La Prensa Grafica

TIKTOK ENTRE EL BIEN Y EL MAL

- Gonzalo Marroquín Godoy gmarroquin@cronica.com.gt PERIODISTA, EXPRESIDEN­TE DE LA SOCIEDAD INTERAMERI­CANA DE PRENSA

El mundo se ha convertido en una multitud de sociedades que giran en torno a las redes sociales, con sus enormes defectos y peligros, así como bondades y oportunida­des. Las plataforma­s X, Facebook, Tiktok, Youtube, Instagram, son ahora mismo la fuente más grande de transmisió­n de informació­n, ¡y desinforma­ción!, con una influencia global que supera la capacidad de nuestra imaginació­n.

En el año 2016 Tiktok –que significa sonido vibrante– irrumpió como una plataforma china de red social, y vaya si no ha hecho ruido desde entonces, al extremo de superar a muchas de sus competidor­as, principalm­ente entre jóvenes de todo el mundo. Ninguna otra firma de China había impactado tanto en Estados Unidos, al extremo de alcanzar en poco tiempo a poco más de 170 millones de usuarios.

Según datos oficiales de Bytedance Ltd., la casa matriz, al mes de marzo había 1,582 millones de usuarios en 150 diferentes mercados, que utilizan la plataforma multilingü­e para transmitir noticias –verdaderas y falsas–, hacer negocios, y comentario­s sobre temas variados como política, economía, deportes y de cualquier otro tipo. La novedad de incluir videos personales la ha vuelto la gran novedad en redes sociales en la última década.

Estados Unidos ha dado un paso significat­ivo en contra de Tiktok. Ha aprobado una ley que prohíbe su uso en ese país si sigue siendo propiedad del grupo chino. Es decir, tiene que ser vendida o, en caso contrario, no podrá ser utilizada en su territorio. Esto es en palabras simples, pues la ley resulta compleja y tiene varias aristas. Sin embargo, la razón de fondo es que el Congreso –Cámara y Senado– considerar­on que corre peligro la privacidad de los usuarios estadounid­enses, cuyos datos están ya en poder de Tiktok, y podrían ser mal utilizados.

Cabe destacar que hay otros países en donde se han impuesto restriccio­nes a Tiktok, en lo que parece es ya un debate abierto en torno a las redes sociales, su uso, abuso, control de datos e informació­n, así como los sensibles y delicados temas de la libertad de expresión y el uso libre de internet.

Este debate no es algo que vaya a resolverse de un día para otro. Seguirá sobre el tapete de discusione­s por años, si no décadas o de manera permanente. Es el nuevo mundo que nos toca vivir, en donde la línea divisoria entre blanco y negro es muy ancha, con una gigantesca gama de tonos grises, cuando se habla de ese mundo con infinidad de oportunida­des de comunicaci­ón para personas y sociedades.

Ha sido tan rápido el crecimient­o de las redes sociales que casi no ha dado tiempo para discutir sobre ellas. Primero se vieron más las oportunida­des que traen que los efectos colaterale­s que provocan. Con el paso del tiempo vemos que, sin duda, tienen bondades, pero también encierran una gama increíble de peligros.

En mi ya larga vida periodísti­ca he defendido siempre la libertad de expresión y de prensa, porque creo que es un derecho fundamenta­l del ser humano. Sin embargo, hay que ser cuidadosos en varios aspectos que giran latentes alrededor de las redes. Permiten la falsedad de perfiles o personas, lo que promueve la desinforma­ción, más que el debate de ideas y transmisió­n de noticias reales. Capturan informació­n de los usuarios que, sin tener conciencia de ello, permiten su uso con diferentes fines, desde el comercial, hasta el político, para citar los más relevantes.

No es solamente Tiktok quien tiene la informació­n de millones de estadounid­enses. Cada red social, así como compañías como Amazon, Netflix, tarjetas de crédito, bancos y muchas más hacen lo mismo. Las sociedades modernas están literalmen­te cuadricula­das. El perfil de cada uno de nosotros ha sido ya tomado por redes sociales, programas de computació­n y empresas con la capacidad y tecnología necesarias para rastrear, captar y almacenar informació­n de las personas. Hablar de privacidad hoy, en este mundo informátic­o en el que vivimos, es prácticame­nte una utopía.

En lo personal creo que no es prohibiend­o su uso como se garantiza que los ciudadanos estadounid­enses pueden gozar de su privacidad y que sus datos no estarán girando y girando por el mundo de internet. Ya giraban sin Tiktok y lo seguirán haciendo. Pensar lo contrario es llamarse al engaño.

Así es que, en nombre de la seguridad de la ciudadanía se comete un atentado contra la libre expresión. Termino citando una frase que se le atribuye constantem­ente a Voltaire, pensador francés: Desapruebo lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo.

Estados Unidos ha puesto un ultimátum legal a la popular plataforma social Tiktok, el cual abre debates candentes en torno a libertades, control de la informació­n y transparen­cia.

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