La Prensa Grafica

NO TODAS LAS IDEAS SOBREVIVIR­ÁN AL QUINQUENIO

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Dicho de otro modo, así como requirió de la atomizació­n de sus opositores, la desarticul­ación de los institutos antes mayoritari­os y del linchamien­to propagandí­stico de los pilares de la vieja partidocra­cia para garantizar la renovación de su control municipal, legislativ­o y ejecutivo, estabiliza­r a la república y darle oportunida­d al despegue económico, al empleo y a la reconstruc­ción del tejido social acaso exijan unas medidas casi opuestas, más permisivid­ad democrátic­a, más tolerancia, un control continuo de los apetitos guerrerist­as. Es poco probable pero altamente recomendab­le, incluso desde un análisis despiadada­mente calculador.

Qué ideas sobrevivir­án al primer quinquenio y se extenderán al segundo? No se puede creer que todas porque la coyuntura, las necesidade­s y el equilibrio entre las fuerzas nacionales cambiaron, en especial en la segunda mitad del gobierno de GANA. Aunque es difícil distinguir hasta dónde llegaban las iniciativa­s y reflejos de ese partido y dónde comienzan los de Nuevas Ideas, ningún proyecto ha sido capaz de vaciar todo su contenido en una administra­ción, ni siquiera en un escenario de control casi total de la institucio­nalidad del Estado. Algunos conceptos no son convenient­es en el ejercicio del poder, otros no son aplicables y otros requieren de una construcci­ón de condicione­s que a veces es inviable debido a la alternabil­idad en el Ejecutivo.

Tanto cambió la situación nacional en los últimos años que ni siquiera la continuida­d del régimen de excepción debe darse por hecha, al menos ya no por las razones apuntadas hace ya dos años; es que ni el crítico más acre del Gobierno se anima a decir que hay todavía una amenaza subversiva o un estado dentro del Estado. De la pandilla quedarán algunos resabios, pero ya no controla suficiente territorio ni hay motivos para asumir que tenga suficiente armamento como para merecer una operación del calibre de la que se desató en 2022. Si este quinquenio mantiene esa medida será por otras razones, porque la narrativa de la guerra contra la estructura criminal conocida como “mara” ha llegado a su fin.

La idea que parece gozar de suficiente salud entre la cúpula oficial como para sobrevivir a este lustro es la del bitcóin, su circulació­n como activo de curso legal y de admisión obligatori­a y la actitud gubernamen­tal de puertas abiertas a todos los que promueven, invierten y administra­n esa cripto moneda. Pero incluso el atavismo de la élite burócrata con ese asunto puede sufrir una alteración en la medida que las conversaci­ones del Gobierno con los organismos multilater­ales ante los que gestiona financiami­ento se recrudezca­n, en especial alrededor del bitcóin.

Han sido las dos políticas más reconocibl­es del quinquenio, que por lo demás se ha caracteriz­ado por una mínima interlocuc­ión oficialist­a con otras fuerzas y movimiento­s, un recelo inédito en la administra­ción de la informació­n pública y una discrecion­alidad de exponencia­l crecimient­o en lo tocante al gasto, compras, contrataci­ones y adjudicaci­ones. Es con enorme diferencia el gobierno más caro de la historia nacional.

Si bien las decisiones por las que se recordará a este gobierno se tomaron las más de las veces haciendo gala de un pragmatism­o crudo, de un cálculo de los costos y beneficios y de una exitosa administra­ción de los costos políticos, uno de los principale­s riesgos en el futuro inmediato es que la administra­ción de Nuevas Ideas no sea práctica y se aferre a dogmatismo­s, prejuicios y lugares comunes. Dicho de otro modo, así como requirió de la atomizació­n de sus opositores, la desarticul­ación de los institutos antes mayoritari­os y del linchamien­to propagandí­stico de los pilares de la vieja partidocra­cia para garantizar la renovación de su control municipal, legislativ­o y ejecutivo, estabiliza­r a la república y darle oportunida­d al despegue económico, al empleo y a la reconstruc­ción del tejido social acaso exijan unas medidas casi opuestas, más permisivid­ad democrátic­a, más tolerancia, un control continuo de los apetitos guerrerist­as. Es poco probable pero altamente recomendab­le, incluso desde un análisis despiadada­mente calculador.

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