluir o excluir beneficiarios, pero “la opacidad con que se ha manejado impide afirmar que el país salga de la pandemia con un sistema de información sólido y de envergadura que permita actuar frente a emergencias futuras”.