“LA AUSENCIA DE REACCIÓN DE LAS PANDILLAS INDICA LA POSIBILIDAD DE ALGÚN TIPO DE NEGOCIACIÓN”
Con Carlos Carcach, especialista en criminología
Luego de un año de aplicación del régimen de excepción, el especialista en criminología analiza la situación actual en temas de seguridad pública y menciona la posibilidad de que aún exista un acuerdo entre gobierno y pandillas.
El régimen de excepción se encamina a ser una medida permanente en El Salvador, según afirman diferentes organizaciones y analistas en temas de seguridad pública, basados en que esta semana la medida cumplirá 13 meses desde su primera aprobación el 27 de marzo de 2022.
Uno de ellos es el académico y especialista en criminología Carlos Carcach, a quien LA PRENSA GRÁFICA consultó sobre la situación actual con respecto a la seguridad pública en el país.
En su análisis sostiene que es obvio que la situación en El Salvador está mejorando, pero cuestionó aspectos en los que el Ejecutivo aún puede estar fallando.
Agregó que existe la posibilidad de que aún se mantenga una negociación por parte del gobierno con grupos criminales, y que si esta se rompe, en un futuro el país podría enfrentar nuevamente altos números de homicidios, como lo ocurridos en 2015, cuando el gobierno del presidente Salvador Sánchez Cerén rompió la tregua con pandillas y les declaró abiertamente la guerra.
¿Qué análisis realiza usted sobre la situación actual que vive el país en cuanto al tema de seguridad ?
Cuando hablamos de seguridad tenemos que entender que hay dos aspectos: uno es la percepción de seguridad que prevalece en una población, y el segundo son los fenómenos relacionados con lo que se conoce normalmente como seguridad, que usualmente estamos hablando de delitos y de crímenes en general. Habiendo dicho eso, es innegable que ha habido una mejora en ambos aspectos. Por un lado, hay una reducción drástica del número de homicidios, que es el tipo de delito que más temor causa en la gente. Algo que todavía debería considerarse como una hipótesis es la posibilidad de que esta caída en el número de homicidios se deba a la incapacitación de grandes números de pandilleros. Pero ahí surgen algunas dudas, porque en toda sociedad existen formas de violencia y el homicidio es una de ellas, que está relacionada con otros aspectos de la vida y de las actividades de las personas. El Gobierno ha reportado varios días y varios períodos con cero homicidio, algo que uno pone en tela de duda y la razón para ello es de que en un país como El Salvador por lo menos estimaciones propias me hacen pensar a mí que un número normal de homicidios debería estar en esta circunstancia entre los cuatro y los seis.
Estamos en esa situación donde da la impresión de que las cosas en El Salvador están mejorando, que las pandillas han sido aniquiladas prácticamente y que el futuro que viene es un futuro halagüeño, digamos, pero no sabemos tampoco en qué puede terminar todo este proceso de capturas masivas. Uno observa con alguna sorpresa la ausencia de respuesta por parte de los grupos pandilleriles.
El vicepresidente Félix Ulloa dijo recientemente que era algo extraordinario encarcelar a 67,000 personas y sin derramar sangre. Él lo relacionaba a que no se han dado mayores enfrentamientos entre grupos de policías con pandilleros, pero ¿a qué cree que se deba esta ausencia de respuesta por parte de las pandillas?
Es difícil poder señalar una razón. En un primer momento, cuando encarcelaron a los primeros 20,000, uno habría pensado que el resto iba a reaccionar de manera defensiva ante las operaciones de la policía. Pero esto nos trae quizás al otro aspecto del tema de la seguridad y de las medidas del Gobierno , esto no se puede entender si no se analizan los diversos contextos que rodean este tipo de situaciones.
Por un lado tenemos el tema puramente político, donde el gobierno con mucho esfuerzo y aparentemente con mucho profesionalismo ha sido efectivo en reducir la operatividad de los grupos pandilleriles. Y también lastimosamente dentro
de lo político no se puede dejar de lado la posibilidad, que es algo de lo que no hay certeza, de algún tipo de acercamiento entre el Gobierno y los liderazgos de las pandillas. Entonces, la ausencia de reacción por parte de las pandillas hace pensar en la posibilidad de algún tipo de negociación, misma que tenga como propósito disminuir los niveles de homicidio, a cambio de... uno no sabe de qué.
¿Entonces esa posibilidad está abierta? ¿Cree que exista esa negociación entre gobierno y pandillas debido a los resultados que observamos?
Conste que estoy diciendo posibilidad, aunque personeros del Gobierno han negado en todo momento que eso haya existido, pero si esa negociación existe, en el momento que las condiciones en lasques e sustenta se quiebren, se rompan o se debiliten, o que no se cumplan los compromisos por alguna de las partes, entonces esto definitivamente puede desatar una ola de violencia probablemente de magnitudes similares a las que hemos tenido a nivel nacional en el pasado.
¿Algo como lo que pasó en 2015?
El ejemplo más reciente es el incremento de homicidios que se dio a consecuencia del retiro del gobierno del presidente Sánchez Cerén o la desvinculación de su gobierno de toda posible relación con la tregua. Él hizo una declaratoria también de guerra a las pandilla y la reacción fue que en 2015 tuvimos la tasa de homicidio más alta en la historia del país.
¿Puede describir el régimen de excepción luego de un año de su implementación en El Salvador?
Al régimen de excepción lo veo nada más como un instrumento que le permite al gobierno, o a las autoridades del sector justicia manejar los casos ,de manera que se pueda asegurar que la mayor parte de estas personas van a ser condenadas a períodos largos de encarcelamiento. Entonces ha sido un mal necesario, pero en todo esto está lo bueno, lo malo y lo feo. Muchas personas que no tenían relacióndirecta o de ningún tipo con las pandillas han sido detenidas y han sido mantenidasen detención sin tener realmente un delito por el cual estar ahí, creo que ese ha sido un tema delicado. Da la impresión de que recientemente ese número de falsos positivos ha disminuido y que las autoridades están siendo más cuidadosas en identificar a las personas que detienen.
Hablando de los falsos positivos, el ministro de Justicia y Seguridad, Gustavo Villatoro, mencionó recientemente que todos los que ya han sido liberados, que según él son cerca de 4,000, han sido colaboradores de pandilla, pero que colaboraban por temor a que les hicieran algo las pandillas. Es decir, igual les da una cierta culpabilidad, no los declara inocentes del todo, ¿qué opina sobre esa afirmación?
Podría ser cierto, pero omitió mencionar a los que no eran colaboradores obligados. Imagino yo que ahí había muchas personas por tema de homónimos, confusión, problemas de identidad que hicieron que estas personas llegaran ahí, porque definitivamente cuando yo digo que la policía fue muy efectiva en este trabajo es porque ellos partieron de listas que ya tenían, con gente a la que probablemente la inteligencia policial había identificado como miembros o colaboradores de estos grupos delictivos.
El vicepresidente Ulloa también mencionó que sí se revisa el histórico de muertes en penales se puede corroborar que siempre hubo muertos, pero que ahora se saca de contexto la información y se quiere responsabilizar al régimen de excepción, ¿Cómo ha sido el comportamiento de este fenómeno de muertes en cárceles? ¿Podría afirmarse que con el régimen de excepción han habido más muertes?
No estoy muy informado ni conozco los detalles, pero allá por el 2008 el entonces presidente Elías Antonio Saca conformó una comisión para estudiar precisamente sobre las condiciones de las personas detenidas y el informe menciona, como algo que era muy común en la época, las muertes por tuberculosis. Admitía una serie de recomendaciones para abordar la problemática, si se refiere a eso el vicepresidente, pues está en lo correcto. Pero entiendo yo que los organismos de derechos humanos están haciendo referencia concreta a personas que fueron detenidas bajo el régimen, que tenían algunos problemas de salud y que no fueron atendidos y las condiciones en las que fueron detenidas agravaron estas situaciones. Habría que preguntarse cuál puede ser el diferencial entre lo que hubieran sido las muertes esperadas en condiciones de normalidad y el exceso de muertes que se pudiera tener.
Hablando sobre el papel de la Fuerza Armada, ¿cómo evalúa el uso de los militares en este contexto del régimen de excepción, pues se ha visto que prácticamente la policía está quedando en segundo plano?
Ese es un tema espinoso y bien delicado. Desde mi perspectiva la Fuerza Armada no debería estar ahí, lo que tendríamos que hacer, en lugar de haber incrementado el número de efectivos de la Fuerza Armada a lo que lo han incrementado ahora, lo que se debería de haber hecho es desde hace rato incrementar el tamaño de la plantilla policial. Pero ahora como resultado de eso tenemos una Policía Nacional cada vez menos civil y más militar.
¿Cuánto tiempo más cree que durará el régimen de excepción? ¿Cree que el régimen es la única respuesta que tiene el gobierno para combatir a las pandillas? ¿Considera que es necesario que continúe este régimen?
Prácticamente se va a convertir ya en algo permanente. Yo no soy abogado y no podría decir con certeza que se va a manter permanente, pero es mejor tener ya una ley especial que estuviera diseñada en más o menos los mismos términos que el régimen de excepción. ¿Cuánto tiempo más? Pues no sabemos, puede ser infinito, y aquí viene el tema político, porque creo que aquí es donde el gobierno debe ser muy cuidadoso e investigar bien a alguien para poderlo detener porque la popularidad o el apoyo de la población puede comenzar a disminuir.
¿Las pandillas están aniquiladas en El Salvador o solo es una política de incapacitación de pandilleros?
Yo tengo una hipótesis, pero no la voy a expresar en estos momentos. No creo que las pandillas hayan desaparecido, podría ser que estén evolucionando a actividades delictivas en las que ya no se necesitan tantos miembros. Entonces es necesario desmovilizar un gran número de miembros y si por ahí va la cosa, pues esto pareciera ser bueno para las pandillas igual que es bueno para el gobierno.
“Independiente del régimen de excepción o no, la responsabilidad del bienestar de reclusos recae sobre el Estado”.
“No se puede dejar de lado la posibilidad de un tipo de acercamiento entre el Gobierno y los liderazgos de pandillas”.