ASÍ COMO SE VIENE RESCATANDO EL “CENTRO HISTÓRICO” DE SAN SALVADOR HAY QUE RECOMPONER LA CONVIVENCIA NORMAL ENTRE LOS SALVADOREÑOS DE HOY
Uno de los hechos más significativos y connotados del momento nacional que vivimos los salvadoreños de estos días es el rescate visible y admirable del llamado “Centro Histórico” de nuestra ciudad capital, que por décadas se fue sumergiendo en una apatía autodestructora de características verdaderamente deplorables. Y pese a que las dimensiones físicas de tal deterioro parecieran tan manejables, el hecho de haberse dado un abandono tan persistente en la mencionada zona fue haciéndose más y más devastador en todos los aspectos. Los que hemos tenido la dramática suerte de poder haber vivenciado al San Salvador de entonces y seguir aquí en los años que corren somos capaces de dar directo testimonio de esta evolución tan traumática y restauradora en todos los sentidos. Y cuando pensamos que dicho tránsito conecta con el auge turístico que se está expresando por doquier nos embarga con toda nitidez la convicción de que los salvadoreños tenemos un beneficio vitalizador entre las manos, como nunca antes lo habíamos tenido. Y el hecho de que esto empalme con la lucha frontal contra las fuerzas pandilleriles que habían tomado posesión de prácticamente todos los espacios ciudadanos constituye un dinamismo sanificador y progresista de primer orden. Nos movemos, pues, hacia la convivencia normal, con todo lo que eso representa para la nueva normalidad en avance. Nos encontramos, así, en proyección y en acción de carácter eminentemente progresista, aunque en muchos sentidos no parezca así; y por eso mismo tiene tanta urgencia el impulsar esfuerzos efectivos en el sentido de concienciarnos sobre todo esto que se vive, al margen de cualquier desentendimiento. Así como se está rehabilitando a fondo el Centro Histórico de nuestra ciudad capital hay que definir y estructurar toda una estrategia destinada a rehabilitar la convivencia entre todos los connacionales. A simple vista, esto que decimos parece una imagen sacada de la manga, pero la usamos para enfatizar que hay muchas cuestiones que deben ser abordadas al unísono, aunque no tengan relación directa entre sí. Si toda nuestra sociedad recibiera el mismo tipo de tratamiento que está recibiendo el Centro Histórico podríamos ver sin tardanza los efectos entrañables y reconfortantes de ello. Los salvadoreños en general tendríamos los beneficios simbólicos y pragmáticos que corresponden, según cada área de conducta colectiva en particular. Este, pues, es un viaje a través del tiempo, sin perder de vista la identidad peculiar que tiene cada época sucesiva. En este momento, la seguridad plena es nuestro “Centro Histórico” referido a la convivencia ciudadana en todos los órdenes, y eso implica legalidad y seguridad en un mismo bloque de aspiraciones y de compromisos. Recuperemos la fértil naturalidad de nuestra vida, para que ésta pueda funcionar como fuente de mejoramiento continuo en todos los órdenes. Hacia ahí deben apuntar los principales esfuerzos en el momento actual.