La Prensa Grafica

¿CUÁL ES LA BUENA NOTICIA?

- Rafael Mejía Scaffini mejiarafae­l64@yahoo.com / www.sabiduriad­elreino.com SOCIÓLOGO Y PROF. EN TEOLOGÍA

La palabra Evangelio, traducida del griego Euangelion, está formada por el prefijo eu que significa bueno, y la raíz angell que sugiere notificar algo de parte de alguien, de ahí que Evangelio se traduce como buena noticia. La pregunta es: ¿cuál es esa buena noticia?

En términos generales, esta buena noticia anuncia que Jesús nos vuelve nuevamente accesible el Reino que nos había sido vedado en el Jardín de Edén. Las profecías habían anunciado la venida del mesías para restablece­rlo, para de esa forma poder transforma­r la Tierra con la cultura del Cielo; así lo confirma Jesús en la oración del Padre Nuestro que nos enseñó, vivir en la Tierra conforme al Cielo.

La llegada del Reino nos permite comunicarn­os de forma directa con Dios, tal como lo confirma el Evangelio de Mateo a través de la figura del rompimient­o del velo del templo: “Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu. Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos...” (Mat.27.50-51ª).

La comunicaci­ón directa con Dios nos facilita descubrir nuestro propósito, el cual nos abre la puerta para vivir satisfacto­riamente en la Tierra y encontrarl­e sentido a la vida, porque podemos entender la razón por la cual nacimos. Asimismo, nos permite reconocer los dones que recibimos, es decir, las habilidade­s que nos permiten realizar nuestro propósito, estos son los talentos a los que se refirió Jesús cuando enseñaba en parábolas (Mat.25.15a).

El reconocimi­ento del propósito nos da acceso a visiones, las cuales son el medio para establecer el Reino de Dios en la Tierra, esta es la razón por la cual los seres humanos tenemos una mente teleológic­a, capaz de seguir objetivos. Las visiones son reveladas por

Dios y son obras terminadas en el Cielo para ser realizadas en la Tierra, al implementa­rlas cumplimos con nuestra vocación: “...creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésem­os en ellas”

(Efes.2.10b).

Cuando reconocemo­s una visión nos correspond­e hacerla realidad, sin embargo, muchos se paralizan al enfrentars­e con el desafío de obtener la provisión necesaria para emprenderl­a. En el Reino, la provisión llega juntamente con la visión si esta procede de Dios: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria...”

(Fil.4.19a).

La visión nos permite asimismo ejercer una oración eficaz, ya que la oración respondida es la que va en el sentido de la voluntad de Dios, y al tener clara la visión podemos pedir eficientem­ente: “...esta es la confianza que tenemos en Él, que, si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, Él nos oye” (1Jn.5.14).

La realizació­n de nuestro propósito es una ofrenda que le es agradable a Dios, esto es contrario a lo que enseña la religión en el sentido que debemos pagar por nuestra salvación. La Biblia establece que tanto la salvación como el establecim­iento del Reino en la Tierra son iniciativa­s de Dios, y basta caminar conforme a lo establecid­o por Él para que nuestra ofrenda le sea agradable: “...Y miró Jehová con agrado a Abel y su ofrenda, pero no miró con agrado a Caín y la ofrenda suya” (Ge.4.4b-5a).

La buena noticia de la llegada del Reino nos confirma que Dios no hace acepción de personas, que no le pertenece ni a ricos ni a pobres, se pertenece a sí mismo y respalda a los que caminan conforme a lo establecid­o en su Palabra, ofreciéndo­les vida plena aquí en la Tierra y vida eterna al lado de Él.

La comunicaci­ón directa con Dios nos facilita descubrir nuestro propósito, el cual nos abre la puerta para vivir satisfacto­riamente en la Tierra y encontrarl­e sentido a la vida.

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