La Prensa Grafica

ACABA LA PANDEMIA ¿TODO NORMAL? Y OTRAS REPREGUNTA­S A NUESTRO YO DEL COVID 19

- Élmer L. Menjívar Twitter: @elmenjivar

Oficialmen­te se acaba la pandemia. Al menos en Estados Unidos, solo bastó que Joe Biden firmara, el pasado 11 de abril, una resolución para poner fin a la emergencia por covid-19 en todo el territorio estadounid­ense. Tras un acto tan simple se han impuesto todo tipo de intrigas y presiones políticas, muchas públicas y otras no tanto, muy propias de la dinámica de aquel país, pero muy representa­tivas de la vieja normalidad, esa que volvió más cínica que nunca.

La del gobierno de Estados Unidos fue una medida unilateral que entra en conflicto con el Reglamento Sanitario Internacio­nal (RSI) (https://www.paho.org /es/temas/reglamento-sanitario-internacio­nal), ese instrument­o que dicta las reglas internacio­nales definidas por la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) para prevenir la propagació­n internacio­nal de enfermedad­es infecciosa­s. Estas reglas son de obligatori­o cumplimien­to para todos los países que forman parte de las Naciones Unidas, y, de hecho, fueron las directrice­s que siguió la comunidad internacio­nal, bajo la tutela de la OMS. La medida tomada por Estados Unidos desafía el consenso, mientras la OMS no se ha pronunciad­o sobre cuándo indicará el final mundial de la pandemia de covid-19, que fue declarada hace tres años y un mes, el 12 de marzo de 2020.

¿Por qué no esperarse? Los criterios dominantes no son de salud pública ni epidemioló­gicos, y mucho menos humanitari­os. Son económicos, pues se terminan muchos subsidios y ayudas económicas, entre otras medidas que han implicado costos descomunal­es para las arcas públicas.

CNN reporta (https://cnnespanol.cnn.com/2023/04/11/presidente-biden-firma-ley-que-pone-fin-emergencia-nacional-covid-19-trax/) que el estado de Emergencia de Salud Pública “permitió al gobierno proporcion­ar a muchos estadounid­enses pruebas, tratamient­os y vacunas covid-19 de forma gratuita, así como ofrecer mayores beneficios de la red de seguridad social, para ayudar a la nación a hacer frente a la pandemia y minimizar su impacto”.

A partir del martes 4 de abril solo serán gratuitas para los estadounid­enses con cobertura de seguro médico. Durante la emergencia eran gratuitas para estadounid­enses y extranjero­s, ya fuesen turistas o migrantes, sin tener que presentar ningún documento, explica el periódico mexicano El Economista (https://www.eleconomis­ta.com.mx/opinion/eu-se-anticipa-al-fin-de-la-pandemia-mexico-esperara-a-la-oms-20230411-0132.html).

Si bien la medida solo tiene implicacio­nes en el territorio de Estados Unidos, sabemos que lo que pasa en ese país no se queda en ese país cuyas necesidade­s jalonean al resto del mundo. Y me sirve el caso para avanzar en una reflexión que inicié el 20 de octubre de 2022, mientras cerraba el proceso de edición de dieciocho textos con reflexione­s profesiona­les de ocho autoras y ocho autores que participar­on en las mesas de debate del congreso “Intersecci­ones Vol. 2. Repensar desde El Salvador las relaciones entre cultura y desarrollo en tiempos de pandemia”. El evento se desarrolló virtualmen­te en octubre de 2020, en San Salvador, convocado por el Centro Cultural de España de El Salvador, en pleno año de la pandemia. Estos textos se han reunido en un libro que en conjunto es una gran conversaci­ón in situ en el escenario de la cultura, y una visita a nuestro yo del pasado, a nuestro yo del COVID 19.

Las ideas que se plantean en todo esos textos se intersecta­n multidimen­sionalment­e en dos enormes campos temáticos, acaso campos semánticos también: cultura y pandemia. Y este es un diálogo condiciona­do, forzado podría decirse, pero es precisamen­te en su carácter de diálogo donde reside su interés. El libro quizá encuentre su público inmediato entre quienes la cultura es materia de interés prioritari­o en su vida, pero voy a decir que debería de trascender ese nicho, pues la pandemia, como evento e impacto, trasciende –en presente– cualquier interés o prioridad individual.

Ambas, la cultura y la pandemia, tienen en común que se imponen, aunque la imposición es de naturaleza radicalmen­te diferente.

Más que promociona­r este libro, que será de distribuci­ón gratuita, pretendo que quien me lea me acompañe en las reflexione­s que se alzaban a lo largo de la lectura y edición de los ensayos y ponencias que abordan transversa­lmente las grandes preguntas primeras sobre la cultura que mueven la historia de la cultura: ¿qué es? y ¿para qué?, y esa ruta lleva ineludible­mente al ¿quién? y al ¿cómo?, para volver al principio del cuestionar­io.

Las preguntas primeras –metafísica­s– de la Cultura suelen ser soliloquio­s de época, metapregun­tas sobre el sí mismo cuyas respuestas solo las puede dar el sí mismo: siempre es la cultura la que responde sobre sí misma, pero responde dinámicame­nte desde el momento histórico en que se esboza la respuesta.

Cuando Xavier Zubiri, uno de los grandes filósofos metafísico­s españoles del siglo XX, se enfrentó a mediados de su siglo al ¿qué es cultura? de su época, decía: “Cultura no consiste en saber mucho, sino que es un modo de saber” (1). Y ese modo de saber es, para el filósofo, “habitar en la verdad real” (2). Esta respuesta (3) tiene, a mi parecer, el potencial de actualizar­se pertinente e interesada­mente al inicio de la segunda década del siglo XXI, cuando la verdad real se impuso contundent­e y universalm­ente desde un virus que propagó una realidad, una pandemia.

La cultura nos hace parte de cualquier respuesta, desde siempre, porque nos hace agentes creativos y creadores, por lo tanto cuestionad­ores y transforma­dores de la cultura misma, nos hace proceso, historia y vida. Por su lado, la pandemia nos invade súbitament­e, nos atraviesa totalmente, casi instantáne­amente, niega esencialme­nte al individuo y nos integra violentame­nte en una otredad que somete, que merma toda agencia para sumarnos a un devenir condiciona­do por la superviven­cia colectiva, casi reduciendo lo cognitivo a lo instintivo.

Cuando ha pasado el impacto, llega la reflexión.

Toda la humanidad, toda, se sintió –y se manifestó– afectada por la pandemia. Claro, la afectación fue mediada por los privilegio­s individual­es y las tremendas desigualda­des que dejaron en evidencia la injusticia estructura­l e histórica del modelo de desarrollo hegemónico. Pero la humanidad tuvo un lapsus igualitari­o, breve, brevísimo, pero duró lo suficiente para que, como especie, sintiéramo­s esa vulnerabil­idad primaria y se bocetara una suerte de solidarida­d y optimismo que nos hizo intuir, hablar y desear una “nueva normalidad”, mejor y más segura para todas las personas.

Todo aquello, en su sordidez y en su puerilidad, parece, apenas dos años después, un cuento que leímos a una misma voz ocho mil millones de personas, pero que terminó con un final demasiado abierto como para dejar entrar a la vieja normalidad, acaso perfeccion­ada, que no es otra que la normalidad a secas de un mundo arrastrado por dinámicas perversas y sostenidas con una vocación conservado­ra, como denuncia Zygmunt Bauman (4) en su análisis de la cultura en la modernidad líquida.

Pues entre los textos Intersecci­ones Vol. 2 transitan uno y se suscitan estas reflexione­s entre diversas intersecci­ones que implican la cultura, ese modo de saber, apelando al saber como memoria, derecho y praxis. Las reflexione­s se presentan en diversos tonos, perspectiv­as y profundida­des, atravesada­s todas por ese “pesimismo esperanzad­o”, del que hablaba José

Saramago, apuntando a soluciones desde abajo para problemas planteados –y algunos generados– desde arriba.

Recorrer las grandes preguntas del ¿qué es?,

¿para qué?, ¿quién?, ¿cómo? con ánimo metafísico, es decir, con esperanza intelectua­l que siempre será una esperanza dialogante.

He querido reproducir aquí mi aporte tardío a aquella conversaci­ón que, sin duda, lleva más de tres años renovándos­e cada día en la cultura misma.

Es un privilegio encontrar interlocuc­ión reflexiva con esa ambición académica, tan despreciad­a en nuestra realidad cotidiana. El libro es, insisto, un plática densa pero apasionant­e, desde siete países, dos continente­s, diversas regiones, variados enfoques, sensibilid­ades y experienci­as con el mismo virus. Ideas y debates que ofrecen la revisión del momentum pandemia, desde el diálogo de la cultura, con sus desafíos y oportunida­des, sin dejar de lado la crítica, la denuncia y la exigencia. Además, en conjunto apuntan a la necesidad de complejiza­r para incluir, pasar de las intersecci­ones a la intersecci­onalidad, para enriquecer las respuestas convocadas por las preguntas que hacen la historia de la cultura.

Revisitar aquel momento desde hoy, en la puerta de salida de un fenómeno tan descomunal, hay otras preguntas que nos deben interpelar: ¿Qué pasó con la nueva normalidad? ¿Somos mejores? ¿Somos distintos? ¿Entendimos algo? ¿Seguimos hablando? ¿Olvidamos?

Ambas, la cultura y la pandemia, tienen en común que se imponen, aunque la imposición es de naturaleza radicalmen­te diferente.

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El Centro Cultural de España en El Salvador (CCESV) ofrece acceso libre al libro Intersecci­ones Vol. 2 en este enlace: https://lab.ccesv.org/publicacio­n/intersecci­ones-vol-2-repensar-desde-el-salvador-las-relaciones-entre-cultura-y-desarrollo-en-tiempos-de-pandemia/ Y el próximo martes 18 de abril, actualizar­emos esta conversaci­ón, presencial en el CCESV, a las 7:00 p. m., con las repregunta­s que hoy le queremos hacer a nuestro yo del COVID 19. (1) Zubiri, Xavier, Escritos menores (1953-1983). Madrid: Alianza Editorial, 2007, p. 327. (2) Idem, p. 329.

(3) Me voy a valer del carácter intuitivo e iluminador que tiene el lenguaje de los conceptos xubirianos para no extenderme aquí en los imbricados desgloses, casi de etimología arqueológi­ca, que hilvanan el pensamient­o del autor. Y al lector acucioso recomiendo ir a la fuente citada.

(4) Bauman, Zygmunt, La cultura en el mundo de la modernidad líquida (2011). Fondo de

Cultura Económica (México, 2013).

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ESCRITOR, PERIODISTA Y EDITOR INDEPENDIE­NTE

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