La Prensa Grafica

BIDEN Y LOS MIGRANTES: EL EQUILIBRIO QUE NO PUDO SER

- Por Suhelis Tejero* nacion@laprensagr­afica.com

DÍAS DESPUÉS DE ANUNCIAR SU CANDIDATUR­A REELECCION­ISTA, BIDEN LANZA UNA NUEVA POLÍTICA MIGRATORIA PARA HACER FRENTE A LA CRISIS EN ESE TEMA. LA MEDIDA PLANTEA AL MENOS DOS PREGUNTAS: ¿QUÉ TANTO AFECTARÁ SUS POSIBILIDA­DES ELECTORALE­S? Y SOBRE TODO, ¿QUÉ LES PASARÍA A LOS MIGRANTES SI LOS REPUBLICAN­OS RECUPERAN EL PODER EN 2024?

Este 11 de mayo llegó a su fin el controvert­ido Título 42, la restricció­n migratoria que aplicó Estados Unidos durante la pandemia y que ha permitido deportar con celeridad a los migrantes en la frontera sur con México. Por eso, la administra­ción de Joe Biden acaba de anunciar una batería de medidas para frenar la entrada irregular de personas y organizar desde fuera de Estados Unidos el creciente flujo migratorio hacia el norte del hemisferio. Mientras ese nuevo marco legal está a días de entrar en vigencia, el resto del continente enfrenta una fuerte presión migratoria que no solo afecta a los países centroamer­icanos, sino también a los que están más al sur, con momentos de elevada incertidum­bre en la frontera que divide a Chile y Perú. Y en esta tormenta perfecta regional, el tema migratorio toma relevancia justo cuando Biden, al decidirse por buscar la re elección presidenci­al, abre el debate público en el marco de la contienda electoral del próximo año. La política anterior era una herencia de Donald Trump que la Corte Suprema ordenó mantener y que ahora vence con el fin de la emergencia sanitaria. Pero la nueva política migratoria con sello demócrata no parece flexibiliz­ar las estrictas normas de solicitud de asilo que surgieron durante la administra­ción del magnate. El sistema que sustituirá al Título 42 incluye la instalació­n de centros regional es en Guatemala y Colombia para tramitarla­speticione­s de asilo y refugio antes de que los migrantes lleguen a la frontera estadounid­ense. Para los expertos resulta un experiment­o interesant­e, pero mantiene el tono restrictiv­o caracterís­tico de las políticas republican­as, más que de las demócratas. El presidente presentó el plan migratorio apenas un par de días luego de anunciar su intención de reelegirse, y parece ensayar una maniobra de equilibrio ideológico que le permita ganar votos tanto entre los liberales como entre los conservado­res. Pero algunos expertos entienden que el plan de Biden no parece cumplir ese deseo de equilibrio y que, en realidad, luce demasiado duro para algunos sectores del Partido Demócrata, y al mismo tiempo muy blando para los republican­os. El andamiaje migratorio que entró en vigor desde este 12 de mayo ya ha recibido duras críticas de influyente­s dirigentes demócratas. “La militariza­ción de la frontera por parte de la administra­ción Biden es inaceptabl­e. Ya hay una crisis humanitari­a en el hemisferio occidental, y desplegar personal militar solo muestra que los migrantes son una amenaza a la que nuestras tropas deben contener. Nada podría estar más lejos de la verdad”, dijo el senador demócrata Bob Menéndez, hace unos días. Menéndez se refiere a los 1,500 soldados adicionale­s a los 2,500 ya presentes en lafrontera­conméxico,quesedespl­egarán

para reforzar la frontera en el marco del cese del Título 42. Pero no solo se trata de eso. La nueva normativa migratoria se basa fundamenta­lmente en la instalació­n de centros regionales de procesamie­nto migratorio­encolombia­yguatemala,manejados por organizaci­ones internacio­nales quetramita­ránlassoli­citudesdea­siloyrefug­io de las personas que deseen llegar a Estados Unidos. También, desde el 12 de mayo, la administra­ción Biden dijo que “duplicará la cantidadde­refugiados”querecibes­upaís, y que creará nuevos procesos de permisos para reunificac­ión familiar destinados a El Salvador, Guatemala, Honduras y Colombia. Mientras tanto, el cupo de 30,000 personas al mes para migrantes procedente­s de Venezuela, Nicaragua, Cuba y Haití se mantendrá vigente tras el vencimient­o del Título 42. Pero las expulsione­s aceleradas no cesarán. Las personas que crucen ilegalment­e la frontera “serán procesadas conforme a las facultades de expulsión acelerada (...) en cuestión de días”. Así lo resaltó el subsecreta­rio interino para Políticas de Fronteras e Inmigració­n de Estados Unidos, Blas Nuñez-neto, en días pasados. “Nuestra frontera no va a estar abierta el 12 de mayo. Vamos a imponer consecuenc­ias nuevas y muy importante­s para las personas que no utilicen estos canales legales para ingresar a Estados Unidos”, reforzó el funcionari­o. Aun con el empeño que pone la administra­ción sobre este cambio migratorio, Ariel Ruiz, analista de políticas en el tanque de pensamient­o Migration Policy Institute, indica que en ciertos sectores existe la sensación de que el gobierno demócrata no tiene control sobre la frontera y esa “es una barrera muy difícil de superar” de cara a las presidenci­ales de 2024. Así, el tema migratorio entra en el escenario electoral, en medio de un juego de percepcion­es que al final termina por afectar a las decenas de miles de personas que emprenden el camino hacia Estados Unidos, un flujo que aumentará en los próximos meses. “Biden, con este tipo de políticas, busca un compromiso al decir ‘vamos a mantener abiertos ciertos mecanismos para protección, pero también vamos a mejorar el control de la frontera de manera más inmediata’”, señala Ruiz. Y si todo parece indicar que para el ala conservado­ra el marco migratorio aún es suave, ¿qué pasaría si los republican­os vuelven a gobernar? Al respecto, Ernesto Castañeda, director de Immigratio­n Lab delaameric­anuniversi­tydewashin­gton, señala que normas migratoria­s como el Título 42 o Quédate en México han normalizad­o “este tipo de políticas bastante radicales”. “Si Trump o los republican­os vuelven a la presidenci­a, con mayoría en el Congreso, podría ser una pesadilla para los migrantes. Lo único que queda es más racis

mo en la frontera, más denegación de asilo y menos refugiados, y abre la puerta a más deportacio­nes masivas, a esta vez sí construire­l muro en la frontera, a gastar más en militariza­ción. Pintaría muy mal”, expresa Castañeda.

¿CAMBIAR PARA QUEDAR IGUAL?

Aunque los tribunales obligaron a Biden a mantener políticas restrictiv­as de la era Trump, su nueva normativa no es muy distinta al Título 42 en lo que respecta a los procedimie­ntos y pruebas para obtener asilo o refugio en Estados Unidos. A diferencia de lo que ocurría antes de la vigencia del extinto Título 42, prácticame­nte nadie puede pedir asilo o refugio una vez en territorio estadounid­ense, y Biden no está cambiando esa norma. Tampoco hay expectativ­as de cambio en los procedimie­ntos para acceder al refugio o asilo desde fuera de Estados Unidos. Stephanie Brewer, directora para México de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamer­icanos (WOLA, por sus siglas en inglés), indica que cada día se abren entre 700 y 800 citas para tramitar un posible ingreso legal a Estados Unidos. Señala que ese cupo es insuficien­te para atender la altísima demanda. “Las citas se agotan en cinco minutos”, dice. Al menos por ahora,Brewern ove garantíasd­e que el gobierno estadounid­ense aumente significat­ivamente el acceso a esas citas, que resultan el primer paso del proceso migratorio que quiere apuntalar. Por ello, cree que las personas seguirán tratando de cruzar la frontera irregularm­ente y por territorio­s controlado­s por el crimen organizado.

UNA OLLA DE PRESIÓN CONTINENTA­L

El continente americano pasa por momentos de gran presión migratoria. La frontera con México, las caravanas que atraviesan Centroamér­ica, el tapón del Darién y la frontera entre Perú y Chile son los puntos de más tensión en la actualidad. Hace poco, Acnur y la Organizaci­ón Internacio­nal de Migracione­s advirtiero­n lo que se avecina: este año hasta 400,000 personas podrían cruzar el tapón del Darién —la peligrosa selva que divide a Colombia y Panamá—. Y no parece exagerado. El Gobierno panameño registró en el primer trimestre el récord de más de 100,000 migrantes por ese camino de muerte, seis veces más que los que llegaron en igual periodo del año pasado. El problema no solo está en el riesgo de cruzar ese peligroso trayecto de 100 kilómetros, sino en la tensión que la nueva política de Biden mantendrá sobre los países por los que transita esta población migrante. “Si estamos diseñando una política de gestión migratoria, no es para nada ideal hacerla tratando de contener a miles de personas en un puñado de ciudades”, explica Brewer. Brewer menciona el incendio del 27 de marzo en el centro de detención de migrantes en Ciudad Juárez, que terminó con la muerte de 40 personas porque los guardias no las sacaron de las celdas. Para ella, esa espantosa tragedia demuestra cómo unas políticas tan restrictiv­as en materia migratoria pueden impactar en sistemas que no están preparados para lidiar con la presión. De acuerdo con datos recientes, unas 7,000 personas llegan cada día a la frontera sur de Estados Unidos. Mientras tanto, más al sur —en la línea que divide a Chile y Perú— al menos 200 migrantes viven atrapados en un limbo. Venezolano­s, colombiano­s y haitianos dicen querer volver a sus países de origen, pero están varados en ese punto muerto. Las autoridade­s no les permiten entrar a Perú, que declaró una emergencia migratoria, ni volver a Chile, país que ha endurecido sus controles al ingreso de extranjero­s. Este es el nivel de presión fronteriza que la región enfrenta en la actualidad, justo cuando comienzan a moverse las piezas políticas entre demócratas y republican­os de cara a la contienda electoral estadounid­ense de 2024. Sin certezas sobre la eficacia de esta nueva política, los tres expertos coinciden en que las nuevas normas elevan todavía más la apuesta a la hora de restringir la movilidad de las personas. Y que podríamos estar hablando de políticas aún más restrictiv­as si los republican­os recuperan el poder. En ese punto, solo pagarán los platos rotos los migrantes, que en muchos casos se ven forzados —en condicione­s humanas inenarrabl­es— a huir de las persecucio­nes políticas, de la violencia en las calles, de las crisis económicas y de los desastres climáticos.

 ?? ?? Apoyo entre muros. Migrantes atraviesan un muro fronterizo en busca de ropa entregada por voluntario­s, mientras esperan entre dos fronteras para solicitar asilo en Estados Unidos.
Apoyo entre muros. Migrantes atraviesan un muro fronterizo en busca de ropa entregada por voluntario­s, mientras esperan entre dos fronteras para solicitar asilo en Estados Unidos.
 ?? ?? Vigilancia. Una madre migrante enseña a la patrulla fronteriza la pulsera que muestra que está en espera en la frontera con Estados Unidos.
Vigilancia. Una madre migrante enseña a la patrulla fronteriza la pulsera que muestra que está en espera en la frontera con Estados Unidos.

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