DE JUGAR EN LA LIGA ATLÉTICA POLICIAL A SER VÍCTIMA DEL RÉGIMEN
AMÍLCAR GEOVANNY MARTÍNEZ MOLINA FUE CAPTURADO CUANDO SE DIRIGÍA A ESTUDIAR. ES HERMANO DE IRMA MOLINA, JUGADORA DE LA SELECCIÓN NACIONAL FEMENINA, QUIEN HA PEDIDO SU LIBERTAD AL PROPIO PRESIDENTE.
“Hasta ahora, no sé nada de mi hijo y quisiera que el presidente (Bukele), o los que estén encargados, puedan agilizar los trámites para que pueda salir. Quisiera que me dijeran cuál es su situación”. Amílcar Hernández,
PADRE DEL JOVEN DETENIDO.
“Creo que los arrestos arbitrarios fueron por la zona en que vivimos. Aquí es una zona rural, no entra ni el bus. Afecta porque piensan que la mayoría que vive en estas zonas pertenecen a pandillas y no es así”.
Irma Molina,
JUGADORA DE LA SELECCIÓN NACIONAL.
Williams Sandoval
Irma Hernández Molina estaba en un entrenamiento con su equipo, el Alianza Women de la liga mayor femenina profesional, cuando vioensucelularlasllamadasperdidasylos mensajes de sus padres. Al contestar le informaron que su hermano, Amílcar Geovany Martínez Molina, fue capturado por el régimen de excepción.
De inmediato salió hacia Ilopango para conocer más detalles de la situación. Según supo después, a través de su familia, ese 31 de agosto de 2022, un grupo de soldados detuvieron a Amílcar, que en ese momento tenía 19 años, justo cuando se disponía a entrar al Centro Escolar Fabio Castillo, donde cursaba el noveno grado. Le quitaron el uniforme y los útiles escolares y se lo llevaron descalzo.
De la impresión de la captura, al joven se le cayó el teléfono celular y no se pudo encender, situación que enojó a los soldados, pues no pudieron ver el contenido del móvil. Cuando llegó el padre, don Amílcar, preguntó qué pasaba y por qué lo detenían y le dijeron que solo “iban a dar una vuelta” con el joven y que “en horas estará de regreso en su casa”, lo cual nunca pasó.
Amílcar no regresó a su hogar esa noche y con el paso de los días la angustia creció,porloquelafamiliatomóladecisiónde asignarle un abogado. Este les confirmó que quedó detenido por agrupaciones ilícitas y que fue trasladado al Centro Penal La Esperanza, conocido como Mariona, donde se encuentra hasta la fecha.
El joven Amílcar formaba parte de la Liga Atlética Policial, una competición organizada por la propia Policía Nacional Civil (PNC) con apoyo de la Embajada de los Estados Unidos en El Salvador. Dicha competición, según la misma PNC, es “una herramienta importante para la prevención de la delincuencia en El Salvador, que involucra a la niñez y adolescencia de las comunidades en riesgo”. Para que un niño o joven compita en ella debe demostrar que estudia y que está alejado de pandillas o grupos criminales.
Por eso, los padres de Amílcar presentaron entre los arraigos el documento
de dicha institución, que confirmaba su incorporación, pero eso no cambió la opinión de las autoridades. El deseo de Amílcar era seguir los pasos de su hermana y tenía pensado formar parte del Ilopango FC de la Segunda División Profesional.
Además, estaba aprendiendo a manejar motocicleta, pues también buscaba generar ingresos repartiendo diferentes artículos y comida en plataformas digitales.
DENUNCIA EN REDES
El 19 de abril de este año, Irma decidió publicar en redes sociales la situación de su hermano en una carta dirigida al propio presidente Nayib Bukele. Según comentó ala prensa gráfica, es“grande la desesperación de no saber nada de mi hermano” y por eso lo hizo.
“Mi hermano fue detenido arbitrariamente por unos soldados cuando se dirigía a estudiar. Pedimos que se tomen cartas en el asunto, no sabemos nada de él, esperamos que puedan acelerar las investigaciones porque va a cumplir dos años privado de libertad”, dijo Irma.
Ella es jugadora profesional y está en el Alianza Women desde el año 2017. Ahí ha conquistado seis títulos de la primera división femenina, siendo una de las jugadoras más destacadas. Además, forma parte de la selección mayor femenina desde el año 2019 y ganó medalla de bronce en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 2023 con la azul y blanco.
La familia Molina vive en la comunidad San Gerardo, en Ilopango, que es una zona rural. No hay transporte público que llegue hasta esa localidad y sus habitantes tienen que caminar alrededor de 30 minutos para llegar ala zona conocida como Changallo, para luego dirigirse al sector de Joya Grande y salir al centro de Ilopango.
Do na mílcartr abaja vendiendo maní y dulces en diferentes puntos de Ilopango y San Salvador y lo hace transbordando los buses. Así se gana la vida desde 1996 y fue así como conoció a su esposa, Mirna Molina de Hernández, quien le enseñó el negocio cuando fueron pareja. Han procreado tres hijos, la mayor viajó hace mes y medio a España en busca de un mejor porvenir, y luego están Irma y Amílcar.
“Me dedico a vender en los buses. Tengo así como 25 años y la gente me conoce. Hasta ahora no sé nada de mi hijo y quisiera que el presidente (Bukele) o los que estén encargados, puedan agilizar los trámites para que pueda salir. Quisiera que me dijeran cuál es su situación, si estará ahí o lo liberarán, quiero que sean claros. Es terrible esta angustia”, aseguró.
Do na mílc ar busca ganar el dinero para que su esposa pueda pagar los paquetes y que su hijo pueda tener algunos insumos en el centro penal. Doña Mirna confesó que ha sido una situación difícil para una familia de escasos recursos, pues pagan el paquete básico de $35 cada mes.
“Quiero pedir a las autoridades que nos ayuden. Hay muchas madres que sufrimos y como ven somos de bajos recursos, vivimos de la ventas. Espero la noticia que me digan que esté libre, pues el abogado dijo que está limpio”, comentó su madre.
LA PRENSA GRÁFICA buscó la versión de la Policía Nacional Civil (PNC) por la denuncia de esta familia sobre la captura arbitraria de Amílcar, a través de su unidad de comunicaciones, pero al cierre de esta nota no hubo respuesta. tampoco hay respuesta a la carta enviada por Irma.
“Llevé mi ganchito de la venta y me pidieron como arraigos escrituras y compras de carro. Les dije que yo vendo en la calle, no puedo traer más. Me dijo que esa es la fregada, porque no tenemos nada”. Mirna Molina,
MADRE DE DETENIDO