El arte de hacer bonsái
LABOR
Al igual que muchas otras tradiciones asiáticas, el arte del bonsái llegó a Japón procedente de China hace 800 años, en donde se interpretó desde la concepción del budismo Zen, como objeto de culto por las clases religiosas.
Bonsái, palabra de origen japonés procedente del término chino “Penjing”, es una disciplina que consiste en cultivar árboles o arbustos miniaturizados, al controlar su crecimiento mediante técnicas específicas para que permanezcan en un tamaño muy inferior al natural.
De acuerdo con Roberto Rampone, experto en bonsái, asegura que cualquier especie arbórea y arbustiva puede ser cultivada como bonsái, siendo las más idóneas aquellas que poseen las hojas pequeñas de forma natural o que bien estas puedan reducir su tamaño al ver limitado su crecimiento con el tiempo.
Las especies incluyen tanto plantas caducifolias como perennifolias, siendo más comunes las de los géneros ficus, pinus, ulmus y juniperus.
Aunque los estilos de bonsái están abiertos a la creatividad e interpretación personal, existen diferentes tipos que sirven para clasificarlos como el vertical formal e informal, en cascada, inclinado, o los adaptados en roca, madera muerta o petrificada, que buscan dar la apariencia de un árbol viejo.
“Los bonsái tienden a imitar la forma de cómo se encuentran los árboles en la naturaleza, entonces se clasifica por estilos”, explica el experto.
Uno de los más populares es el estilo bosque, que en vez de trabajar un solo árbol, en este se muestra un paisaje completo con especies que pertenecen a la misma familia botánica, pero que “cada árbol debe de trabajarse independientemente”, de ahí su complejidad.
En este caso, los árboles más desarrollados se suelen colocar en el medio de la base, que normalmente es grande y plana. Mientras que los más pequeños se plantan a los lados para que se forme una sola copa.
“Estos bosques poseen una cosa en particular, es que tienen orquídeas. Algunas de ellas han germinado aquí y otras están naciendo con las semillas que dan y pasan de un bosque a otro”, destaca Rampone, quien describe sus bosques como “un reservorio de especies” que ya no existen en la naturaleza, por lo que recalca la importancia de esta práctica.
El bonsái también viene determinado por técnicas que modelan su forma para crear un estilo que incluyen métodos como poda, alambrado, defoliado, trasplantes e injertos. Asimismo, la práctica viene regida por una serie de conceptos estéticos, según explica Rampone. Por ejemplo, cada bonsái tiene un frente visual, donde el tronco siempre será más ancho en su base que en la parte superior, además de tener un ápice achatado y una silueta triangular.
En cuanto a las herramientas, estas se clasifican por su función. Las hay para cortar, trasplantar, alambrar, doblar y esculpir, algunas hechas de acero quirúrgico.
Igual de importante son los cuidados, que involucran el riego, abono y trasplante. El uso de un buen sustrato es crucial, el cual permitirá una correcta retención de agua, un buen drenaje y oxigenación.
“Lleva tiempo entender cómo el árbol crece; hay que buscarle la vena viva, donde pasa la savia, que no esté alineada con otra rama… Parece fácil, pero cuando ya entramos en materia se vuelve un poco más complicado”, señala Rampone.
Visto como pasatiempo o expresión artística, detrás del mundo del bonsái hay toda una filosofía y cultura milenaria. Con los años, esta práctica ha ido ganando adeptos y muchas personas han encontrado en ella una forma de conectar con la naturaleza.
Jose Carlos Molina cultura@laprensagrafica.com
EN EL SALVADOR EXISTEN PROYECTOS INDEPENDIENTES QUE TRABAJAN EN PROMOVER LA PRÁCTICA DEL BONSÁI. TAL ES EL CASO DE BONSAI STUDIO, UNA INICIATIVA LIDERADA POR FERNANDO CORTEZ, QUE SE DEDICA A LA ENSEÑANZA DE ESTA TÉCNICA MILENARIA, ADEMÁS DE OFRECER SERVICIOS DE MANTENIMIENTO Y ASESORÍA.
“Bonsai Studio fue creado con el propósito de difundir y enseñar el arte del bonsái a todas las personas interesadas en aprender esta técnica. Los cursos de nivel básico pueden cubrir temas como el cultivo, la poda, el trasplante y el mantenimiento general del bonsái”, manifiesta su fundador, proyecto con el que busca “brindar una base sólida para que los estudiantes puedan comenzar a cultivar sus propios bonsáis y desarrollar su habilidad y pasión por esta práctica”.
Como indica Cortez, “el bonsái puede ser un hobbie que permita desconectarse del día a día y de las distracciones tecnológicas, y a su vez, fomente el contacto con la naturaleza”; siendo su práctica “una actividad relajante y meditativa, contribuyendo a mejorar el bienestar emocional y mental de las personas”.
“El cuidado de un bonsái es un trabajo constante y requiere de un mantenimiento regular para que el árbol se mantenga sano y estéticamente atractivo”
Fernando Cortez, FUNDADOR DE BONSÁI STUDIO. “Lo principal es hacer conciencia, es tratar de despertar en el ser humano un poco de conciencia por la naturaleza en un mundo tan moderno. Esto es una cosa de cultura, de arte”
Roberto Rampone, EXPERTO EN BONSÁI