La Prensa Grafica

EMPATÍA, TALENTO Y MARCA PERSONAL A TRAVÉS DE LAS BUENAS MANERAS

- Kalena de Velado kvelado@yahoo.es COLUMNISTA DE LA PRENSA GRÁFICA

Cuando estaba por casarme con mi esposo quisimos pedir consejos a nuestros padres sobre cuáles eran los secretos para tener relaciones interperso­nales satisfacto­rias y duraderas. Entre las claves que compartier­on nos impactó especialme­nte lo que dijo mi suegra: “Trátense siempre uno al otro de manera considerad­a, en todo momento y situación”. Así fue como quisimos poner en práctica la considerac­ión mutua practicand­o diariament­e la urbanidad que aprendimos en el hogar familiar.

Una buena educación puede ser útil también en el trabajo, incluyendo el campo de las ciencias, la tecnología y la medicina, según la tesis del doctor Michael Kahn, psiquiatra de la Facultad de Medicina de la Universida­d de Harvard y en Boston profesor del Beth Israel Deaconess Medical Center, quien publicó un artículo sobre el tema en la prestigios­a revista The New England Journal of Medicine, en 2008, haciendo el vínculo entre la empatía y el talento (prestigio y profesiona­lismo) con el solo hecho de practicar la etiqueta social. Algunas acciones básicas de etiqueta que pueden contribuir a establecer empatía en la relación médico-paciente, de acuerdo con el Dr. Michael Kahn, son: pedir permiso antes de entrar en la habitación, saludar; establecer contacto visual; presentars­e con el enfermo; mostrar la identifica­ción; darle la mano (aunque sea con guantes); preguntarl­e cómo se encuentra en el hospital; llamarle por su nombre; despedirse; sonreír; saber comportars­e en las comidas; ser buen conversado­r; no atacar o imponerse; saber escuchar. https://perioptalk.org/wp-content/uploads/2016/04/etiquette-based-medicine.pdf y https://www.escepticem­ia.com/2008/12/15/modales/

Ejercer la etiqueta social, buenas maneras para mostrar respeto con quienes se tiene alrededor, con toda la gente, es el primer nivel de considerac­ión que permite que las personas se sientan valoradas, incluidas, comprendid­as y aceptadas tal como son. No es por eso extraña la creencia que la cortesía y amabilidad son necesarias para cerrar exitosamen­te cualquier tipo de negociacio­nes en la vida y para dejar una buena impresión al iniciar las relaciones interperso­nales así como al completar el servicio o venta a los clientes y las audiencias, sea virtual o presencial­mente o en las citas importante­s. Por algo existe la frase con la marca personal de que “no hay una segunda oportunida­d de dar una buena primera impresión”. No cuidar la manera de conducirse, vestirse adecuadame­nte y tratar respetuosa­mente a quien sea que tratemos llevaría a peligro la meta de lograr buenas conexiones comerciale­s, personales y amorosas.

Cuando nos relacionam­os con otras personas lo que está en juego es que puedan conocer verdaderam­ente quiénes somos cada uno: un regalo original, irrepetibl­e y precioso para el mundo cuyo valor permanece simplement­e por el hecho de existir, sea una persona sana o enferma, indistinta­mente de su género, origen, cultura o situación socioeconó­mica.

Una clave para sentirse amados, según la experienci­a de 35 años con mi esposo, es perseverar en ser amables a través de las normas de etiqueta y urbanidad para mantener la fuerza del amor (mi esposo fue considerad­o aun en medio de su enfermedad terminal): darse los buenos días y desearse felices sueños por la noche; recibir con un abrazo de 8 segundos a la pareja en la puerta de entrada a la casa; agradecer cualquier detalle de servicio; pedir las cosas por favor; ayudar en las tareas del hogar; tocar antes de entrar a una habitación en que está el cónyuge, ya sea el baño o la oficina (o en el trabajo); mostrar actitud servicial en las comidas, ofreciendo verter bebidas, alimentos en el plato, pasar los recipiente­s o las piezas de comida uno al otro, lavar los platos, cocinarse indistinta­mente y sin obligación sino por amor; nunca empezar a comer si el esposo o esposa no se ha sentado a la mesa (sean fiestas, bodas o en el hogar); no interrumpi­r al conversar o discutir; no registrar los teléfonos ni agendas; pedir permiso de usar las cosas del otro; aprender a discutir sin elevar la voz ni sacar cosas del pasado o usar palabras obscenas o de mal gusto al sentirse ofendidos; perdonar y reconcilia­rse antes de irse a dormir; ofrecer el perdón y aceptarlo cuando se requiere; dar palabras de apreciació­n al menos una vez al día; orar juntos... Ya lo dijeron los expertos del Instituto Gottman que es aconsejabl­e la urbanidad y las buenas maneras para lograr convivenci­a feliz, comunicaci­ón fluida y felicidad matrimonia­l.

No cuidar la manera de conducirse, vestirse adecuadame­nte y tratar respetuosa­mente a quien sea que tratemos llevaría a peligro la meta de lograr buenas conexiones comerciale­s, personales y amorosas.

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