Los cuadros del Thyssen se comen
Des tableaux dans l’assiette.
Manger un Miró, déguster un Mondrian, goûter à un Dalí est désormais possible ! Le Musée Thyssen de Madrid a en effet invité des célèbres chefs à élaborer des plats inspirés par quelques-unes des oeuvres de la pinacothèque. Leurs recettes picturales font l’objet d’un livre El Thyssen en el plato. Bon appétit !
El Museo Thyssen se une a la corriente culinaria de la mano de los grandes chefs de España. Además de ofrecer al visitante un recorrido gastronómico a través de algunas obras de la colección permanente y de tener en la tienda de la pinacoteca un rincón bautizado como Delicathyssen, en el que se incluyen productos locales, como aceite, chocolate, vino o conservas. A todo esto se suma una publicación, El Thyssen en el plato, un recetario configurado por 25 platos ideados por otros tantos chefs españoles, un diálogo entre arte y gastronomía, un viaje a través del gusto, entendido como sentido y como estética.
2. Los cocineros, entre los que se encuentran Andoni Luis Aduriz (Mugaritz), Víctor Arguinzoniz (Etxebarri), Juan Mari Arzak, Ángel León (Aponiente), Ricardo Sanz (Kabuki), Quique Dacosta o Diego Guerrero (DSTAgE), han recorrido las salas del Thyssen buscando inspiración en una pintura del museo. Cada uno de ellos ha elegido una obra y realizado una receta. No se ha buscado una traslación literal de la obra al plato, sino una inspiración que pudiera aparecer a través del tema de la obra elegida, la textura del material utilizado por el artista, los colores… Así, por ejemplo, Martín Berasategui se inspira en la obra de Jacob Philipp Hackert, Paisaje con el Palacio de Caserta y el Ve-
subio, para elaborar una receta de chuleta de cordero de leche con suero de parmesano, buñuelo y trigueros. El chef Quique Dacosta elige una obra de Max Beckmann, Quappi con suéter rosa, para montar un plato bautizado como flores raras, un postre con mango y lichis. Por su parte, Diego Guerrero ha encontrado inspiración para elaborar un kōji de pan de semillas de lino con anchoas en la obra El panadero, de Mijáil Lariónov. Sacha Hormaechea, del restaurante Sacha, se siente Pollock frente al cuadro Marrón y plata y pinta un lienzo con su versión de la tarta de queso. La obra del Thyssen que más ha impactado al chef del mar, Ángel León, ha sido Omega 5 (Objetos de imitación), de Paul Klee, en base a esta pieza ha elaborado una butifarra de lisa. Andoni Luis Aduriz se fija en una obra de Lucio Fontana, Venecia era todo oro, para elaborar un plato bautizado como Decadentia, una mousse de anguila ahumada y flores con tenedor de azúcar. Samy Ali, de la Candela Restó, se inspira en Verano en Nidden, de Pechstein, para hacer un cucurucho de champiñones, panceta y kimchi.
3. Cada cocinero explica, en un breve texto, por qué ha elegido esa obra y qué elementos del cuadro le han llevado a crear ese plato. En el prólogo, Guillermo Solana, director artístico del Museo, destaca el despliegue de la cocina como arte visual, “a través de una asombrosa variedad de maneras de servir el Thyssen en la mesa”. Y destaca algunos trabajos como la réplica que realiza Carme Ruscalleda, que recomienda incluso un plato rectangular “para recrear con más detalle” un MoholyNagy. O Paco Torreblanca con su tarta kandinskiana. O en un detalle en trompe l’oeil, como la piel de tigre de un cuadro de Dalí simulada con tinta de calamar sobre láminas de boniato fritas por Roberto Martínez Foronda. A todo esto, hay casos de heterodoxia, apunta Solana, como el Mondrian de ostras de Juan Mari y Elena y Arzak “donde juega un gran papel el color verde, rigurosamente proscrito por Mondrian”.