Nüwa, la « capital de Marte » que habla español
Et si coloniser la Planète Rouge était possible ?
Coloniser Mars relève-t-il de la science-fiction ? Rendre la Planète Rouge habitable est un défi que la Mars Society se promet de relever. Cette organisation internationale ayant pour but de promouvoir l’exploration spatiale sur Mars vient de sélectionner un projet catalan de « terraformation »… Au-delà du défi spatial, c’est aussi une manière d’élargir nos perceptions des modèles de la Terre…
Cinco núcleos urbanos, un millón de habitantes y una nueva concepción de sociedad eclosionada más allá de las fronteras terrestres. Ese es el resumen del ambicioso proyecto Nüwa que decenas de científicos, ingenieros y arquitectos de todo el mundo han diseñado para esbozar la no tan lejana colonización humana de Marte. Capitaneados desde España por el Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña (IEEC), un órgano ligado a la Generalitat y al CSIC, su propuesta de "capital marciana" se colocó entre las diez primeras en un concurso con 175 propuestas organizado por la influyente entidad estadounidense Mars Society, con sede en Lakewood, Colorado.
2. «Un grupo de profesionales multidisciplinares alemanes, austriacos, ingleses y norteamericanos ya estábamos trabajando en la idea de un asentamiento sostenible fuera de la tierra; en la luna, o en un asteroide cuando se abrió el concurso internacional», relata a ABC Miquel Sureda, ingeniero aeroespacial y miembro del equipo impulsor de Nüwa. El entusiasmo colectivo y el confinamiento acabaron de poner en órbita una iniciativa que no solo expone cómo debería ser la futura capital del planeta rojo, sino que también ha diseñado la dieta, las rutinas y hasta el sistema político de esta nueva sociedad humana y a la vez extraterrestre. «Mucho de lo que hemos pensado también es aplicable a la tierra, sobre todo el esfuerzo por la sostenibilidad y la eficiencia», resalta Sureda.
UNA DIETA SIN CARNE
3. Utilizando todos los conocimientos ya disponibles sobre la geografía y el funcionamiento de Marte, lo cierto es que el plan de los científicos españoles abarca casi todos los aspectos de la vida, de lo más básico a lo aparentemente banal. El agua se obtendría del argiloso suelo del planeta y el oxígeno se generaría gracias a microalgas. Una vez producidos, ambos elementos se reciclarían hasta (casi) el infinito. Más curioso ha sido ambicionar cómo debería ser la pirámide nutricional de los futuros colonos. Su dieta, según el proyecto Nüwa, no contaría con carne de animales voluminosos como vacas o cerdos, considerados demasiado contaminantes.
4. Sin jamón ni embutidos, los habitantes deberían conformarse con una dieta rica en verduras (con un puñado de distintas semillas se podría trasladar la dieta mediterránea a otra galaxia, defienden desde el IEEC) y en la que también tendría cabida el pescado. Ganarían también protagonismo las setas, las carnes
«celulares» artificiales y las proteínas generadas por los insectos. «Las algas son muy proteicas, y además sirven para generar oxígeno y renovar el CO2 generado por la población», defiende Sureda.
AUTOSUFICIENTE
5. Lo cierto es que en Nüwa casi todo tiene una doble función. No en vano, sus impulsores pretenden generar un modelo capaz de transitar rápidamente hacia su «autosuficiencia», sin depender de suministros ni materiales llegados de la Tierra. «Generar una sociedad autónoma en Marte crearía tecnologías que ayudarían a la Tierra a trabajar sus actuales problemas de sostenibilidad. Es paradójico pero emigrar a Marte es la mejor forma de poner las bases para una vida viable en nuestro planeta», reconoce el ingeniero y físico de la Universidad Politécnica de Cataluña.
6. Poniendo negro sobre blanco sus ideas, los propulsores de la conquista de Marte han concebido un asentamiento basado en cinco núcleos de unos 200 000 habitantes. Su fisonomía se basaría en un sistema de túneles verticales y horizontales que generarían galerías pobladas en su interior. «El reto era diseñar una urbe con todo el bienestar de una ciudad moderna que fuera también capaz de obtener todos los recursos a nivel local», señala a su vez el investigador del Instituto de Ciencias del Espacio-CSIC, Guillem Anglada-Escudé.
MACROURBES SEMISUBTERRÁNEAS
7. El resultado, según los bocetos disponibles, serían macrourbes semisubterráneas con galerías de 20 metros de diámetro y hasta 300 metros de profundidad. En su interior, espejos rebotarían la luz natural de la entrada hasta la profundidad de unas cuevas que protegerían a los habitantes de la inclemencia del clima y la radiación de Marte. Cada ciudad tendría placas solares y reactores nucleares para garantizar el suministro eléctrico, zonas de ocio como parques y cines, espacios para el trabajo —que sería mayormente robotizado para ahorrar mano de obra—, cultivos y plantas de reciclaje. «El fondo de la ciudad no es muy diferente a la de una urbe en la tierra. La organización del día a día sería parecida, con viviendas familiares y un sistema de transporte de trenes y ascensores», defienden sus impulsores. 8. Una vez perfilado el plan, el reto de Nüwa es trasladarlo a la realidad. A la espera de que la Nasa y la Agencia Espacial Europea concreten sus planes para el planeta rojo, considerado el más cercano y habitable de los astros cercanos a la Tierra, sus impulsores están ahora en la fase de buscar financiación para desarrollar un «demostrador» de sus ideas. Un espacio en el que testar las tecnologías que, algún día, conformarán el día a día de los futuros marcianos.
UNA CIUDAD SUBTERRÁNEA Y AMABLE PARA 200 000 HABITANTES
9. Los propulsores de la conquista de Marte han concebido una asentamiento basado en cinco núcleos de unos 200 000 habitantes. Su fisonomía se basaría en un sistema de túneles verticales y horizontales que generarían galerías pobladas en su interior. «El reto era diseñar una urbe con todo el bienestar de una ciudad moderna que fuera también capaz de obtener todos los recursos a nivel local», señala a su vez el investigador del Instituto de Ciencias del Espacio-CSIC, Guillem Anglada-Escudé. Los bocetos muestran galerías de 20 metros de diámetro con espejos que rebotarían la luz natural a unos habitantes protegidos del clima y la radiación de Marte. Cada ciudad tendría placas solares y reactores nucleares para garantizar la energía, zonas de ocio y trabajo, cultivos y plantas de reciclaje.