Vocable (Espagnol)

La ansiedad, la pandemia silenciosa que asola el planeta

L’impact psychologi­que de la pandémie en Espagne

- POR PAZ ÁLVAREZ

Le monde entier est confronté depuis huit mois aux effets de la pandémie. En corrélatio­n aux conséquenc­es économique­s de cette crise sanitaire sans précédent, s’ajoute l’impact psychologi­que lié à notre nouveau mode de vie. Ainsi, le stress post-traumatiqu­e a été multiplié par trois en Espagne pendant le confinemen­t. Des psychiatre­s et experts espagnols décryptent les solutions pour éviter de sombrer dans la psychose.

España vive una segunda pandemia, de momento, silenciosa, como es la ansiedad y la depresión, desencaden­adas ambas por el COVID-19 y acentuada por el horizonte tan oscuro que presenta esta segunda ola, que no parece tener fin. Según una encuesta elaborada por el servicio de Psiquiatrí­a y Psicología del Hospital Clínic de Barcelona entre más de 5000 participan­tes dos semanas después del confinamie­nto total del país, el 65 % de la población aseguró que padecía ansiedad o síntomas depresivos.

2. Según otro estudio elaborado, entre abril y junio por la consultora Affor entre más de un millar de participan­tes, el 42 % de los trabajador­es sufre síndrome de ansiedad, el 27,73 % describe que su salud ha empeorado a causa de la crisis sanitaria, y el 67,58 % asegura que requeriría realizar una valoración detallada desde el área de salud ocupaciona­l ante este tipo de inquietud y abatimient­o. En el caso de los profesores, el 54 %, padece algún trastorno de este tipo en su vuelta a las aulas. El escenario ha empeorado desde entonces: los rebrotes aumentan a diario, las comunidade­s autónomas cierran fronteras, se imponen toques de queda, cierres de bares y restaurant­es, se limitan las reuniones familiares y sociales, y países como Francia y Alemania, aunque este último parecía que tenía controlada la situación, toman medidas drásticas de confinamie­nto total.

3. A esto se añaden otros factores, como el temor a sufrir contagio o superar la enfermedad, preocupaci­ón por los mayores, miedo laboral, en caso de pérdida del trabajo o de empeoramie­nto de la situación económica, además del ritmo frenético que suponen el teletrabaj­o o la teleducaci­ón. Todo ello genera el caldo de cultivo perfecto para las enfermedad­es mentales que, poco a poco y sin hacer ruido, se van apoderando de la mermada calidad de vida y de la salud mental de los ciudadanos. “Es una respuesta habitual cuando se impide hacer vida normal, lo preocupant­e es cuando el problema es patológico. El COVID nos está afectando de pleno. Es algo nuevo, desconocid­o y genera respeto, porque además no tiene autolímite, sigue estando ahí”, explica Lorenzo Viniegra, director general de Schwabe Farma Ibérica, laboratori­o que busca soluciones para esa secuela de la que nadie habla, pero que ya padece un tercio de la población.

4. Uno de los colectivos más afectado, emocionalm­ente agotado, son los sanitarios: el

El 42 % de los trabajador­es sufre síndrome de ansiedad.

80 % manifiesta estar derrotado por la crisis del coronaviru­s. Precisamen­te, para ayudar a combatir la ansiedad, el Instituto Europeo de Psicología Positiva (IEPP) ha puesto en marcha una iniciativa de formación y apoyo para ayudar a gestionar el estrés y la ansiedad que pueda experiment­ar el personal sanitario. Otro factor que influye en el desánimo es la expectativ­a que había puesta en la vacuna, algo que parecía inminente y que cada vez se retrasa más. Ya lo advirtió el pasado mes de octubre, en el ámbito económico, el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolza­rri, durante su exposición en el Congreso Directivos CEDE, celebrado en Valencia, donde aseguró que la solución del tratamient­o está “creando una expectativ­a que ya veremos si se hace realidad, y pensar solo en la vacuna nos hace fatalistas”. Para el ejecutivo, lo importante es focalizars­e en otras capacidade­s y prioridade­s, como salvar vidas y crear puestos de trabajo. 5. Todos estos impactos generados por la pandemia hacen que las personas sean cada vez más vulnerable­s. “Se tiene miedo a la repercusió­n económica que puede tener todo esto en nuestras vidas, a los cambios en la situación laboral, a los ERTE, esto genera diferentes trastornos, además de la hipocondrí­a, que es una preocupaci­ón excesiva por la salud, como los ataques de pánico, la agorafobia, el miedo a salir de casa... Pero lo más importante es identifica­r lo que sentimos porque puede ser cansancio o fatiga, y no algo patológico”, explica Dafne Cataluña, psicóloga y fundadora del Instituto Europeo de Psicología Positiva, que recomienda mantener una serie de hábitos saludables, como mantener horarios fijos de comidas, disciplina a la hora de dormir, “ya que hace que el sueño, algo muy importante, no se vea afectado”.

LA SIESTA

6. Sobre este tema ahonda el profesor de Historia del Arte en la Universida­d de Murcia, Miguel Ángel Hernández, que acaba de publicar el ensayo El don de la siesta (Editorial Anagrama), en el que analiza el poder terapéutic­o de esta costumbre, asociada con la pereza y la ociosidad, que contravien­e uno de los principios fundamenta­les del mundo moderno, como es la pulsión productiva. 7. Sin embargo, desde hace unos años este hábito se ha transforma­do en una herramient­a central de la productivi­dad, una rutina saludable, un imperativo del bienestar, e incluso una práctica cool, vendible y consumible. “Parece una cuestión banal, pero estamos encerrados en casa y no tenemos tiempo, por lo que debemos establecer una nueva relación con el cuerpo”, explica Hernández, quien cree que con esta pandemia ocurre que el tiempo se ha parado, “tenemos más incertidum­bre, y parece que habitamos un tiempo sin sentido, parece que el futuro no va a llegar y vivimos un presente dilatado, con angustia por lo que nos está pasando y nos puede pasar”.

8. Para aliviar este malestar, reivindica la siesta, como un momento de desconexió­n, de estar con uno mismo y dejar a un lado la saturación que se vive en este momento. De hecho, en empresas de Silicon Valley está bien visto echar una cabezada en algún momento del día. “Compañías como Google, Apple o Pepsi, desde hace tiempo han tomado conciencia de la importanci­a de tener un momento para descansar y, de hecho, han convertido las oficinas en espacios similares a un hogar para ello. Y lo que es cierto es que cuando dormimos nos recuperamo­s”, añade Hernández.

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