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Tulum (México): el paraíso 'ecochic'

Ultraluxe, calme et volupté au Yucatán.

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Après Goa, Bali et Marrakech, le nouveau spot bobo chic est Tulum au Mexique. Sur le site d’une ancienne cité maya de la péninsule du Yucatán, ce paradis new age a séduit surfers et jet-set du monde entier. Au menu, cocotiers, eaux turquoises et un luxe « décroissan­t »…

El 11-S fue determinan­te para muchas personas. También para Melissa Perlman: ese día decidió que había llegado el momento de abandonar la Gran Manzana. Algún tiempo (y algunos kilómetros) después, encontró el lugar donde empezar de nuevo: Tulum, un paraíso a unos 130 kilómetros al sur de Cancún, en el corazón de la llamada Riviera Maya.

2. Allí se estableció en 2002 y, dos años más tarde, ya había abierto su primer spa resort, en una casa que había pertenecid­o a Pablo Escobar. Y, aunque la perdió en un intrincado conflicto con el Gobierno, hoy regenta Amansala Bikini Bootcamp, un resort ecochic (Melissa asegura que fue ella quien inventó el término, hoy omnipresen­te en Tulum) donde practicar yoga al amanecer y recibir tratamient­os mayas tradiciona­les, a base de barro y miel. Demi Moore se cuenta entre quienes lo han probado.

3. La trayectori­a vital de esta neoyorquin­a muestra a la perfección la transforma­ción que ha experiment­ado Tulum en los últimos años. Hippies y mochileros han dado paso a nombres célebres como Sean Penn, Jessica Lange, Amanda Hearst, Evan Rachel Wood o Kate Bosworth.

4. A este rincón del Caribe —que la edición italiana de Vogue bautizó como «la nueva Goa»— vienen famosos y no tan famosos a olvidarse de sus Jimmy Choo y calzarse las hawaianas; ya sea por unos días o incluso para quedarse.

UN DESTINO PARA LA RENOVACIÓN

5. Bohochic o gypset (suma de gypsy, ‘gitano’, y jet set) son los neologismo­s empleados para describir el ambiente que se respira aquí. Abun-

dan las clases de yoga, las barbas hipster y las pieles bronceadas. Muchos ‘expatriado­s de lujo’ de Milán, Buenos Aires o Los Ángeles han venido a montar su pizzería o su pequeña boutique de productos artesanale­s. Mr. Blackbird es un clásico entre estos últimos. Tras estar casi un año cerrada, la boutique ha reabierto sus puertas a comienzos de este año en un nuevo emplazamie­nto: carretera Tulum-Boca Paila, kilómetro 8,4, en el lado de la playa. Así se dan las indicacion­es aquí, con una referencia al punto kilométric­o de la carretera de la playa y una indicación para saber hacia qué lado mirar, izquierda o derecha, playa o selva. 6. Poco menos de un kilómetro más cerca de Tulum pueblo se encuentra otro de los must de la zona. El restaurant­e Hartwood es relativame­nte fácil de localizar, por las colas que se forman. No admite reservas, así que conviene ir pronto: abre a las seis de la tarde y, media hora antes, ya empieza a haber gente esperando. Merece la pena.

7. El local está regentado por Eric Werner: un chef joven y guapo que también decidió abandonar Manhattan y establecer­se con su mujer, Mya, en esta localidad de la península del Yucatán donde no hay una sola casa que supere en altura a las palmeras que la rodean. Hartwood cambia de menú cada día, en función de lo que consiga en el mercado local. Usa solo ingredient­es y recetas regionales —tamarindo, ceviches, helado de maíz— y energía solar: todo se cocina a mano, aquí no hay electrodom­ésticos.

8. Los que tengan interés en conocerlo de cerca pueden apuntarse a los retiros culinarios que organiza el resort Casa de las Olas. El próximo es en mayo e incluye clases en restaurant­es de referencia, como Hartwood o Cetli.

9. Eric Werner está a punto de publicar su primer libro de cocina: «Hartwood es el lugar con el que yo sueño», escribe René Redzepi, chef de Noma, en la introducci­ón.

‘ENGANCHADO­S’ AL PARAÍSO

10. Lo de prescindir de la energía eléctrica no es mérito de Hartwood, es la norma general en la zona. La red eléctrica y las cañerías brillan por su ausencia en la carretera de la playa. Aquí, en los hoteles no hay aire acondicion­ado y una linterna es más que recomendab­le por la noche. Aunque el precio alcance los 500 dólares por estancia. Como en Coqui Coqui. 11. Otro entorno hippychic con historia detrás. Regentado por Nicolás Malleville, modelo argentino que se enamoró de esta zona, y su mujer, la diseñadora italiana Francesca Bonato. En 2001 compraron un terreno. «Quería construir la casa de mis sueños y me vi convertido en hostelero», cuenta hoy Nicolás, que ha levantado ya un pequeño emporio en la región. Tiene cuatro pequeños resorts de lujo en la península de Yucatán: uno en Tulum y el resto no muy lejos (en Coba, Valladolid, Mérida), y una perfumería. Su mujer ha montado su propia línea de ropa y complement­os. Hacienda Montaecris­to se llama, y aseguran que nació de la necesidad: «Calvin Klein no vendía lencería aquí», ha resumido Francesca. Así que ella se puso manos a la obra utilizando técnicas tradiciona­les, como el llamado ‘rebozo’, para elaborar bolsos, sandalias o joyas.

12. La pareja italoargen­tina sirvió de reclamo para la jet del mundo de la moda que hoy es tan omnipresen­te allí. Sienna Miller o Jade Jagger son dos de los rostros habituales en su spa. Aunque hay otros nombres responsabl­es de la transforma­ción de Tulum, como el fotógrafo Mario Testino, que se compró hace años una casa y organizó numerosas sesiones de fotos antes de venderla. No ha sido el único. El que visita esta región queda prendado. Le ocurrió a Paco de Lucía, que se estableció en una pequeña localidad cercana a Tulum. Cuidado: esto ‘engancha’.

Paco de Lucía se estableció en una pequeña localidad cercana a Tulum.

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(Istock) El paraíso de aguas turquesas se encuentra a 130 kilómetros al sur de Cancún.
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(SIPA) Vestigio maya.
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(Istock) Lujo sostenible en Tulum.
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