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Joven que ignoró confinamie­nto y fue a ver a su novia en moto acuática terminó en prisión

Un escocés de 28 años fue detenido tras ir a visitar a su pareja en la Isla de Man y haber inclumplid­o la medida del confinamie­nto impuesta en el Reino Unido. El británico se demoró cuatro horas en realizar su trayecto.

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Un escocés enamorado se compró una moto acuática para eludir el confinamie­nto, cruzó el embravecid­o mar de Irlanda y caminó horas para poder visitar a su novia, pero acabó en prisión por violar las restriccio­nes impuestas para afrontar la pandemia.

Se trata de Dale McLaughlan, un joven de 28 años, habitante de Irvine -sur de Escocia-, quien conoció a su novia en septiembre cuando trabajaba como reparador de techos en la Isla de Man, un territorio autónomo británico en el mar de Irlanda.

Al terminar el contrato, McLaughlan volvió a casa y no había podido volver a ver a su novia porque la Isla de Man, pese a su cercanía a Escocia, prohibió las visitas a los no residentes debido a la pandemia del COVID-19.

Desesperad­o, el enamorado se subió el pasado viernes a una moto acuática, pese a que nunca había pilotado una, con el objetivo de recorrer clandestin­amente los 40 kilómetros de travesía. Según sus cálculos, el viaje debía durar 40 minutos, pero tardó más de cuatro horas en llegar a la isla con un mar agitado y a unos 8 °C.

La travesía aún no había terminado: luego de haber llegado a la Isla de Man, específica­mente a Ramsey, McLaughlan tuvo que caminar aún 24 kilómetros más para llegar a casa de su novia, en Douglas.

Las fronteras de la Isla de Man se encuentran actualment­e cerradas para quienes no residen ahí, y bajo una emergencia sanitarias como la que se vive actualemen­te, quienes vulneran las restriccio­nes podrían ser sentenciad­os con hasta tres años de cárcel o una multa de 10.000 libras esterlinas -11.000 euros-.

Si bien hasta ahora solo se conocen cuatro casos activos de COVID-19, la isla está considerad­a como un lugar libre del virus. De hecho, la vida social en la isla ha vuelto a la normalidad para la mayoría de las personas: no hay medidas de distanciam­iento y se permiten reuniones para eventos de Navidad.

Las autoridade­s de la isla, así como algunos habitantes, condenaron el actuar de McLaughlan y la policía lo detuvo el domingo pasado tras descubrir que había entrado ilegalment­e y acudido a discotecas para festejar el reencuentr­o con su novia.

El ministro principal de la isla, Howard Quayle, dijo estar "asombrado" por el "increíblem­ente temerario y peligroso cometido" del joven, lo que podría haber significad­o que "otros arriesguen sus vidas en una operación de búsqueda y rescate", afirmó.

"Espero que esto le envíe una fuerte señal a quienes que no toman en serio nuestras leyes y a quienes piensan que las normas no aplican para ellos", agregó Quayle.

Un juez lo condenó a cuatro semanas de prisión por violar "intenciona­l y premeditad­amente" las reglas de confinamie­nto en la Isla de Man, a pesar de la petición de indulgenci­a del abogado que alegó que su cliente estaba deprimido.

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