NEARSHORING
Estamos salivando con un delicioso plato, pero no tenemos los dientes para comerlo. En vez de cerca, cada vez estamos más lejos de semejante oportunidad de negocio, culpa de la falta de mano de obra calificada, la inseguridad jurídica, la violación de los derechos humanos. No es el Tiktok ni las otras redes sociales las que nos traerán desarrollo. Nuestra ubicación geográfica es clave. ¿Qué esperamos para aprovechar el nearshoring?
El nearshoring es una práctica comercial en la que las empresas de un país prefieren subcontratar ciertos procesos o servicios, a empresas de países cercanos en vez de hacerlo con empresas en ubicaciones distantes como en la China.
La ubicación de El Salvador, en el patio trasero (o delantero) del gigante Estados Unidos, ofrece varias ventajas para la subcontratación de servicios. Por ejemplo:
1. Proximidad: El nearshoring permite que, por una mayor proximidad geográfica entre la empresa contratante y el socio subcontratado, se obtenga una comunicación más fluida y una reducción en tiempo y costos de viaje.
2. Compatibilidad de zonas horarias: la contratación de empresas en países con zonas horarias similares contribuye a la eficiencia, ya que hay menos problemas relacionados con las diferencias horarias entre ubicaciones distantes, como sucede con la China.
3. Afinidad cultural: reubicación de empresas a países con una cultura similar ayuda a comprender y alinear mejor las prácticas comerciales, la ética laboral y la comprensión.
4. Ahorro de costos: si bien el nearshoring a zonas cercanas no siempre garantiza costos laborales más bajos, sí ofrece ahorros en transporte, energía, transferencias bancarias, etcétera.
5. Disponibilidad de talento: la selección de países para nearshoring depende de la disponibilidad de una fuerza laboral capacitada que pueda ayudar a satisfacer las necesidades comerciales de la empresa contratante. Hoy por hoy El Salvador se queda corto.
En general, el nearshoring es una estrategia que muchas empresas utilizan para controlar sus costos gracias a la proximidad geográfica, la compatibilidad cultural y la eficiencia operativa.
El Salvador, sin un plan educativo, con un estado de excepción permanente, sin una visión de desarrollo, solo vemos el plato servido, pero somos incapaces de saborearlo. Mientras tanto, nuestros vecinos, los ticos, se hacen los bigotes con semejante delicia, y aquí solo soñamos.
Aunque el salvadoreño aprende rápido, nuestro nivel educativo se queda muy corto. Somos un país pequeño con mentalidad agrícola, sin liquidez y padeciendo de hambre, qué triste.
El Salvador, sin un plan educativo, con un estado de excepción permanente, sin una visión de desarrollo, solo vemos el plato servido, pero somos incapaces de saborearlo.