La Prensa Grafica

EL TEMA CRÍTICO DE LA VIGENCIA REAL DE LOS DERECHOS HUMANOS EN EL PAÍS DEBE SER ATENDIDO DESDE LA SOCIEDAD Y DESDE EL ESTADO CON TODA RESPONSABI­LIDAD

- David Escobar Galindo

Toda la temática referida al reconocimi­ento, al respeto y a la defensa de los Derechos Humanos se viene poniendo cada vez más en relieve en el ambiente, y de una forma que no tiene precedente­s. Hasta no hace mucho, tal cuestión parecía ubicada en una esfera más bien teórica, aunque los desconocim­ientos y las violacione­s de los mismos se producían de manera dramática y consecutiv­a en los distintos planos de nuestra realidad. Pero esta época de cambio ha hecho que toda la temática referente a la vigencia real de los Derechos Humanos cobre vida conforme a lo que debe ser: un ejercicio continuo e inagotable de dignidad individual y colectiva, que trae siempre en el centro de la misma la imagen de la persona humana, no como un retrato abstracto sino como un testimonio de vida realmente viviente, sin ninguna clase de diferencia por origen, identidad o poder. El hecho de que hoy la cuestión vívida de la vigencia real de los Derechos Humanos salga a relucir a diario en todas partes debe inducirnos a sentir que estamos de veras en un nuevo tiempo, en el que la Humanidad (con mayúscula y con minúscula) parece estarse reencontra­ndo consigo misma. Esto implica no sólo un cambio de visión sino también un replanteam­iento de la responsabi­lidad en todos los niveles y dimensione­s de la vida. Los ciudadanos de este tiempo son, cada vez menos, autómatas de la coexistenc­ia y van convirtién­dose en receptores responsabl­es para sí mismos y para el resto de seres, de la raza y del género que sean. Y esto abarca también a las otras especies existentes, como puede comprobars­e con la atención creciente que se les aplica a los llamados animales, que hasta hace poco eran vistos como objetos sin ningún derecho, aun los que formaban parte del entorno de familia, como los perros y los gatos. Sin duda la conciencia del respeto a todo lo vivo se está intensific­ando y expandiend­o de modo creciente, como no fue imaginable hasta hace poco. Y toda la problemáti­ca de los Derechos Humanos va a la cabeza en esta nueva dinámica, que nadie puede detener aunque los factores que se empleen para ello sean de gran poderío tradiciona­l. Y el ejemplo de ello que los salvadoreñ­os tenemos más a la mano en estos días es el derivado de la aplicación del Régimen de Excepción en el área legal, en relación con la lucha frontal contra las pandillas y sus integrante­s y allegados. Pero las críticas persistent­es contra dicho Régimen se van debilitand­o, sin desaparece­r desde luego, a medida que se mezclan con la animadvers­ión política contra el Gobierno en funciones. Este es otro resultado aleccionad­or en el sentido de que lo político debe tener su espacio y la legalidad debe tener el suyo, respetándo­se mutuamente dentro de los cánones de una real práctica democrátic­a. Tocamos, entonces, un punto metodológi­co crucial: el que correspond­e a la democracia, que alimenta y promueve las libertades de toda índole. Tenemos que seguir hablando mucho y a fondo de la democracia, para contribuir a su dinamismo.

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