RAFAEL GUASTAVINO: EL ARQUITECTO QUE REINVENTÓ NUEVA YORK
Rafael Guastavino : l'architecte qui réinventa New-york
3. "Descubrimos nuevos proyectos todos los años, tal vez de la misma manera que Colón descubrió América", cuenta John Ochsendorf, profesor del MIT de Boston y responsable de la exposición itinerante sobre el arquitecto español que en 2012 despertó la fiebre Guastavino. Desde entonces, se han multiplicado los artículos y mapas que catalogan sus obras. En Nueva York se derribaron al menos 32 de sus edificios como las cocheras de la joyería Tiffanys, el original hotel Ritz-Carlton o los baños públicos de la calle 28 en el barrio de Chelsea.
4. "Aún se destruyen algunos", lamenta el experto, que se dedica a buscar y clasificar las obras en las que participó el español que patentó en 1885 su sistema de arcos con azulejos. Mientras en EE. UU. crece su popularidad hasta el punto de que sus admiradores se reconocen bajo el nombre de guastafarians, en España su figura es casi desconocida. Las primeras citas en los libros de arquitectura datan de 1970. Hasta que en 2016, el documental El arquitecto de Nueva York dirigido por Eva Vizcarra, y que ganó el Delfín de Oro en Cannes, lo puso ante los focos.
LA GRAN ESTAFA Y UN NUEVO MUNDO DE POSIBILIDADES
5. Guastavino escapó de Barcelona en 1881 tras montar un fraude piramidal con pagarés para sufragarse el viaje a Estados Unidos. A partir de ahí, perdió todo contacto con su país natal. Fue un buscavidas, excéntrico, mujeriego y comerciante sin igual. Llegó con 39 años, sin hablar inglés, un hijo de nueve años, su amante, las dos hijas de esta y los 40 000 dólares de la estafa en el bolsillo. Había dejado tras de sí una carrera consolidada con obras como la fábrica textil Batlló o el Teatro La Massa, en Vilassar de Dalt.
6. Se encontró con una ciudad en plena ebullición. Se multiplicaban los comercios, las fábricas y los inmigrantes que no paraban de llegar desde todo el mundo. Pero con un problema, los incendios que ponían en duda la seguridad de las estructuras de madera con las que se construía, algo que preocupaba especialmente tras el gran incendio de Chicago (1871). Él tenía la solución y para demostrarlo lo hizo a la manera tradicional valenciana. Construyó una bóveda en la calle, llamó a la prensa y le prendió fuego para demostrar su resistencia.
7. Su performance no convenció al principio. La primera oportunidad la encontró en Boston.