A PROPÓSITO DEL SISTEMA DE TRANSPORTE PÚBLICO
Es un lugar común afirmar que lo invertido por el Estado en este tema ha contenido un aumento más fuerte de las tarifas pero que de todos modos estas experimentaron un alza que no se vio compensada con un servicio de mejor calidad, y hay una percepción generalizada de que el sector sigue sorteando las regulaciones y gozando de una posición privilegiada. Y no es el único problema en el tema; otra cuestión compleja es que a diferencia de otros subsidios cubiertos por el Estado, en la aplicación de este la transferencia es total para la población, sin focalizaciones de ninguna índole pese a las constantes recomendaciones de política fiscal que sugieren lo contrario.
El gobierno está interesado en la renovación del parque de autobuses que rinden servicio al público, como lo demuestra la reciente suscripción de un memorando de entendimiento con la India para la adquisición de cinco mil unidades así como la aprobación exprés de un préstamo por poco más de 175 millones de dólares para comprarle vehículos a la República Popular China. La coyuntura en la que esto ocurre es interesante, en medio de alta tensión entre el Estado y los transportistas ya que pese a la renovación de la Ley Transitoria para la Estabilización de las Tarifas del Servicio de Transporte Público de Pasajeros Tipo Colectivo y Masivo, el gobierno le debe mucho dinero a los empresarios.
La necesidad de contar con un mejor servicio, mejorar la atención a los pasajeros y renovar una flota que no satisface los requerimientos de seguridad, medioambientales ni de confort al usuario es indiscutible, un clamor de los ciudadanos desde hace décadas y al que sucesivos gobiernos le dieron la espalda por la maraña de intereses en común que algunos partidos políticos y funcionarios comparten con los empresarios del transporte público de pasajeros. A través de la discusión sobre las tarifas autorizadas por el gobierno, ese sector ha presionado cada cierto tiempo a la institucionalidad, en especial en aquellas coyunturas en las que las finanzas del Estado han despertado el interés gubernamental en este subsidio, en la revisión de sus mecanismos de control y su efectividad; y cada cierto tiempo, sin interrupción, los transportistas han “accedido” a ceder en su discurso de que se aumente el costo del pasaje a cambio de que no se cuestionen sus capacidades ni utilidades.
Este mayo se cumplirá medio siglo de subsidio al transporte. La medida arrancó en mayo de 1974, ideada por el coronel Armando Molina ante el alza internacional de los precios del petróleo y como parte de un paquete de medidas con contenido “social” para paliar la crisis económica. La única interrupción en el uso de esta herramienta, entre 2001 y 2005, debido a la corrupción en el sistema de asignación de diésel y a la huelga convocada por los empresarios, se vio compensada por el indulto de más de 20 millones de dólares en multas.
Es un lugar común afirmar que lo invertido por el Estado en este tema ha contenido un aumento más fuerte de las tarifas pero que de todos modos estas experimentaron un alza que no se vio compensada con un servicio de mejor calidad, y hay una percepción generalizada de que el sector sigue sorteando las regulaciones y gozando de una posición privilegiada. Y no es el único problema en el tema; otra cuestión compleja es que a diferencia de otros subsidios cubiertos por el Estado, en la aplicación de este la transferencia es total para la población, sin focalizaciones de ninguna índole pese a las constantes recomendaciones de política fiscal que sugieren lo contrario.
Así pues, percepción pública, política fiscal y diseño en la ejecución del subsidio empujan hacia una reevaluación del concepto; no son realidades nuevas aunque en lo relativo a las finanzas del Estado el momento es acuciante. Y por eso es válido interesarse por la proactividad mostrada por el gobierno en la adquisición de nuevas unidades. ¿Formarán parte de un acuerdo más amplio con el sector, de beneficio para los ciudadanos, o se analiza una recomposición más profunda del servicio -y del negocio?