La reinserción corre por cuenta de particulares, pese a los estigmas
Organizaciones que trabajan con personas en condiciones vulnerables y víctimas de la violencia dicen que la reinserción debe incluir a todos. Piden no hacer uso político del tema y evitar la estigmatización.
“Hay que acercar las oportunidades a la juventud, hay que apostarle a posicionar cuáles son las actividades y acciones que permitan a los jóvenes salir de su situación actual”.
Karla Guidos,
DIR. DEL PROGRAMA DE FORMACIÓN Y EMPLEO DEL SSPAS.
n El Salvador, la reinserción social tiene muchos debates y estigmas por superar. Esa es una de las conclusiones que hacen diferentes organizaciones sociales y religiosas que por años han realizado trabajo de campo para dar oportunidades de superación a jóvenes afectados por la violencia social y por las pandillas.
LA PRENSA GRÁFICA consultó a diversas organizaciones y todas señalan tres grandes dificultades a la hora de crear políticas públicas de reinserción: el uso político del tema de la violencia, el estigma social que existe hacia la niñez y la juventud de áreas marginadas, y la falta de apoyo porque no se termina de comprender que lajuventud,independientementedesusituación, pueden ser insertada.
“Hay una coincidencia en que los hogares de mayor pobreza donde nos enfocamos es también donde hay pandillas. Un porcentaje de los niños que son atendidos enlosprogramasvienendehogaresdonde están involucradas las pandillas. Se ve la necesidad de los niños para ayudar”, analizó el pastor Mario Vega, director de programas de la Iglesia Elim.
Según los expertos, el tema también pasa por darles oportunidades a los involucrados para dejar la violencia, sin aumentar los estigmas sobre ellos.
Lasorganizacionesseñalanquesepueden crear políticas públicas de prevención de la violencia con la inclusión de la sociedadcivil,unsectorqueporelmomento,no ha sido tomado en cuenta.
Según Vega, todo debe partir por un “análisis epidemiológico” para conocer el fenómeno de la violencia social y buscar soluciones concretas. Considera que la estigmatización para personas que viven en zonas vulnerables o acechadas por la cri
“Ellos (huérfanos o hijos de privados de libertad) deben ser la prioridad. Necesitan ayuda y oportunidades. En nuestra zona, la educación está abandonada, muchos jóvenes migran”. José Ruiz,
COMUNIDADES ECLESIALES DE BASE EN JIQUILISCO.
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