"No estoy a la misma distancia de Unamuno que de Franco”
« Je ne suis pas à la même distance d'Unamuno que de Franco »
Quinze ans après Mar adentro, son dernier film espagnol et après plusieurs grosses productions internationales (The Others, Agora, Régression), le cinéaste Alejandro Amenábar se replonge dans un univers espagnol avec Lettre à Franco (le 19 février sur les écrans). Il y brosse le portrait du philosophe et intellectuel Miguel de Unamuno confronté à sa prise de conscience, alors qu’il était recteur de l’université de Salamanque en 1936, de la barbarie de l’insurrection militaire menée par les phalangistes.
Con Mientras dure la guerra, Amenábar recupera desde una premeditada mesura el episodio del enfrentamiento de Unamuno y Millán-Astray en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca y con él, la rivalidad entre las dos Españas: “He escrito en conciencia, sin querer ofender a nadie”.
2. Ese anhelo del cineasta de “ser justo” ha provocado en el pasado Festival de San Sebastián reacciones a favor y otras, bastantes más, en contra. ¿Qué significa ser justo cuando en un lado hay miles de muertos? ¿Es justicia mostrar la faceta humana de Franco más subrayada que la de asesino? 3. Con Karra Elejalde en el papel de Unamuno y Eduard Fernández, soberbio, como siempre, interpretando a Millán-Astray, la película se desarrolla en el verano-otoño de 1936. Tras el apoyo público a los militares que se alzaron contra la República, el intelectual comprendió la auténtica barbarie de los sublevados y en un arriesgadísimo acto de coraje se enfrentó públicamente al fundador de la legión, a Franco y a todos sus secuaces. La respuesta a su famoso “Vencer no es convencer” fue el siniestro grito de los legionarios: “¡Mueran los intelectuales traidores!”.
4. Con la película, Amenábar vuelve a rodar en España, aunque asegura que se trata de una circunstancia “coyuntural”. “A mí lo que me guían son las historias. Yo no conocía el episodio de Unamuno en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca y, al descubrirlo, empecé a rascar y a investigar. Allí había una muy buena historia”. Un gran relato que él, con el coguionista Alejandro Hernández, ha manejado desde una intencionada moderación que podría resultar bastante temeraria en la España de bandos de este 2019.
5. P.: Hay cierta contención en el retrato de las dos Españas de la película, ¿eso quiere decir que con ella tiene intención conciliadora? Alejandro Amenábar: No quería forzar nada para facilitar una lectura contemporánea. Al investigar descubrí que Unamuno fue uno de los ponentes del Estatuto de Catalunya, padre de la República y uno de los primeros en desencantarse de ella. Tengo la sensación de que España, en esa época, fue una especie de campo de ensayo de la II Guerra Mundial. Y, desde luego, ya
lo entendí haciendo Ágora, la historia siempre se repite. Ahora vuelven los extremismos y los políticos radicales, y en este contexto yo sigo creyendo que me parece muy sano discutir las cosas evitando los baños de sangre. Debemos asumir que en una democracia es lógico que otros piensen y voten distinto que tú.
6. P.: Unamuno y su colega Salvador Vila lo hacían. A.A.: Sí, por eso esa escena de discusión política entre ambos. Querría que se identificaran las dos Españas.
7. P.: En cuanto al discurso de Unamuno en el Paraninfo, muchos de los que conocen el episodio creen que lo que escribió Luis Portillo en la revista Horizons es lo que sucedió al pie de la letra. ¿Qué van a decir cuando vean la película?
A.A.: Para la secuencia del discurso lo hemos leído todo, por supuesto, en la película no está la reproducción exacta de lo que se dijo ni la mención que hizo Unamuno a José Rizal, que fue lo que de verdad cabreó a Millán-Astray, porque entonces hubiera tenido que explicar la independencia de Filipinas, el espectador de hoy no lo hubiera entendido. Pero es cierto que Unamuno la lió bastante parda y negarlo sería irresponsable e injusto. Las palabras de “venceréis, pero no convenceréis” las dijo, pero parece que no exactamente así. Y Millán-Astray no gritó “¡Viva la muerte!”, eso lo gritó un legionario que había en la sala. En realidad, parece que gritó “¡mueran los intelectuales traidores!”.
8. P.: Ahora que menciona a los legionarios, ¿sigue cargando contra usted la Plataforma Patriótica Millán-Astray? A.A.: Sí. Yo les invitaría a que fueran a ver la película. Millán-Astray era un showman, pasaba por todo menos desapercibido, tenía un temperamento volcánico, pero no era ningún tonto.
9. P.: ¿Y Franco? En la película es un tipo calmado y amable con su familia. A.A.: Había una escena de Franco hablando en inglés, que lo hablaba muy mal. Testando la película con grupos se percibió que me reía de él, así que lo quité. Es un personaje que me ha resultado muy interesante, porque hay distintos Francos, el que tenemos en la cabeza, el Franco entelequia… Había que acotar el personaje.
Franco era un hombre astuto y sin las maneras fascistas de Hitler y Mussolini. Al mostrar la película a grupos nos dimos cuenta de que era en los extremos donde estaban las reacciones más negativas.
10. P.: La película habla de varias cosas, ¿alguna le interesa más? A.A.: Más que de ideologías o prejuicios, creo que apela a algo más. Habla de la identidad, las banderas, los himnos… En este país tenemos una especie de orfandad de identidad. Por eso la película empieza y termina con una bandera bien grande.
11. P.: También reivindica el derecho a dudar, ¿no? A.A.: Sí. La contradicción me resulta muy atractiva, creo que en la vida es la duda la que te hace humano y te permite crecer, porque accedes a más información. Unamuno se contradijo a sí mismo, dudó, y eso me parece conmovedor, sobre todo porque lo hizo en el momento más inoportuno. Y me pregunto: yo qué haría, ¿daría la cara como él?
OSUR LE BOUT DE LA LANGUE cf. § 7 “la lió bastante parda” Attention à ne pas oublier l’accent graphique sur lió ! A ne pas confondre avec un lío, qui signifie "problème" en espagnol. A ne pas confondre non plus avec la première personne du présent de l’indicatif (yo lío).