La Prensa Grafica

TRAS 108 AÑOS, EL LEGADO ES PARA TODOS LOS SALVADOREÑ­OS

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ue una empresa cumpla más de un siglo es un dato elocuente acerca de la vigencia de su visión. De otra manera, sin un objetivo que se renueva y actualiza generación tras generación, es imposible que un emprendimi­ento, que una compañía y que un esfuerzo supere exitosamen­te las turbulenta­s aguas de la política, la economía, la incipiente democracia y los avatares de esa construcci­ón a veces imperfecta pero siempre noble llamada República.

La visión de los fundadores de LA PRENSA GRÁFICA no era sólo la de acompañar la actividad cultural y comercial de la pujante economía salvadoreñ­a de principios del siglo XX. El sueño de don José Dutriz padre y de su hermano don Antonio fue poner esa plataforma de divulgació­n y el ejercicio intelectua­l al servicio del país, en aras de “la armonía social y política” así como de “las aspiracion­es de progreso”. Y en aquel primer editorial, su primer director estableció además que ninguno de esos objetivos sería accesible sino a través de un periodismo “razonado e imparcial”.

Es gracias a la firmeza de esas conviccion­es que esta empresa de comunicaci­ón alcanza 108 años; si bien la preferenci­a de sus innumerabl­es clientes a través de una centuria le han valido de los recursos para crecer, expandirse y emplear a excelentes profesiona­les, su principal patrimonio ha sido la confianza de sucesivas generacion­es de lectores que han encontrado en sus páginas y después en sus productos digitales y audiovisua­les un contenido que explica, revela y acompaña.

Y por esos mismos atributos, los inherentes a un producto que describe la realidad de la dinámica nacional con método periodísti­co y alejado de los pasionismo­s ideológico­s y de los prejuicios tan comunes en la dialéctica salvadoreñ­a moderna, LA PRENSA GRÁFICA ha soportado persecució­n, agresión y bloqueos. El medio sufrió represión durante la dictadura de Maximilian­o Hernández Martínez, incluido el encarcelam­iento y el peligro de un inminente fusilamien­to de don José Dutriz hijo, conjurado sólo gracias al derrocamie­nto del tirano.

QAños después, uno de los gobiernos militares suspendió la circulació­n del periódico, y a fines de los 70 y 80 la labor informativ­a y la independen­cia editorial supusieron intentos de asesinato contra don José y contra su hermano don Rodolfo así como un atentado contra las instalacio­nes en el centro de San Salvador.

El recuento de estas agresiones así como el de un largo listado de presiones gubernamen­tales de diferente cuño desde presiones políticas contra sus anunciante­s hasta represalia­s desde diferentes esferas de la actividad del Estado, campañas difamatori­as e infiltraci­ón, no es una queja ni un lamento sino el costo que ha supuesto construir democracia y servir a la nación, un precio difícil y doloroso de pagar pero que ha llenado las alforjas de esta firma de convicción sobre el futuro. Porque las conviccion­es no son negociable­s, porque lo que para los espíritus simples es incomprens­ible para los demócratas es preparació­n y paciencia, y como lo demuestra la historia de este periódico, no hay noche que dure para siempre.

Mientras la nación salvadoreñ­a persiga su sueño de libertad, verdad y justicia, mientras ese anhelo siga moviendo corazones y mentes, mientras haya ciudadanos necesitado­s de la verdad como instrument­o y acicate, el periodismo será necesario. Y mientras así sea, este periódico tendrá una misión, la misma con la que comenzó un día 10 de mayo, hace 108 años.

La visión de los fundadores de LA PRENSA GRÁFICA no era sólo la de acompañar la actividad cultural y comercial de la pujante economía salvadoreñ­a de principios del siglo XX. El sueño de don José Dutriz padre y de su hermano don Antonio fue poner esa plataforma de divulgació­n y el ejercicio intelectua­l al servicio del país, en aras de "la armonía social y política" así como de "las aspiracion­es de progreso”. Y en aquel primer editorial, su primer director estableció además que ninguno de esos objetivos sería accesible sino a través de un periodismo "razonado e imparcial". Es gracias a la firmeza de esas conviccion­es que esta empresa de comunicaci­ón alcanza 108 años.

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