Los nuevos nómadas laborales
Les nouveaux nomades du travail
Le retour d’une nouvelle émigration économique
Au plus fort de la crise de 2008, des milliers de jeunes ingénieurs, architectes, infirmiers espagnols partaient vers l’Europe du Nord en quête d’un meilleur avenir. Dix ans après cette « fuite de cerveaux », on constate une nouvelle émigration économique espagnole, celle des jeunes travailleurs manuels. Analyse.
El fenómeno del fontanero polaco en Reino Unido ha mutado. Ahora se busca al fontanero español, mano de obra barata que emigra a un país de la llamada 'Europa rica' en busca de tres cosas: calidad de vida, nula tasa de paro y, sobre todo, capacidad de progresar. Ese sueño antiguo de la persona que entraba a trabajar como botones en el Banco Santander y podía acabar como
1. el fontanero polaco le plombier polonais / ha mutado a mué / se busca a on cherche / barato bon marché / la llamada Europa rica l'Europe dite riche / en busca de en quête de / nula tasa de paro taux de chômage nul / que entraba a trabajar qui commençait à travailler / como botones comme groom / presidente de la entidad, hace décadas que se esfumó en nuestro país. En este siglo XXI el personal no cualificado —albañiles, electricistas, transportistas y cuidadores— no ven ninguna opción de progresar en España y de pasar de mil, mil doscientos euros en el mejor de los casos. A ello se une que desde fuera se les recluta. En países volcados en sacarse titulaciones superiores como Alemania hay una gran crisis de los oficios y lanzan la caña a jóvenes españoles con talento para las profesiones más manuales. Esta nueva corriente migratoria se suma al flujo de «cerebros» fugados en los estertores del siglo XX y que la crisis de 2008 agudizó. La pandemia de coronavirus, definitivamente, ha acabado por arrebatarles las oportunidades de futuro. Son los nuevos «nómadas laborales».
HISTORIA
2. Así los bautiza el geógrafo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Ángel Paniagua. El español, maltratado por el mercado de trabajo nacional, ve ceros en los honorarios que le ofrecen fuera que son impensables aquí. El catedrático de Historia y Movimientos Sociales de la Universidad CEU San Pablo, Juan Carlos Jiménez, reflexiona: «Mi tío emigró como carpintero a Australia en los años 60 y ahora veo cómo mis descendientes están dispuestos a hacerlo de nuevo, a irse». «Esa emigración de la década de los 50 y 60 desplazó a un volumen extraordinario de personas, uno, dos y hasta tres millones. Aquel éxodo permitió que la economía española no tuviese paro». «En el momento actual, pese a la salida de gente, aquí sigue habiendo mucho paro, lo que indica la escasísima dinámica de la realidad española», contrapone.
3. Tanto él como su compañero del CEU, el economista Juan Luis Santos, se rinden a la
evidencia de que «en 2020 el modelo es la idea de Europa como mejora de la calidad de vida». «También es un problema de percepción, pero el joven español comprueba que las condiciones de la clase media se van deteriorando e intuyen que no va a mejorar en un año y medio. La percepción es que aquí se contrata a ingenieros por 1200 euros y que las cosas no van a mejorar, así que se van fuera contratados por tres veces más». Lo que está sucediendo es que «estás expulsando a decenas de miles de personas del circuito económico. El mercado tiene un tope por debajo y, cuando se llega, se sale del sistema», dice el catedrático.
«ATRACCIÓN», NO EXPULSIÓN
4. Juan, Maribel y Mercedes no compartían nada hasta hoy. Madrileño de 27 años, granadina de 28 y paraguaya de 19, tienen raíces y querencias muy diferentes, pero sus cursos vitales se han emparejado en el momento en el que han visto más oportunidades fuera de nuestro país que dentro. Por eso, sus destinos podrán cruzarse en algún lugar de Alemania o Países Bajos, dos de los países adonde en este siglo XXI se están yendo más jóvenes españoles atraídos por nuevas ofertas laborales, mucho más jugosas que en España y donde solo se exige superar un examen del idioma (y, en algún caso, tener el carné de conducir, acota el profesor Santos). El economista subraya que esa es la palabra clave: factores de atracción hacia lo de fuera, y no de expulsión del suelo español, que fue lo que provocó la migración española de mediados del siglo pasado.
5. El otro y más reciente éxodo migratorio estrenó el siglo con una fuga de cerebros masiva que podría haber arañado a nuestro país, según las estadísticas, un millón largo de ciudadanos formados y altamente cualificados, sobre todo del ámbito biosanitario y tecnológico, afirma el demógrafo y presidente de la UNIR (Universidad Internacional de La Rioja), Rafael Puyol. Pero la nueva tendencia ha ido creciendo desde la crisis de 2008 e incluye ahora a ciudadanos no titulados que no absorbe el mercado laboral español. Son, especialmente, personas de 25 a 34 años, aunque en los últimos años ha ganado peso el grupo de 35 a 49, especifica Sergi Vidal, profesor del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona. Se busca de todo: albañiles, fontaneros, conductores de autobús, carpinteros y cuidadores. El geógrafo Paniagua, quien siempre ha manifestado a ABC su preocupación por el «vaciamiento» de zonas rurales de la Península, no oculta esta otra. «Lo importante es que un país genere suficientes y dignas oportunidades de trabajo. España no lo logra».
6. La diferencia con anteriores movimientos poblacionales también estriba en el retorno: entre un 20 y un 50 % de los emigrantes jóvenes han vuelto a los cinco años, estima el profesor Vidal. Pero ahora, asume Paniagua, «muchos de los que se van ya no tienen horizonte de regreso al país. Quizás ni deseo. Esto está dando lugar a fenómenos de procesos de gentrificación en el destino; conexión de nacionales expatriados para generar redes que mantengan un cierto arraigo cultural, sobre todo en ciudades medias o pequeñas».