El Valle de los Caídos: museo o ruina
Le monument symbole du franquisme qui encombre les Espagnols.
Le nouveau gouvernement espagnol veut en finir avec l’héritage franquiste et il a ainsi décidé de retirer au mois de juillet Franco de son mausolée : El Valle de los caídos. Que faire de la « vallée de ceux qui sont tombés », construite en 1940 au nord-ouest de Madrid s’interrogent les experts et historiens…
La dimensión de nuestra Cruzada […] no puede quedar perpetuada por los sencillos monumentos con los que suelen conmemorarse en villas y ciudades (…). Es necesario que las piedras que se levanten tengan la grandeza de los monumentos antiguos […] para que las generaciones futuras rindan tributo de admiración a los héroes y mártires de la Cruzada”, proclamó Francisco Franco en un decreto el 1 de abril de 1940. Así concibió el Valle de los Caídos, como una suerte de gran pirámide egipcia ("la grandeza de los monumentos antiguos") que sirviera para inmortalizar su victoria en la Guerra Civil. Más de cuatro décadas después de la muerte del dictador, los historiadores Julián Casanova y Santos Juliá y el hispanista Paul Preston coinciden en que su significado no ha cambiado y celebran que la democracia vaya a intervenir finalmente en el mausoleo, aunque discrepan sobre la mejor manera de hacerlo.
2. “El Valle de los Caídos es el monumento a la victoria del nacionalcatolicismo. Está en su arquitectura [la cruz mide 130 metros de altura], en las palabras que se pronunciaron en su inauguración… Era el monumento al triunfo de la Cruzada sobre un enemigo que había que exterminar y sigue siéndolo porque no se ha modificado”, afirma Santos Juliá. Para Preston, se trata de una anomalía en la Unión Europea. “No hay en Alemania o Austria monumentos a Hitler, ni en Italia a Mussolini”. Tal y como está, coincide Casanova, "es un elogio al franquismo, no a la reconciliación. Hay una explicación histórica para intervenir”.
3. El mausoleo acoge los restos de al menos 33 847 personas de ambos bandos: el vencedor y el per-
dedor en la Guerra Civil, según los registros de los monjes benedictinos. Franco pensaba que el complejo estaría construido en cinco años, pero fueron 18. Casi 20 000 hombres, muchos de ellos cautivos de guerra y presos políticos, recuerda Casanova, trabajaron en su construcción. El entusiasmo inicial para que las familias de “los caídos en la Cruzada” trasladaran sus restos fue cayendo y cuando los ayuntamientos fueron requeridos por una circular para informar de la existencia de fosas en el municipio, muchos, como el de Cogul (Lleida), contestaron que sí tenían, “pero son caídos del Ejército rojo”. Franco decidió entonces alimentar su mausoleo también con restos de fosas de republicanos. Pero su discurso el día de la inauguración muestra que esa coincidencia no obedecía a un espíritu de reconciliación: “No sacrificaron nuestros muertos sus preciosas vidas para que nosotros podamos descansar. La antiEspaña fue vencida, pero no está muerta. Periódicamente, la vemos levantar cabeza”.
LOS RESTOS DEL DICTADOR
4. Preston es partidario de trasladar los restos del dictador fuera del Valle de los Caídos, como ha garantizado que hará el Gobierno. “Es una buena iniciativa, porque mientras estén los restos de Franco, seguirá siendo un lugar de peregrinaje para los partidarios de su dictadura”. Santos Juliá no cree, sin embargo, que se pueda convertir el Valle de los Caídos en algo diferente. “Es imposible resignificarlo, pero tampoco es lógico que siga significando lo mismo. El mejor destino de ese sitio es su ruina. No volarlo, sino dejar que se derrumbe, que el tiempo lo devore, después de exhumar el cadáver de Franco y entregar los restos a su familia. Los benedictinos podrían ir a otro monasterio”. El historiador considera que hay consenso suficiente para trasladar los restos del dictador. "Ni al PP se le ocurre ya utilizar a Franco o el lugar público que ocupa como parte de su proyecto político". Y es partidario de construir en otro enclave un memorial para todas las víctimas, tanto las que murieron en un campo como en otro. “Es una cuestión de Estado”, afirma. “Si no se pudiera identificar a todos [los enterrados en el Valle de los Caídos] individualmente y las familias quisieran, podrían ir a ese memorial. Ahí, por supuesto, no caben los restos de Franco, porque no es una víctima, es el vencedor de la Guerra, pero sí los que murieron en los primeros meses bajo la autoridad del Gobierno de la República. La democracia no puede hacer lo mismo que la dictadura: recordar solo a los suyos. Y eso no significa una equiparación de nada”.