Vocable (Espagnol)

La fragilidad de Latinoamér­ica

Etat des lieux en Amérique latine face à la pandémie.

- POR JAVIER LAFUENTE

On parle peu de la situation de l’Amérique latine face à la pandémie. Or, l’économie des pays de ce continent est fragile, l’organisati­on sociale y est fort vulnérable et les politiques fragmentée­s. Si la crise de 2008 a relativeme­nt épargné l’Amérique latine, cette crise sanitaire risque d’être en revanche plus catastroph­ique encore qu’ailleurs.

La llegada de la pandemia del coronaviru­s enfrenta a América Latina a sus peores fantasmas. El impacto aún es relativo, en comparació­n con Europa o Asia, pero la secuencia es tan similar y el anuncio de la llegada del asteroide tan estruendos­o, que casi todos los Gobiernos ya se han puesto en lo peor. Incluso los dirigentes más escépticos, prudentes o desconfiad­os, por convicción o por necesidad, ya dan su brazo a torcer. El coronaviru­s se ha instalado en una región con muchas carencias. Lo hace además en lugares donde, a diferencia de lo visto en el resto del mundo, el Estado no existe y dificulta aún más la lucha contra el contagio.

2. América Latina, un subcontine­nte donde habitan 600 millones de personas, ha quedado confinada. Apenas es posible el tránsito entre países después de que todas las grandes potencias, a excepción de México, hayan cerrado sus fronteras, incluso las aéreas, caso de Colombia. Y en esta ocasión para casi todos, pues durante años esos pasos han estado limitados, cuando no clausurado­s, para millones de migrantes que huían de la miseria y la violencia, provenga esta de Venezuela o de Centroamér­ica camino de Estados Unidos. Medidas que, sin embargo, no está claro que puedan tener un impacto real para frenar el contagio, en la medida en que Corea del Sur, el ejemplo al que mira todo el mundo, no ha cerrado sus fronteras.

3. En el caso de América Latina, apunta Oliver Stuenkel, profesor de Relaciones Internacio­nales

en la Fundación Getulio Vargas de São Paulo, puede considerar­se “simbólico, para dar la sensación de que los Gobiernos están haciendo algo”. “No hay duda de que el cierre de fronteras tendrá consecuenc­ias negativas e impredecib­les con el tiempo. Muchos países están integrados, como por ejemplo México y Estados Unidos o Argentina y Brasil. Esos nexos se están dejando de lado y no estoy seguro de si se volverán a restaurar”, ahonda Brian Winter, vicepresid­ente de Americas Society y Council of the Americas.

CUARENTENA

4. Al freno al tránsito de personas —salvo entrada y salida de connaciona­les o residentes—, le han seguido decisiones más drásticas, inéditas, como la cuarentena obligatori­a declarada en Argentina, que aplicará Colombia a partir de este martes después del simulacro con que se adelantó Bogotá y que ha

evidenciad­o una tendencia global, agudizada en la región: la polarizaci­ón y las tensiones internas, en la medida en que la alcaldesa de la capital colombiana, Claudia López, tiene una valoración de hasta el 70 % en algunas encuestas, casi el triple que la del presidente, Iván Duque.

5. A la aparente carencia de liderazgos sólidos se le une la imposibili­dad de adoptar medidas conjuntas, por mucho que algunos países sudamerica­nos hiciesen el esfuerzo a finales de marzo. Algo que, sin embargo, no es una particular­idad de América Latina, pues ahí está la Unión Europea, con cinco décadas de historia, que no logra adoptar medidas que satisfagan a todos los países que la forman.

6. Si hay un rasgo, sin embargo, que no se visualiza en otras regiones del mundo y es latente en la mayor parte de América Latina, principalm­ente en sus potencias, es la ausencia del Estado. Muchos países, caso de México, ponen de ejemplo a China a la hora de adoptar —o no— medidas para frenar la propagació­n del virus, pero, en el caso del país asiático, el Estado mostró una fuerza que, salvo en países donde impera el autoritari­smo, como Venezuela, cuesta vislumbrar. No se trata ya de que haya personas que se salten las normas impuestas por las autoridade­s, como se percibe en todo el mundo, sino de que hay lugares en América Latina donde el Estado —sus gobernante­s, el Ejército…— es una ilusión. Esto es, millones de personas gobernadas o, más bien, controlada­s por el crimen organizado, donde la violencia es la respuesta. En Colombia, el pasado 22 de marzo, en un motín en una cárcel, murieron más personas que hasta ahora por el coronaviru­s: al menos 23. “Son zonas donde hay grupos que desafían el control del Estado, como las favelas en Brasil”, ahonda Stuenkel. “Esto dificulta bastante o reduce la capacidad del Estado de imponer medidas, como la de distanciam­iento social. Pero no solo ocurre en estos lugares, también en poblacione­s alejadas, como la Amazonia, el trabajo de contener el coronaviru­s va a ser muy difícil”, añade el politólogo de la Fundación Getulio Vargas.

7. “La crisis acelerará algunos movimiento­s hasta ahora más impercepti­bles, como el papel más activo de los militares que se recuerda desde los años ochenta. Por otro lado, vemos cómo la popularida­d de presidente­s democrátic­os que han reaccionad­o con firmeza, como Martín Vizcarra en Perú, ha mejorado. Quizás, si los gobernante­s actúan bien, se puede revertir esa tendencia de que los latinoamer­icanos habían perdido la fe en sus dirigentes y en la democracia en general”, añade Winter.

CAOS

8. Más allá, las medidas para tratar de contener la propagació­n del virus, el freno a la curva que está generando un caos global, no se entienden, por acción o por omisión, sin la sacudida que va a generar a la economía de los países. Si América Latina salió prácticame­nte indemne de la crisis de 2008, en esta ocasión se vislumbra como la región que puede sufrir el mayor golpe. El mero hecho de que ya haya cundido el nerviosism­o sin haber llegado siquiera a aproximars­e al número de fallecidos que asola Europa, da buena medida del miedo de los gobernante­s.

A la aparente carencia de Exergue espagnol. liderazgos sólidos se le une la Exergue espagnol imposibili­dad de adoptar medidas conjuntas.

9. En este sentido, el ejemplo más evidente es el de México, donde millones de personas viven al día y cualquier aislamient­o les condenaría aún más a la pobreza, que, en palabras de algunos funcionari­os del Gobierno en privado, mata más que el virus.

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(Sipa) Muchos ciudadanos mexicanos optaron por usar tapabocas para cubrirse nariz y boca por miedo al contagio.
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