Vocable (Espagnol)

El Gobierno reaviva la división sobre la paz en Colombia

Des embûches pour l’applicatio­n des accords de paix.

- POR FRANCESCO MANETTO

Deux ans et demi après la signature d’un accord de paix jugé historique, la constructi­on de la paix est en danger en Colombie. Depuis l’arrivée au pouvoir en août 2018, du président Ivan Duque, la mise en oeuvre de l’accord de paix a été ralentie. Le président colombien compte ainsi modifier certaines dispositio­ns qui régulent le tribunal pour la paix, le JEP, qui était la véritable colonne vertébrale des accords de paix signés en 2016. Les anciens négociateu­rs sont particuliè­rement inquiets car la violence est en recrudesce­nce dans ce pays.

El manto de la polarizaci­ón ha vuelto a cubrir Colombia. La división sobre el proceso de paz y los acuerdos con las FARC alcanzados en 2016 nunca había desapareci­do del todo, pero, en los últimos meses, se mantuvo en el segundo plano de la rutina política, como ruido de fondo, en cualquier caso lejos de los vendavales del caso Odebrecht y de la grave crisis venezolana. La brecha está ahora de nuevo abierta. La decisión del presidente, Iván Duque, de reformar el tribunal encargado de juzgar los crímenes de la guerra reactivó ese debate que, en realidad, es más que una simple discusión. La impugnació­n parcial de un compromiso adquirido en La Habana por el anterior Gobierno de Juan Manuel Santos y la revisión de una ley ya examinada por la Corte Constituci­onal abren un escenario imprevisib­le.

2. Sobre el papel, lo que puede hacer temblar lo pactado con la antigua guerrilla son seis de los 159 artículos de la norma estatutari­a de la Jurisdicci­ón Especial para la Paz (JEP). Aparenteme­nte, un asunto menor, técnico e insuficien­te para despertar pasiones. No es así, porque en torno a ese sistema de justicia, que investiga a todos los actores del conflicto, de los exguerrill­eros a los militares, se ha construido el discurso de reconcilia­ción que da sustento a los acuerdos. En palabras de su presidenta, Patricia Linares, es "un tribunal de derechos humanos que aplica justicia restaurati­va". Una premisa necesaria para la transición, después de más de medio siglo de violencia, 250 000 muertos y ocho millones de víctimas.

3. Duque presentó hace dos semanas objeciones formales a la ley que reglamenta su funcionami­ento con la aspiración, aseguró, de mejorar el modelo y alcanzar un consenso entre todos. En al menos dos casos, estos reparos pueden tener consecuenc­ias en los delicados equilibrio­s del partido nacido del grupo insurgente, la Fuerza Alternativ­a Revolucion­aria del Común, que se sienta en el Congreso desde el pasado mes de julio. Esos puntos repercuten en la extradició­n de los excombatie­ntes —que actualment­e no se contempla si los encausados colaboran con el sistema de justicia transicion­al— y en los delitos cometidos después de la firma del acuerdo. En el trasfondo hay una controvers­ia, sobre todo política, que aún no está resuelta, ya que el excomandan­te de las FARC, Jesús Santrich, está detenido, desde hace un año, con la acusación de narcotráfi­co, y reclamado por la justicia de Estados Unidos.

REFORMA CONSTITUCI­ONAL

4. El sucesor de Santos también planteó una reforma constituci­onal que excluya, de la JEP, los crímenes sexuales contra menores, ponga negro sobre blanco la pérdida de todos los beneficios si hay reincidenc­ia de un delito y que transfiera a la justicia ordinaria los casos de conductas ilegales que se iniciaron antes del pacto y continuaro­n después. Han pasado siete meses desde que asumió el cargo y Duque había prometido que haría modificaci­ones a esta jurisdicci­ón. En rigor, no es una sorpresa. Sin embargo, el alcance de la decisión es impredecib­le por los efectos que

El manto de la polarizaci­ón ha vuelto a cubrir Colombia.

pueda tener en las filas de los exguerrill­eros, ya sumidas en el descontent­o. En opinión de los antiguos negociador­es de la paz, además, pone en entredicho la esencia de los acuerdos y entorpece el funcionami­ento del tribunal.

5. El presidente colombiano siempre ha sido muy crítico con el proceso de paz —fue portavoz de la campaña del no en el referendo del 2016—, aunque moderó su discurso durante la campaña electoral y en los primeros meses de su mandato. Finalmente, dio un paso que contenta al ala dura de su partido, el Centro Democrátic­o, y su fundador, el expresiden­te Álvaro Uribe, y que coincide con las críticas vertidas por el fiscal general, Néstor Humberto Martínez. En cambio, el procurador, Fernando Carrillo, considera que "objetar la JEP abre un debate inoportuno e inútil que desconoce el rol de la Corte Constituci­onal".

6. Mientras el alto tribunal optó por inhibirse a la espera de que el Congreso debata y se pronuncie sobre estas reformas, las consecuenc­ias inmediatas de las objeciones se sintieron en las calles de Colombia y en algunos organismos multilater­ales, empezando por la ONU. "Aliento al Gobierno implementa­r la Justicia Especial para la Paz de una manera integral y, en cuanto a la decisión presidenci­al de objetar seis artículos de la ley estatutari­a, animo al Gobierno y al legislativ­o, así como a todas las partes interesada­s, a discutir y revisar estos artículos de forma rápida", afirmó esta semana Michelle Bachelet, alta comisionad­a para los Derechos Humanos. También la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH) instó al Estado colombiano a actuar con rapidez.

JUSTICIA TRANSICION­AL

7. Miles de personas se han movilizado en defensa de la JEP, aunque el presidente afirmó el pasado mes de marzo, durante una visita a Chile, que "lo que se está dando en este momento en Colombia es una gran oportunida­d para un consenso institucio­nal, para un consenso político”. Su objetivo, asegura, es "avanzar hacia tener esa justicia transicion­al que nos una a los colombiano­s". "Estamos a tan solo seis artículos de lograr ese importante avance y eso es lo que me parece que tenemos que resaltar”, manifestó Duque. Sus palabras chocan, no obstante, con el clima de tensión que el anuncio de la reforma ha generado, despertand­o no solo la inquietud de sus magistrado­s sino avivando la polarizaci­ón de una sociedad ya muy dividida sobre la paz. estamos a tan (apoc. de tanto) solo seis artículos de lograr nous ne sommes qu'à six articles à peine d'obtenir / eso es lo que me parece que tenemos (tener) que voilà, me semble-t-il, ce que nous devons / resaltar faire ressortir / manifestó (manifestar) a déclaré / sus palabras chocan, no obstante, con ses paroles se heurtent, nonobstant, à / despertand­o (despertar) en suscitant.

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(Sipa) La polarizaci­ón en torno a la paz con la antigua guerrilla de las FARC, que se formalizó en 2016, se ha vuelto a instalar en Colombia.
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(Sipa) El actual presidente colombiano, Iván Duque.

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